Por Jesús Montejano
(Delegación de Piedad Popular, Cofradías y Hermandades)
El mes de mayo. Según costumbre en occidente, está dedicado a María. Durante treinta Días la figura de María está más presente en la Liturgia, en los santuarios, en los colegios, en la devoción personal,…
La figura de María durante este mes nos recuerda que ella es la mejor testigo de la Resurrección del Señor. La devoción popular lo ha plasmado en la procesión del Encuentro de la mañana de la Pascua y en el rezo del Regina Coeli. Ella también está presente en el momento de Pentecostés. Cuando la Iglesia nace, allí está María, cuando la Iglesia se congrega para hacer presente al Resucitado, allí está María.
En los sacramentos de iniciación cristiana invocamos a María: a ella ofrecemos los niños que reciben el Bautismo, a ella ponemos como modelo a los jóvenes y adolescentes que reciben el sacramento de la Confirmación, a los niños que reciben la Primera Comunión les enseñamos a dirigirse a María con humildad y confianza, como madre nuestra que es.
Cuando contemplamos los misterios de salvación, allí está presente María, a quien el Señor unió durante su vida terrena y celestial.
En estos días las romerías a tantos santuarios marianos de nuestra diócesis y otras peregrinaciones marianas sean momentos de gracia para todos nosotros, en los que esté presente la escucha de la Palabra de Dios, el rezo del Rosario, las letanías de la Virgen, la Consagración a nuestra Madre.
Disfrutemos de estos días de gracia, de fiesta, de familia, de parroquia, de devoción sincera que, en compañía de María, hace crecer nuestra fe y nos convierte en testigos del Resucitado.