Por Alfonso Olmos
(director de la Oficina de Información)
En estos días muchas comunidades celebran la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús con una novena preparatoria. Es una costumbre cristiana muy arraigada la de la preparación espiritual de las grandes fiestas.
Algunos personajes bíblicos nos pueden acompañar en estos días previos a la fiesta del amor de Cristo, derramado y significado en ese corazón abierto.
Los corazones de María e Isabel se llenan de gozo espiritual por la presencia de la bondad y la misericordia de Dios en su propio seno.
Los novios de Caná, cuyo corazón habían comprometido ante Dios, ven alegrada su fiesta y su vida con la presencia de Jesús que obra el milagro.
El corazón dolorido del Centurión romano o de Jairo, el jefe de la sinagoga de Cafarnaún, por la enfermedad y muerte de sus seres queridos, se ve consolado por Jesús que sana los corazones desgarrados.
Mateo, cobrador de impuestos, siente como Jesús toca su corazón y le invita: “Sígueme”. Jesús sabe que “no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”. También Zaqueo, que era “muy rico”, y por eso considerado pecador, es visitado por Jesús en su propia casa cambiándole el corazón: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” le dice Jesús a Zaqueo. También Simón el fariseo, que le invitó a comer a su mesa, fue sanado, junto con la pecadora que se atrevió a ponerse en su presencia con un perfume, que desde entonces es símbolo de arrepentimiento.
Y Marta y María, sus amigas de Betania, las hermana de Lázaro, fueron reconfortadas por el corazón de Cristo. Primero cuando recibieron de Jesús la amistad humana y luego cuando obró el milagro de devolver, por amor, la vida al amigo.
Finalmente los apóstoles con quienes Jesús mantenía una intimidad inigualable, especialmente con Juan, el discípulo amado, a quien encomendó el cuidado de su madre.
Pidamos al Corazón de Jesús que entre en nuestras casas y en nuestros corazones para que también nosotros podamos dar testimonio de su amor en medio de nuestro mundo.