Por Gregoria Aguirre
(Delegación de Catequesis e Infancia)
Cuando los catequistas nos lamentamos de la escasa implicación de los padres en la catequesis, quizás tendríamos que analizar cuál es nuestra posición ante esta realidad. ¿Con qué criterios estamos juzgando?, ¿no será que estamos encerrando en un modelo único y del pasado a la familia actual? Y es que en nuestro contexto cultural cada vez más secularizado no podemos seguir contando con la familia como agente de transmisión, sino que muchas veces tiene que ser sujeto de catequesis.
Los catequistas, en nuestras comunidades cristianas, debemos afrontar esta nueva realidad sin intentar pedir a la familia aquello que no está preparada para dar. Caer en la cuenta de ello nos hara “repensar” nuestros modelos de acercamiento a la familia. Ésta puede ser una de las “periferias” a la que el Papa nos anima a salir; será necesario buscar nuevos espacios de encuentro, quizás más informales, donde no se imponga sino que se proponga la fe. Espacios que ayuden a la familia a personalizar su fe, al ritmo de cada uno, en un clima de confianza donde generar diálogo y participación, donde se puedan compartir dudas, esperanzas y temores, con una mirada de ternura y misericordia, ...Sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de las personas que se van construyendo día a día (EG44)
En nuestra responsablidad como catequistas tendremos que ir dando respuesta a esta emergencia con nuestro ser y hacer catequesis. La catequesis familiar, en sus diferentes modalidades, es la propuesta que se nos hace desde todas instancias eclesiales y desde la Delegación intentaremos acompañar y proporcionar herramientas que nos ayuden a todos en esta tarea para ...salir, caminar y sembrar siempre de nuevo (EG 21)
Un cordial y fraternal saludo