Por Alfonso Olmos
(director de la Oficina de Información)
En un gesto de verdadera fraternidad, como a él le hubiera gustado, los hermanos de José Luis Sotillo, los de carne y sangre y los espirituales, han despedido a este "buen hijo, buen hermano, padre y esposo", como le ha definido su mujer durante su funeral, con una levantá, la última de su historia terrena, en la puerta de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de Guadalajara, donde tantas otras protagonizó en vida.
Y como siempre, cuando el jefe de la cuadrilla de costaleros grita "al cielo con él" y se produce ese gesto emocionante de la levantá, un aplauso emocionante y emocionado ha roto, como en tantas procesiones, el silencio triste de la despedida de un hombre joven entregado a la causa cofrade.
Puede parecer recurrente hablar bien de los que ya no están. En mi caso es una mezcla de agradecimiento por el ejemplo de su aceptación de la enfermedad, por su alegría y optimismo vital, por su fe y por su abnegado esfuerzo por vivir algo que es fundamental en una cofradía y en la vida cristiana: la hermandad.
A José Luis eso de gustar la cosas de Dios le venía de niño. Fuimos juntos monaguillos en Santa María. Después ambos hemos vivido nuestra propia vocación. Él la ha expresado en la religiosidad popular y en la vida familiar. Es de agradecer su testimonio de vida. En la exhortación apostólica "Gaudete et Exsultate", el Papa Francisco habla de "los santos de la puerta de al lado", de aquellos que luchan con "constancia para seguir adelante día a día". Esa es la clave.
Durante varios años fue Hermano Mayor de una cofradía de Semana Santa con dos títulos: el del Cristo de la Salud y el de la Esperanza Macarena. La salud del cuerpo le faltó, la del alma nunca. La esperanza nunca la perdió, porque la esperanza es lo último que se pierde. En su entierro las dos imágenes miraban fijamente su féretro, y en el corazón de todos los que hemos participado en la misa exequial, junto a las lágrimas contenidas, una palabra resonaba en nuestro interior una y otra vez: Esperanza.
Su esposa les ha dicho a sus hijos que desde ahora "la estrella más bonita del cielo es su padre". Que así sea. Descansa en paz "hermano" José Luis.