Por Luciano Matilla y Esperanza Torres
(Delegación de Familia y Vida)
El sábado 27 de diciembre, desde la delegación de Pastoral familiar, se convocó a celebrar una velada especial. Celebrábamos la víspera de la Fiesta de la Sagrada Familia. Y quisimos hacerlo de una manera sencilla. Reuniéndonos en el colegio diocesano para escuchar a Luis Guitarra y a Carmen Sara. “Relatos y canciones para despertar el alma”. Música, palabras, oración y una buena disposición se aunaron para dar gracias a Dios una vez más por el regalo de la vida y por nuestras familias, las personales de cada uno y las que formamos en nuestras respectivas comunidades parroquiales y en nuestra Diócesis.
Disfrutamos con el recital y nos sirvió también para compartir saludos y recrearnos con el bonito Belén del colegio. Fue una velada con una favorable actitud de escucha y agradecimiento. Son estas dos actitudes que no deben faltarnos nunca en nuestra vida, no sólo ahora en Navidad sino todo el año; sólo así podemos llegar al encuentro con los demás y con Jesús, pero tantas veces vamos deprisa que no nos paramos a escuchar y agradecer a los que tenemos alrededor. ¡Es tan necesario hacer silencio y pararnos a reflexionar…!! Así fuimos reflexionando y escuchando las letras de las canciones nacidas a la intemperie…donde tal vez pudiera ser que todo empieza…
Al día siguiente, la fiesta de la Sagrada familia, la celebramos en las distintas comunidades parroquiales. En la nuestra, después de la Eucaristía tenemos la costumbre de celebrar el día de la Familia compartiendo la comida; cada familia aporta su cocido y de la suma de todos los caldos se obtiene una sopa excelente. Las peculiaridades individuales de cada caldo enriquecen el resultado final. Esto mismo ocurre con la suma de todos los carismas.
Es un momento de encuentro muy agradable.
Sentimos que todos los momentos de oración vividos en las celebraciones cristianas de la Navidad nos impulsan a valorar y disfrutar más con las familias propias, respetando y aceptando a cada uno tal como es.
Queremos terminar con un párrafo del Credo de la Familia:
“Creemos en la Familia
pequeña comunidad de fe, esperanza y fraternidad...
por eso la soñamos abierta y la queremos
capaz de dar cabida y acoger a otras personas,
y construida sobre el compartir
Porque el acaparar y disfrutar en solitario no es cristiano...”