Por Guada-Acoge
Pienso en las millones de personas que a lo largo de la historia han llevado al máximo sus capacidades gracias a instalarse, tras un proceso migratorio, en un lugar con circunstancias y recursos más apropiados. No sólo me estoy refiriendo a los grandes personajes que han logrado el reconocimiento mundial por su trabajo (A. Einstein, A. Schwarzenegger, H. Houdini, L. van Beethoven, etc.) también las personas anónimas que han encontrado, fuera de su patria natal, una familia, un trabajo, un sueño, un negocio, una lucha. Pienso en ellos cuando pido que haya lugar para la migración en el mundo actual. Porque si el movimiento se demuestra andando no puedo imaginar un mundo sin lo que la movilidad humana a aportado al progreso de la humanidad.
Veo las miles de personas que llegan a países destino de manera irregular y se ven avocados a los distintos tipos de pobreza y discriminación. Conozco a personas que no ven más salida que la delincuencia o la prostitución y a personas que siguen ese camino porque lo consideran más fácil. A menudo otras personas sacan provecho de su necesidad o su miedo. Es necesario, pues, regular la migración, que los que llegan lo hagan en las mejores condiciones posibles. Seguir tratando de proveer a la sociedad de recursos más eficaces que ayuden a la integración efectiva y favorable.
No me puedo olvidar de las personas (con sus nombres, sus familias, sus pasados, su dignidad, sus proyectos, sus amigos, etc.) que mueren en su intento por llegar a "su tierra prometida". Pienso en sus familias y en sus seres queridos, que seguramente reunieron los ahorros de sus vidas para que pudiera viajar, pero que tal vez nunca sepan si llegaron o no. Pido se promueva un desarrollo global sostenible que permita que ninguna persona se vea forzada a la migración. Que se reconozca y se haga posible el derecho a no emigrar.
Sin duda en este año de elecciones nos harán llegar muchos análisis, propuestas, riesgos, ventajas, etc. conviene no perder de vista que sobre todo son personas las que entran en el juego, para no perder la perspectiva humana en las políticas que se van a llevar a cabo.