Por Ángel Moreno
(de Buenafuente)
A ti, si lo necesitas
Llega tu súplica herida,
el desencuentro en tu casa,
vértigo en tu pensamiento,
por noticia inesperada…
Y yo envuelto en el silencio,
en soledad, frío intenso,
intuyo tu espacio recio,
la quiebra de tus deseos.
Mis brazos elevo al cielo,
mi plegaria a tu desvelo.
Me sumo a tu fuerte angustia,
aunque no sepas, te quiero.
Parece fugaz respuesta
ante tu dolor secreto.
Más es gesto solidario,
que se derrama en consuelo.
Quizá nunca tú conozcas
por qué se serena el alma.
No sabrás por qué tu luz,
ni por quién tanta esperanza.
Hoy te envío compañía,
certeza de mi plegaria.
Te envío, sin ser noticia,
amor, al rayar el alba.
Pido se convierta dentro,
tu sed en borbotón de agua
tu duelo sea consuelo,
brisa de nueva bonanza.
Y la noche se detiene,
el sufrimiento amaga,
conforta saberse amigo
de quienes rezan plegarias.
Desde el Sistal, bajo cero,
quiera Dios dar a tu alma,
la presencia en mi patena
de estar tu prueba elevada.
Con sincera amistad