Por Jesús Francisco Andrés
(Delegado de Pastoral de la Salud)
Estamos ante una pregunta que, durante unos días, se va a repetir millones de veces. Las respuestas van a ser igualmente numerosas y habrá respuestas de todos los tamaños, de todos los colores e, incluso, de todos los gustos.
Ambas, pregunta y respuesta, no son, sólo, cosas de niños, también los mayores las hacemos, porque a todos sus Majestades nos han traído algo, seguro.
Los Magos nos han dejado a todos, aunque a veces no nos demos cuenta, unos ojos para poder ver la estrella y así encontrarnos con el Señor reflejado en el hermano que sufre, que está enfermo, que pasa por dificultades de todo tipo.
También nos han dejado unas manos abiertas para compartir con los demás lo que somos y tenemos: nuestro tiempo, nuestras cualidades, nuestro dinero, en definitiva nuestro ser.
También nos han dejado un corazón grande para amar a todos, un corazón que palpita al ritmo de ese Niño acostado en el pesebre que hace que nuestras bocas se abran de admiración al contemplar al que ha querido poner su tienda entre nosotros.
También nos han dejado unos pies para caminar junto al que nos necesita, para salir en su busca sin ningún miedo, sin cansancio y sin desánimo porque, a veces, también perdemos la estrella de vista y nos hacemos un lío.
Como podéis ver los Reyes han traído muchas cosas, pero que muchas y nos las han dejado para que las aprovechemos. Puede que nos cansemos y nos entre la tentación de guardarlo todo en el armario, pero no. Aprovechemos los ojos, los corazones y los pies que los Magos nos han dejado. Nosotros disfrutaremos y los demás: los que nos necesitan, también.