Sor María de Cortes
(Delegada de Pastoral Penitenciaria)
Si bien es cierto que justo el día 24 los internos del C. Penitenciario de Estremera nos esperaban para celebrar juntos la Eucaristía, como es lógico ese día deseábamos que fuese especial y poner un poco de júbilo, sabemos que todos tienen fuera a un ser querido a quién quisieran reencontrar y abrazar, por lo que la frustración es el común denominador al término de cada año; el encontrarse entre rejas en esas fechas llenas de recuerdos, sentimientos y nostalgias desmoraliza la vida de cualquier ser humano. Así que nos propusimos que esa mañana tuviese un significado concreto, hacerles sentir que ellos son importantes para nosotros y que Dios Padre Amoroso hecho niño nacía en cada uno de ellos.
La celebración estuvo animada por los cantos preparados por nuestras Hermanas (Las Servidoras del Evangelio) que con un permiso especial, compartieron su alegría con ellos. También fue un buen momento para que muchos recibieran el Sacramento de la reconciliación; nuestro Párroco de S. Pascual y voluntario Pedro Mozo, se puso al servicio de todos y cabe decir que fue llamativo ya que fueron varios.
Después de la Celebración, nos encaminamos a uno de los módulos donde las guitarras, la caja flamenca, las palmas, el canto y el baile hicieron su cometido: levantar el ánimo y evadir la mente, al menos esa mañana del 24 donde Dios se encarnaba en los corazones solitarios, angustiados y aislados de esos hermanos que están aunque los muros escondan sus rostros.