Por Javier Bravo
(Delegación de Medios de Comunicación Social)
Sin queremos darnos cuenta el año ha pasado y estamos ya celebrando el Adviento, camino de preparación al Nacimiento de Jesús. Vienen a mis recuerdos los años en los que los buzones se llenaban de felicitaciones navideñas. Esta costumbre incluía la elección de la tarjeta perfecta, los llamados 'christmas' -por el nombre de la Navidad en inglés-, o su fabricación casera, generalmente llevada a cabo por los más pequeños de la casa. Las figuras del belén o el árbol navideño, para más tarde dar paso a Papá Noel, los renos… eran las ilustraciones más demandadas para felicitar a familiares y amigos unas celebraciones de lo más entrañables.
Pero llegó el móvil y, con él, el envío instantáneo de información a una gran cantidad de receptores. Se iniciaron las cadenas de SMS. Aquellos breves mensajes de texto que aparecían en forma de sobre en las pantallas en blanco y negro de los primitivos dispositivos acaban de cumplir, este mes de diciembre, un cuarto de siglo, ahora desbancados por las aplicaciones gratuitas de mensajería.
Antes de la aparición de los emoticonos, cada vez más evolucionados, los signos de puntuación representaban las piezas con las que construir imágenes navideñas capaces de sacarle una sonrisa a quienes las recibían. A lo largo de una década, este método ha ido perfeccionándose gracias a las mejoras tecnológicas que fueron incorporando estos dispositivos: el salto a las pantallas en color o al envío de imágenes a través de los MMS o mensajes multimedia.
Con la irrupción de internet entre las aplicaciones que incluían los móviles y la aparición de Whatsapp o Telegram, entre otras 'apps' gratuitas, los SMS cedieron su trono hace más de un lustro, arrebatado unos años antes a las postales, a las cadenas reenviadas de un grupo a otro y de un chat a otro. Aunque existen aplicaciones que en un clic te hacen la tarjeta de felicitación, estaría bien que, al menos, diseñáramos nosotros mismos nuestras propias felicitaciones, aunque el modo de enviarlas haya cambiado, gracias a las nuevas tecnologías; y nosotros, como cristianos, habríamos de seguir eligiendo como imagen principal la del belén, la de la familia de Nazaret, que es lo que verdaderamente representan las fiestas que celebramos.
Una pregunta dejo en el aire ¿Cómo serán las felicitaciones navideñas en un futuro no muy lejano? ¡Feliz Navidad! Nos encontramos en 2020, que espero venga cargado de las bendiciones del Señor.