Por Juan Pablo Mañueco
(Escritor y periodista)
Romance tradicional castellano, que ya puede rastrearse en el siglo XIV y que en el XV, a raíz de las guerras de Granada, adquirió su versión más conocida. Un caballero vuelve de la guerra y descubre que su esposa había muerto. Los primeros versos dicen así:
«¿Dónde vas, buen caballero,
dónde vas tú por ahí?
Voy en busca de mi esposa
que hace años no la vi».
En el siglo XIX, tras la muerte de la primera esposa de Alfonso XII, se convirtió en tonadilla popular y canción de corro infantil, con la nueva letra de este romance, que es la más conocida:
«¿Dónde vas, Alfonso XII,
dónde vas triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que ayer tarde no la vi».
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-¿Dónde vas, el caballero?
¿Dónde vas, triste de ti?
-Voy en busca de Sigüenza
de donde hace años partí.
Esquirlas de hierro saltan,
gotas de sangre, al salir,
mientras va iniciando el viaje
de regreso a su país.
-De la Guerra de Granada,
por donde pasa el Genil,
allí fue donde la espada
noté se clavaba en mí.
Habíamos conquistado
ya Loja, Íllora y Moclín,
cuando llegó la emboscada
que el agua echó contra mí.
Se embarraron los campos
no podían ya seguir
los caballos cabalgando,
pues se desbordó el Genil.
Abrieron la Acequia Gorda…
No pudiéramos salir
galopando hacia Granada,
donde queríamos ir.
Volaron después ballestas,
saetas vimos venir,
armaduras nos sirvieron
para poderlas sufrir.
Vinieron detrás alfanjes
nuestros cuerpos a herir.
Tengo sangrante costado
de la herida que sentí.
Esquirlas las va soñando
de marfileño perfil,
donde alabastro replique
su cuerpo, rostro y nariz.
-¿Dónde vas, el caballero?
¿Dónde vas, triste de ti?
-Voy en busca de Sigüenza
de donde hace años partí.
Caballero de Santiago,
ahora me quiero dormir,
leyendo un libro de horas
que había empezado a abrir.
Las piernas quiero me crucen,
que en Cruzada me morí,
guerreando con los moros,
orillas río Genil.
En Sigüenza, una capilla
quiero que hagan para mí.
Y un bonete ya sin casco:
¡no me tiene que cubrir!
Escultura de alabastro.
Recostado mi existir.
Descansando mi armadura.
Mis ojos aun sin partir.
Que no llore todavía,
nunca nadie aquí por mí,
sino un pajecillo niño
que me viniese a plañir.
Esquirlas doy de mi cuerpo
que ya es casi cicatriz,
cuando termine mi viaje
esquirlas graben en mí.
Que se cuente esta mi historia
a quien pregunté por mí…
Que llamen a Sebastián,
Sebastián de Almonacid…
Que le digan que ya llega,
que ya viene don Martín.
Que con alabastro blanco
él me tiene que esculpir
en una capilla gótica.
Misterio vendrá a pulir.
Y cavilen quienes vean
meditando a don Martín.
-¿Dónde vas, el caballero?
¿Dónde vas, triste de ti?
-Voy en busca de Sigüenza
donde doncel yo viví,
pues donde nace el Henares
yo me tengo que morir.
-Allí donde nace Henares
tu memoria ha de vivir.
Juan Pablo Mañueco,
del libro "Romancero castellano y otros poemas" (2019)
Premio Cervantes-Cela-Buero Vallejo 2016.
Junta Comunidades Castilla-La Mancha