Por Jesús Montejano
(Delegación de Piedad Popular, Cofrafías y Hermandandes)
El día quince de agosto, corazón del mes y del verano, celebramos al fiesta de la Asunción de María, patrona de nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara, desde el año 1961. También es la titular del templo catedralicio, así como de numerosas parroquias de nuestra geografía diocesana. Es el día de María, corazón de la piedad popular.
Este año las celebraciones de esta fiesta se desarrollarán de manera diferente, debido a la pandemia que sufre nuestra sociedad y todo el planeta. Esto conlleva una creatividad especial, así como una nueva vivencia de nuestra devoción a la Madre de Dios. Una oportunidad de repensar y profundizar nuestro amor a la Madre de Dios.
Es una memoria antigua, compendio y síntesis de muchas verdades de fe:
- “Futo más excelso de la Redención”.
- Prenda de la gloria futura para todos los cristianos.
- Esperanza y consuelo de todos los que peregrinamos.
- Imagen de lo que toda la Iglesia desea y espera ser.
- Garantía de la fidelidad de Dios a su promesa.
Que la devoción a María nos ayude a todos a confiar en el Señor, a afrontar la difícil situación en que nos encontramos, a ayudar y cuidar a todos los que nos rodean, y a hacer de la piedad popular un medio útil y válido para evangelizar nuestra sociedad.