Por Jesús Montejano
(Cofradía de Piedad Popular, Cofradías y Hermandades)
Una de las devociones más arraigadas en el pueblo cristiano es la de la Santa Cruz o el Santo Cristo. La cruz es la señal del cristiano porque en ella murió el Señor, cumpliendo su misión de redimir y liberar a la humanidad y mostrándonos así, el amor de Dios a todos nosotros.
En numerosas localidades de nuestra diócesis se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, con hermosos nombres que ha creado el amor a Jesús en la Cruz: de la Misericordia, de las Lluvias, del Calvario, de las Victorias, del Perdón,…
Este año esta advocación recobra una especial importancia por la situación en que nos encontramos. La pandemia impide realizar las expresiones de piedad popular de otros años, y su celebración se centra en la Eucaristía, que es, precisamente, el memorial que los cristianos tenemos de aquel sublime momento, del sacrificio de Jesús por todos nosotros.
La celebración de la Exaltación de la Santa Cruz no es una sublimación del dolor y el sufrimiento, nuestro y de los demás, sino una significación del sufrimiento. Dar sentido al dolor y a la muerte forma parte del dar sentido a la vida. Y dicho sentido sólo se puede alcanzar desde el amor. La cruz de Cristo sólo la comprendemos desde el amor, y sólo desde el amor podemos llenar de valor nuestro sufrimiento, nuestras cruces.
Pidamos al Señor crucificado que el dolor y muerte que está produciendo la pandemia del coronavirus, unido a su dolor y muerte en cruz, dé vigor a nuestra fe y nos llene de valentía para afrontar las dificultades y poder ayudar siempre a los hermanos que sufren.