La partida de mus

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(de las Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara)

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LA PARTIDA DE MUS

 

Este mes, propongo un buen artículo que me gustó mucho de mi amiga y consocia Pilar Arnas y que estoy bien seguro, también gustara a muchos amigos y consocios del mundo.

 

Hoy Jacinto rememora la "no partida de mus" que en su día nos mantuvo en acción.

Jacinto y José miembros de una misma conferencia venían acompañando a dos compinches de avanzada edad que, siendo vecinos, habían adquirido la sana costumbre de reunirse, todos los viernes por la tarde, a fumarse un puro habano acompañado de un buen café.

El segundo viernes de cada mes, ambos consocios, se acercaban al lujoso barrio de Salamanca, aquí en Madrid, donde vivían sus amigos de buen vivir y jugaban unas partidas de mus

Un gélido viernes del mes de febrero, de los años noventa, Jacinto necesitaba un nuevo compañero de juego pues no podía contar con José que se encontraba afectado de un buen resfriado.

Ningún problema se presentaba. Parecía evidente que yo iba a ser el idóneo ayudante. Jacinto me decía que los venerables ancianos no podían quedarse sin su partida del viernes que llevaban años disfrutando.

Cuando el miércoles me comunicó que necesariamente tenía que acompañarle a lo que él llamaba "nuestra partidita", se apoderó de mi una más que notable preocupación. Yo no había jugado nunca al mus y creí que al decírselo a Jacinto me iba a liberar de este "servicio".

Jacinto, que mantenía la calma, no advertía ningún impedimento para poder divertirnos este viernes. Intentaba animarme con la maravillosa clase de mus que me impartiría el jueves.

Yo empezaba a pensar si mi buen amigo estaba en su juicio o si aquello era una broma.

A las ocho de la tarde del jueves, después de nuestros respectivos trabajos, me reuní con mi amigo esperando compartir unas risas con la dichosa bromita.

Ahora ...sólo recuerdo un jueves de auténtica pesadilla. No podía creer lo que estaba pasando.

Jacinto venia provisto de todo un muestrario de muecas y contorsiones faciales que me hacía emular. Eso sí, todas ellas plenamente justificadas por el honorífico juego del mus.

Yo, al borde del enfado, intentaba que el buen juicio imperase.

¡Imposible lograrlo!. Mí sonriente amigo no me escuchaba y parecía no estar en sus cabales.

A las seis de la tarde del viernes, bien trajeados, nos acercamos a la parroquia de "Los doce apóstoles " para solicitar la intercesión que tanto necesitábamos ante nuestra próxima visita

Pocos minutos después, me presentaban a los amables amigos que todos los meses esperaban la ansiada partida de mus. 

Me mostré amable pero por dentro me parecía vivir un mal sueño. Recuerdo que elevé una súplica pidiendo algo de cordura.

Nos sentamos en torno a la mesa del mus. Nos agasajaron con unas buenas pastas de té y un café al tiempo que nos invitaban a deleitarnos con un estupendo habano.

¡Había surgido un imprevisto que imposibilitaba el disfrute de "nuestra partidita"!

Se disculparon por no habernos podido comunicar a tiempo la incidencia y nos entregaron "nuestro sobre", para nuestra depauperada Conferencia, ejemplo puro de comunicación cristiana de bienes.

En tan sólo media hora, en esta ocasión, nos tuvimos que despedir de aquella simpática e interesante compañía y yo respiraba tranquilo

Ya en la calle se me explicaba el contenido del sobre. "Nuestros venerables amigos contribuyen a su manera, al bien de los desfavorecidos. Forman una Conferencia un poco “sui generis”. Se reúnen todas las semanas, con toda seriedad, compartiendo buenas y profundas meditaciones. Hacen sus colectas que siempre destinan a otras Conferencias más pobres como es la nuestra. Tienen sus gracias: no deben fumar y su delicioso habano exige una reparación. El segundo habano la exige el doble. Cualquier enfado les conduce a una dádiva ejemplarizante..."

Habían establecido un férreo código de conducta cuyo incumplimiento exigía penalización. La importancia de compartir los bienes con algo que realmente nos cuesta se hacía evidente.

Aquel inquietante día motivó nuestro agradecimiento al Buen Dios y esperando podernos encontrar en una ocasión próxima con nuestros peculiares consocios, nos despedimos con nuestro habitual "que Dios te bendiga y María te acompañe siempre".

 

Espero que el artículo os haya gustado tanto como a mí.

Con María, a Cristo por María.

 

José Ramón Díaz-Torremocha

de las Conferencias de San Vicente

Guadalajara, España

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THE GAME OF MUS (1)

 

This month, I propose a good article I really liked of my friend and fellow sister Pilar Arnas. I am sure that many friends and fellow members all over the world will also like it.

 

Today Jacinto recalls the "no-game of mus" that once kept us in action.

Jacinto and José, members of the same conference, used to join two elderly mates who, being neighbours, had taken the healthy habit of getting together every Friday afternoon, to smoke a cigar and drink a good coffee.

On the second Friday of the month, both fellow members went to the luxurious Salamanca neighbourhood, here in Madrid, where their good-living friends resided, and they played a few games of ‘mus’.

On a freezing Friday of February, in the 1990s, Jacinto needed a new playmate because he could not count on José who had caught a strong cold.

There was no problem. It seemed obvious that I was going to be the ideal playmate. Jacinto was telling me that those venerable elders could not be left without their Friday card game, which they had enjoyed for years.

When, the Wednesday before, he informed me that I necessarily had to accompany him to what he called "our little game," I was caught by a huge concern. I had never played ‘mus’ before and I expected that by telling it to Jacinto I was going to get rid of this "service".

Jacinto, who kept calm, did not see any obstacle to having fun that Friday. He tried to encourage me with the wonderful lesson of ‘mus’ he would teach me on Thursday.

I began to wonder whether my good friend was in his right mind or that this was a joke

At 8 o'clock on Thursday evening, after our respective jobs, I met my friend hoping to share some laughter about the joke.

Now... I only remember a Thursday of real nightmare. I could not believe what was going on.

Jacinto came equipped with a full range of grimaces and facial contortions that I had to imitate. Of course, all of them were fully justified by that glorious game of ‘mus’.

On the verge of anger, I tried to make good judgment prevail. Impossible task! My smiling friend would not listen to me and seemed not to be in his right mind.

At six o'clock on Friday evening, well dressed, we got into the parish church "The Twelve Apostles" to pray for the intercession that we needed so much before our next visit.

A few minutes later, I was introduced to the kind friends who, every month, were looking forward to the long-awaited game of ‘mus’.

I behaved kindly, but inside I had the impression of experiencing a bad dream. I remember that I said a prayer begging for some sanity.

We sat around the ‘mus’ table. They treated us with good tea cookies and a coffee while inviting us to enjoy a fantastic Havana cigar.

An unforeseen event had arisen that made it impossible to enjoy "our little game"!

They apologized for not informing us about the incident in time and they gave us "our envelope" for our impoverished Conference, a pure example of Christian sharing of goods.

In just half an hour, on that occasion, we had to say goodbye to that nice and interesting company and I was breathing relieved.

Once in the street, I was explained the contents of the envelope. "Our venerable friends contribute in their own way, to the good of the disadvantaged. They form a somehow "special" Conference. They meet every week, in all seriousness, sharing good and deep meditations.    They hold collections that they always dedicate to poorer Conferences such as ours. It is somewhat funny: they should not smoke and their delicious Havana cigar requires reparation. The second cigar demands twice as much. Any anger leads them to an exemplary gift......."

They had established a strict code of conduct whose non-compliance implied a penalty. What was evident was the importance of sharing goods through something really important to us.

That disturbing day motivated our gratitude to the Good Lord and hoping to get together with our peculiar fellow members on another occasion, we departed with our usual "May God bless you and Mary be always with you".

 

I hope that you have enjoyed the article as much as I did.

With Mary, towards Christ through Mary

 

(1) “Mus”: Spanish card game where the players communicate through grimaces.

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conferences of Saint Vincent de Paul

Guadalajara, Spain

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LA PARTIE DE MUS (1)

 

Ce mois-ci, je propose un bon article que j’ai vraiment aimé de mon amie et consœur Pilar Arnas. Je suis sûr que mes amis et confrères de tout le monde l’aimeront aussi.

Aujourd’hui, Jacinto se souvient de la « non partie de mus » qui un jour nous a maintenus en action.

 

Jacinto et José, membres de la même conférence, accompagnaient régulièrement deux confrères d’âge avancé qui, étant voisins, avaient acquis la saine habitude de se réunir, tous les vendredis après-midi, pour fumer un cigare accompagné d’un bon café.

Le deuxième vendredi de chaque mois, les deux confrères, se rendaient au luxueux quartier de Salamanca, ici à Madrid, où leurs amis bons vivants habitaient et jouaient quelques manches de mus.

Par un vendredi glacial du mois de février, dans les années 1990, Jacinto avait besoin d’un nouveau compagnon de jeu car il ne pouvait pas compter sur José qui souffrait d’un énorme rhume.

Pas de problème. Il semblait évident que j’allais être l’assistant idéal. Jacinto me dit que les vénérables vieillards ne pouvaient rester sans leur partie du vendredi, dont ils jouissaient depuis des années

Quand il m’a informé mercredi que je devais nécessairement l’accompagner à ce qu’il appelait « notre petite partie », j’ai été saisi par une plus que grande inquiétude. Je n’avais jamais joué au ‘mus’ et je pensais qu’en l’avouant à Jacinto j’allais me libérer de ce « service ».

Jacinto, qui restait calme, n’a vu aucun obstacle à pouvoir nous amuser ce vendredi. Il essayait de me remonter le moral avec le merveilleux cours de mus qu’il aller me donner jeudi.

Je commençais à me demander si mon bon ami avait toute sa tête, ou s’il s’agissait d’une blague.

Jeudi, à huit heures du soir, après nos journées de travail, j’ai rencontré mon ami dans l’espoir de partager quelques rires sur la sacrée plaisanterie.

Aujourd’hui... Je me souviens seulement d’un jeudi cauchemardesque. Je n’arrivais pas à croire ce qui se passait.

Jacinto arrivait équipé de toute une gamme de grimaces et de contorsions faciales qu’il me faisait imiter. Mais, ça oui, toutes pleinement justifiées par l’honorable jeu du mus.

Moi, au bord de la colère, j’essayais de faire prévaloir le bon sens.

Impossible d’y parvenir ! Mon souriant ami ne voulait pas m’écouter et semblait ne pas avoir tous ses esprits.

Vendredi, à six heures du soir, bien habillés, nous nous sommes rendus à la paroisse des « Douze Apôtres » pour demander l’intercession dont nous avions tant besoin avant notre prochaine visite.

Quelques minutes plus tard, j’ai été présenté aux aimables amis qui attendaient chaque mois la partie de mus tant attendue.

Je me suis montré aimable, mais à l’intérieur, je pensais vivre un mauvais rêve. Je me souviens que j’ai prié pour un peu de bon sens.

Nous nous sommes assis autour de la table de jeu. Ils nous ont offert des gâteaux secs et du café tout en nous invitant à prendre le plaisir d’un cigare de qualité.

Un événement imprévu s’était produit qui rendait impossible de profiter de « notre petite partie » !

Ils se sont excusés de ne pas avoir pu communiquer l’incident à temps et nous ont remis « notre enveloppe », pour notre Conférence appauvrie, un pur exemple de communication chrétienne de dons.

À cette occasion, en seulement une demi-heure, nous avons dû dire au revoir à cette belle et intéressante compagnie et je respirais soulagé.

Une fois dans la rue, on m’expliquait le contenu de l’enveloppe. « Nos vénérables amis contribuent à leur manière, au bien des démunis. Ils forment une conférence un peu « sui generis ». Ils se rencontrent chaque semaine, très sérieusement, pour partager de bonnes et profondes méditations. Ils font leurs collectes qu’ils affectent toujours à d’autres Conférences plus pauvres comme la nôtre. Ils ont leur côté amusant : ils ne doivent pas fumer et leur délicieux cigare exige une réparation. Le deuxième cigare exige deux fois plus. Toute colère les conduit à un don exemplaire... »

Ils avaient établi un code de conduite très strict dont le non-respect entraînait une sanction. L’importance de partager des biens avec quelque chose à laquelle nous tenons vraiment est devenue évidente.

Ce jour troublant a motivé notre gratitude au Bon Dieu et espérant nous réunir prochainement avec nos curieux confrères, nous avons dit au revoir avec notre habituel « Que Dieu te bénisse et que Marie soit toujours avec toi ».

 

J’espère que vous avez aimé l’article autant que moi.

Avec Marie, vers le Christ à travers Marie

 

(1) « Mus » : Jeu de cartes espagnol où les joueurs se communiquent en faisant des grimaces.

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conférences de Saint Vincent-de-Paul

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