Evocación y actualización del santo que no pasa de moda, su relación con el actual Papa, su impacto en la cultura de todos los tiempos y su verdadero secreto
Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
Pasado mañana, domingo 4 de octubre de 2020, es el vigésimo séptimo domingo del tiempo litúrgico ordinario. Y cada año, 4 de octubre es la memoria litúrgica de unos más grandes personajes de todos los tiempos: san Francisco de Asís, “el dulce y mínimo Francisco, que escribiera de él Rubén Darío, y de quien se ha escrito que ha sido el cristiano que más se ha parecido a Jesucristo.
Evangelio en estado puro a pesar de los siglos
Y aunque litúrgicamente, prevalece el domingo, bueno será que recordemos a este santo italiano y universal que vivió a caballo entre el siglo XII y XII y que puso en marcha la gran familia franciscana, consagrada y laical, con el compromiso y carisma de seguir más de cerca y en fraternidad a Jesucristo pobre y crucificado y sembrar, así, un mundo de paz.
Y es que, carismas como el de san Francisco de Asís, evangelio en estado puro, pura fragancia evangélica, son siempre necesarios y expresan el mejor cristianismo y la mejor humanidad. Y, ahora, en medio de la pandemia del coronavirus, aún más. Encomendemos también a Francisco de Asís, el santo cuya vida cambió tras abrazar a un leproso, la más rápida posible superación de la crisis de la COVID 19.
El primer Papa llamado Francisco
Y, como bien es sabido todo, el actual Papa, y por primera vez en la historia del cristianismo y del pontificado romano (266 papas), de nombre de pila Jorge Mario Bergoglio, al ser elegido sucesor de san Pedro, hace siete años y medio, quiso elegir como nombre el de Francisco, en honor, memoria, actualización y reto del “poverello” de Asís.
El actual Papa ha viajado a Asís en tres ocasiones (4 de octubre de 2013, 4 de agosto de 2016 y 20 de septiembre de 2016) y este sábado, como luego diremos lo hará de nuevo. Además, estuvo en Greccio, la localidad italiana donde el santo se “inventó” el Belén (en la media noche del 24 al 25 de diciembre de 1223) en dos ocasiones: el 4 de enero de 2016 y el 1 de diciembre de 2019. La primera vez fue visita privada, y en la segunda, dejó firmada firmó una breve carta apostólica, titulada “Admirabile signum”, sobre el significado y el valor del belén o pesebre.
Y la conmemoración del octavo centenario del encuentro de san Francisco, en su peregrinación a Tierra Santa, en Damietta, localidad situada en el delta del Nilo, al norte de El Cairo, con el sultán de Egipto, Al Kamil Muhammad al Malik, estuvo en la base de la visita del Papa los Emiratos Árabes Unidos de los días 3 y 5 de febrero de 2019.
Dos encíclicas tituladas con palabras de Francisco
Y entre otras tantos y tantos testimonios de franciscanismo, que el actual Papa nos está brindando, es su inspiración doctrinal y pastoral en san Francisco de Asís. Ya lo hizo con segunda encíclica, “Laudato si`”, sobre el cuidado de la casa común, sobre la ecología integral y en cristiano. La Laudato sí`, palabras textuales del cántico de la criaturas de san Francisco de Asís, fue escrita por el Papa el 24 de mayo de 2015.
Y ahora, con firma, lugar y fecha en Asís, en la tarde de mañana, sábado 3 de octubre, ya víspera litúrgica de san Francisco, y ante su tumba en la basílica del sacro convento de esta ciudad umbra del centro de Italia, el Papa Francisco nos acaba de dejar una nueva encíclica: “Fratelli tutti” (Todos somos hermanos) y que trata acerca de la fraternidad y de la amistad. De nuevo, el Papa utiliza textualmente como título de una encíclica es una frase del santo de Asís: “Fratelli tutti”
En esta tercera encíclica, el Papa desarrolla algunos de los temas que ya está abordando durante sus últimas audiencias generales de los miércoles, que llevan por título general “Curar el mundo”, y en las que reflexiona sobre algunas “enfermedades sociales” que la pandemia actual está poniendo de relieve y sobre las posibles respuestas que la Iglesia puede ofrecer al mundo de hoy a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social.
Siete frases en Twitter del Papa sobre san Francisco
1.-San Francisco, enséñanos a ser instrumentos de la paz, que tiene su fuente en Dios. #LaudatoSi. (4-10-2016)
2-Como San Francisco de Asís, dejémonos transformar por el amor de Cristo para vivir con pobreza y alegría. (4-10-2017)
3.-Sigamos el ejemplo de San Francisco de Asís: cuidemos de nuestra Casa común (22-4-2018)
4.-En un momento decisivo de su juventud, san Francisco de Asís leyó el Evangelio. También hoy el Evangelio te permite conocer a Jesús vivo, te habla al corazón y te cambia la vida. (4-10-2018)
5.-San Francisco nos recuerda que el cristiano va armado solo de su fe humilde y su amor concreto. Si vivimos en el mundo al modo de Dios, nos convertiremos en canales de su presencia. #UAE #ApostolicJourney (5-2-2019)
6.-Hoy que termina el #TiempoDeLaCreacion confiemos el #SinodoDeLaAmazonia a San Francisco de Asís. #SeasonOfCreation #AmazonSynod (4-10-2019)
7.-¡Qué importante es poner de nuevo en el centro el perdón de Dios, que genera paraíso en nosotros y a nuestro alrededor! #PerdóndeAsís (2-8-2020)
Síntesis biográfica de san Francisco de Asís
En las vísperas del 4 de octubre de 1126 falleció en Asís, en la Porciúncula, Francisco de Asís, el mínimo, enfermo y dulce Francisco, el hermano universal, el cristiano que más se ha parecido a Jesucristo, el padre de la gran familia franciscana.
Francisco nació en Asís en 1182. A los veinte años es hecho prisionero en una de las múltiples batallas que asolaban el centro de Italia. Comienza así el proceso de su conversión, que se prolongará durante unos siete años, mientras Francisco siente escuchar de un icono de un Cristo bizantino en la derruida ermita de San Damián, en las afueras de Asís, aquel “Francisco, ven y repara mi casa”.
En 1209, Francisco, junto a sus primeros hermanos, peregrina a Roma para conseguir la aprobación del Papa. Concedida esta, comienza su vida peregrina, penitente, orante, pobre, evangelizadora: Siria, Santiago de Compostela, Tierra Santa. En 1212, de su mano y de la mano de Clara de Asís, nace la segunda orden franciscana, la rama femenina.
Mientras franciscanos y franciscanas crecen y renuevan la Iglesia por doquier y Francisco experimenta épocas de gran desolación y otras de gran consolación, en 1223 un nuevo Papa confirma definitivamente la regla franciscana.
San Francisco en la cultura popular, el arte y el cine
Otro ejemplo del clamor de la historia y del presente sobre el santo de Asís lo podemos encontrar en la riqueza y vitalidad de la iconografía franciscana. ¿Quién no ha oído hablar de la Tau, del cordón franciscano, del sayal, de los estigmas o del Cristo de San Damián?
Pero mayor clamor aún lo encontramos en la repercusión y huella de Francisco en la historia de la cultura. Giotto, Velázquez, Murillo, Zurbarán lo pintaron con primor y, en estela de estos grandísimos de la pintura, autores más contemporáneos como José Segrelles y hasta el mismo Joan Miró plasmaron a Francisco en sus creaciones.
Más de media docena de películas de gran metraje se han hecho sobre él: desde “Il poverello d´Assisi”, ya en 1911, en los mismos albores del cine, hasta “Francesco”, de Liliana Cavani, en 1989, o la película que más ha influido en el fervor popular por Francisco “Hermano sol, hermana luna” de Franco Zeffirelli, en 1972, o “Francisco, juglar de Dios”, de Roberto Rosellini, en 1959. Y una de las recientes y también más hermosas y mejor ajustadas a la realidad histórica es “Clara y Francisco”, película de televisión sobre los santos de Asís de Fabrizio Costa, en el año 2007.
Y también en la música, teatro y la literatura
Hasta el extinto grupo musical “Mecano” le dedicó hace dos décadas una hermosa canción, “Hermano sol, hermana luna”. Hasta el dramaturgo agnóstico y a veces irreverente Dario Fo, italiano como Francisco y premio Nobel de literatura, hizo y representó una bella obra teatral sobre él. Y en España, el gran actor José Luis Gómez representó en un teatro de Madrid otra gran aportación, un monólogo, sobre Francisco. Y lo mismo hizo con música Rafael Álvarez “El Brujo”.
Las páginas de los musicales de las cuatro últimas décadas contienen asimismo memorables escenificaciones y recreaciones como la juvenil obra “Forza, venite gente”, con admirables canciones como “Luna”, “Laudato sia, mi Signore”, cuajadas de belleza y de contenidos e invitaciones pastorales.
Literatos tan extraordinarios como Dante, Todi, Tasso, Chesterston, Rubén Darío, Valle Inclán, Julien Green, Kazantzakis, escribieron espléndidas páginas de la mejor literatura en memoria y honor del “Poverello”. El mismo Miguel Cervantes, que fue terciario franciscano, pudo inspirarse en él para reflejar alguno de los rasgos de su inmoral Don Quijote de la Mancha. Hasta José Saramago y Álvaro Pombo lo han hecho y lo han hecho con respeto.
Diríase que todos ellos y tantos otros han querido rendir un homenaje al autor del “Cántico a las criaturas” y de “Las florecillas”. Diríase que, desde sus situaciones personales de creencia o de increencia, se han acercado reverencialmente, respetuosamente, admirativamente, a este creyente, a este cristiano por antonomasia, sobre quien han escrito también extraordinarias biografías autores religiosos tan relevantes como Ignacio Larrañaga, Eloi Leclerq, Valentín Redondo, Daniel Elcid, Carlo Carreto…
Pero, ¿cuál es el “secreto” de Francisco?
Sí, todo esto es verdad. Pero ¿cómo es posible? ¿Cuál es la razón, la clave, el misterio de Francisco? ¿Cómo es posible que ocho siglos después siga de moda, vivo, fresco, atrayente, interpelador? ¿Cuál es su secreto?
La respuesta es sencilla: su condición de enamorado y apasionado de Jesucristo, su Dios y su todo. Francisco no es una “marca” de moda, una referencia solo humanamente atractiva. Sí, lo es, pero lo es desde su radicalidad en la imitación de Jesucristo pobre y crucificado. Lo es desde su itinerario de permanente conversión, desde su búsqueda de la santidad, desde su seguimiento fiel y fecundo del Evangelio “sin glosa”. Cercano ya al final de su vida, Francisco recibió en el monte Alverna los estigmas de la cruz. Pero antes, mucho antes, el corazón y el alma de Francisco habían sido ya “heridos” y transfigurados por las llagas del Señor.
La historia de Francisco es la historia de la gracia y de la conversión. Es la historia de la respuesta fiel, generosa y abnegada de quien se siente irresistiblemente atraído por Jesús. Es la historia de un hombre para los demás, que y porque fue un hombre para Dios y de Dios, sin Quien el mundo y el hombre pierden su fundamento y su dirección de marcha.
Francisco es testimonio elocuente y grandioso de que Dios es, de que Dios existe, de que Dios es amor, de que no podemos vivir sin este amor, sin este Dios. Francisco es anhelo y realización, desde este Dios del Amor, de las aspiraciones más profundas y más nobles del corazón del hombre. Francisco expresa y ejemplariza además las dos tendencias y tensiones del creyente en busca del equilibrio y de la propia vocación: la ascética y la mística, la misión y la contemplación, la oración y la caridad.
Y lo demás -que en su vida fue tanto y tan grande- a él se le dio y a nosotros se nos dará y vendrá por añadidura: la paz, la fraternidad, la pobreza, la humildad, la caridad, el respeto y la promoción de la naturaleza. Y todo porque Francisco descubrió, siguió, amó y transmitió al Cristo total: al Amor Encarnado, al Amor Crucificado y al Amor Resucitado. Un amor, que con palabras textuales suyas, tantas veces, “no es amado”.
Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 2 de octubre de 2020