Por Jesús Montejano
(Delegación de Piedad Popular, Cofrafías y Hermandandes)
Nos encontramos en momentos difíciles para todos, a causa de la pandemia. Nuestras costumbres y formas de vivir la fe han cambiado necesariamente. El avance del virus nos obliga, por un lado a la paciencia, y por otro a una reflexión que nos ayude al buen hacer.
Las formas de vivir la piedad popular en nuestras cofradías y hermandades se han reducido a pequeños gestos, a evitar aglomeraciones y a esperar tiempos mejores. Pero la extensión en el tiempo de la pandemia en el presente otoño y el inmediato invierno, nos obligan a la paciencia, a saber esperar, a saber sacar bienes de los males.
Esta paciencia debe ir acompañada de la reflexión, de repensar nuestra fe, las expresiones de piedad popular, de buscar un poco más la formación personal, tanto a nivel espiritual como intelectual.
En este sentido, la Delegación Diocesana de Piedad Popular ha programado, un año más, su Escuela Cofrade. Se desarrollará según sea posible, con todas las normas de seguridad recomendadas.
Se profundizará en la importancia de la liturgia en la religiosidad popular (6 de noviembre), en temas actuales de bioética (8 de enero) y en la Doctrina Social de la Iglesia (5 de febrero). Por otro lado se han programado dos retiros espirituales, uno en Adviento en la Iglesia de San Nicolás (4 de diciembre) y otro en cuaresma en la Iglesia de las MM. Carmelitas (5 de marzo). Se deja para el final, si las circunstancias así lo permiten, dos visitas. Una a la villa de Atienza, y otra a los Talleres Martínez de Horche.
En estos tiempos, desde la Delegación queremos transmitir a todos los cofrades de la diócesis una palabra de aliento y esperanza. Sabemos, que tras el Viernes Santo nos espera la gloriosa mañana de la Pascua.
Que en estos tiempos, no dejemos de preocuparnos por el resto de miembros de la Cofradía y de atender a los más necesitados, haciendo realidad esa finalidad de toda cofradía de ayuda mutua y de atención a los necesitados.