Rafael C. García Serrano
(Conferencias de San Vicente de Paúl de Guadalajara)
Te buscaba Señor
¡no te encontraba!
En libros, en mapas, en estrellas,
por calles, por ciudades…
te buscaba Señor
no te encontraba.
Iba lento, iba cansado, iba sediento
con las losas de mi vida que me pesan,
con este torpe aliento sofocado,
con estos ojos ciegos y extraviados,
te buscaba Señor
no te encontraba.
Probé la vida y sus ofertas atrayentes
allí no estabas;
acudí a los arquitectos de la historia
allí no estabas;
tampoco entre los héroes, los atletas,
los astrónomos, los famosos, los políticos,
allí no estabas.
No estabas en la voz de los que cantan
el amor desangrándose en placeres,
ni en los grandes restaurantes, las tabernas,
donde puedes disfrutar de mil manjares.
Por más que te buscaba
allí no estabas.
Y después de en tantos sitios ir a buscarte,
después de recorrer tantos lugares,
te encontré, Señor,
allí sí estabas.
Te encontré en esa orilla de la vida
donde habitan el dolor y la pobreza
y el amor es una flor que crece herida
en el sórdido jardín de la miseria,
donde el hambre insistente deja huella,
donde faltan el médico, el techo, la escuela…
Te encontré Señor
¡allí sí estabas!
Te buscaba en el camino equivocado.