Este domingo 30 de mayo es la solemnidad de la Santísima Trinidad, el misterio central de la fe cristiana, del cual deriva el resto de los contenidos de la fe
Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
Pasado mañana, es domingo 30 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad. Concluidos la cincuentena pascual, precedida a su vez de los 40 días de la Cuaresma y del Triduo Pascual, esto es, los misterios centrales de la fe cristiana, la liturgia de la Iglesia nos ofrece en este domingo, ya de tiempo ordinario, una solemnidad recapitulativa sobre la verdad y la belleza de Dios, del Dios de los cristianos.
La Santísima Trinidad significa que nuestro Dios es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, como reza el catecismo, tres personas, tres realidades personales, unidas en una única realidad divina: Dios que es amor.
Este Dios de los cristianos, el Dios del amor, es Padre creador, todopoderoso, providente y misericordioso. Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Dios es Hijo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, luz de luz, engendrado, no creado, de la misma naturaleza, que por nosotros y por nuestra salvación se hizo hombre, hermano, amigo, compañero, camino, verdad, vida, resurrección, consuelo y esperanza.
Dios es también Espíritu Santo, cuya fiesta grande celebrábamos la pasada semana, el domingo de Pentecostés. Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Espíritu Santo Dios que es el motor de la Iglesia, el oxígeno vital e imprescindible de los cristianos y quien hace todo sea bueno y grande en nosotros.
Y Dios, el Dios de los cristianos, es uno y trino: tres personas y un solo, en unidad y trinidad indivisibles. Un misterio de amor inagotable, un misterio que escapa a la inteligencia humana y para cuya comprensión, siquiera en atisbo, hemos de acudir a la fe y a la oración.
Pilar de la fe cristiana y católica
1.-La fe cristiana necesita y es inseparable del encuentro personal con Jesucristo. Es una fe esencialmente cristológica. Y Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Juan 4, 14).
2.-La fe cristiana en creer en Jesucristo, con Jesucristo y como Jesucristo, Dios y hombre verdaderos, en Dios Padre y en Dios Espíritu. La fe es, de este modo, una fe trinitaria. «Profesar la fe en la Trinidad Santa –Padre, Hijo y Espíritu Santo –equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Juan 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; y el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor» (Benedicto XVI, Porta fidei).
Es creer en Dios uno y trino: en Dios Padre creador, providente y misericordioso; en Dios Hijo, hermano, hombre, salvador, redentor, buen pastor, amigo, camino, verdad y vida. Y en Dios Espíritu Santo, Señor y Dador de vida que con el Padre y el Hijo, de quienes procede, recibe una misma adoración y gloria. Para mayor abundamiento y glosa, Dios Padre es la Sabiduría, Dios Hijo es la Palabra y Dios Espíritu Santo es la acción, el motor incombustible. Y Dios Padre, Hijo y Espíritu en su unidad y trinidad (tres personas distintas y uno solo Dios verdadero) es el Amor.
3.-La fe cristiana completa su profesión y simbólico de cada una de las tres personas de la Santísima Trinidad con otro conjunto de verdades de fe, esenciales e inherentes también a la misma.
Estas verdades de fe la expresa del siguiente modo el Credo Apostólico (o Símbolo de los Apóstoles, el más antiguo símbolo bautismal): “Creo en la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna”. Y en el Credo Nicenoconstantinopolitano (siglo IV, tras los Concilios de Nicea, año 325, y de Constantinopla, el primero de ellos, del año 381) con la siguiente formulación: “Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos, y la vida del mundo futuro”.
Santísima Trinidad, parroquia de San Pedro - Catedral
Resumen de la Trinidad en el Catecismo de la Iglesia Católica (1992)
1.-El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Solo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
2.-La Encarnación del Hijo de Dios revela que Dios es el Padre eterno, y que el Hijo es "de la misma naturaleza que el Padre", es decir, que es en Él y con Él el mismo y único Dios.
3.-La misión del Espíritu Santo, enviado por el Padre en nombre del Hijo (cf. Juan 14,26) y por el Hijo "de junto al Padre" (Juan 15,26), revela que él es con ellos el mismo Dios único. "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria".
4.-"El Espíritu Santo procede principalmente del Padre, y por concesión del Padre, sin intervalo de tiempo procede de los dos como de un principio común" (San Agustín, De Trinitate, 15, 26,47).
5.-Por la gracia del bautismo "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28, 19) somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna (cf. San Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios 9).
6.-"La fe católica es ésta: que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no confundiendo las Personas, ni separando las substancias; una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad" (Símbolo "Quicumque": DS, 75).
7.-Las tres Personas divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad, sobre todo en las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.
Cinco frases en Twitter del Papa Francisco sobre la Trinidad
(1) La fiesta de la Santísima Trinidad nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y entre nosotros según el modelo de la comunión divina. (22-5-2016)
(2) La fiesta de la Santísima Trinidad nos invita a ser fermento de comunión, de consolación y de misericordia. (11-6-2017
(3) El misterio de la Trinidad nos invita a vivir en la comunión, en el amor y en la fraternidad, seguros de que donde hay caridad, ahí está Dios. (27-5-2018)
(4) El misterio de la Santísima Trinidad nos dice que no tenemos un Dios solitario allá en el Cielo, distante; no, es el Padre que nos ha dado a su Hijo, hecho hombre como nosotros, y que para hacerse aún más cercano nos envía su Espíritu. (16-6-2019)
(5) La fiesta de la #SantísimaTrinidad nos invita a dejarnos fascinar por la belleza de Dios; belleza, bondad y verdad inagotable. Y también humilde, cercana, que se hizo carne para entrar en nuestra historia, para que cada hombre y mujer pudiera encontrarla y obtener la vida eterna. (7-6-2020)
Decálogo final
(1) Su fiesta es el domingo siguiente de Pentecostés, final del tiempo pascual, como culminación y recapitulación de la grandeza y belleza de nuestra fe.
(2) La Santísima Trinidad es la fiesta de Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
(3) La Santísima Trinidad es profesar nuestra fe en un solo Dios en tres personas distintas.
(4) La Santísima Trinidad es la fiesta de la renovación de nuestra fe, como expresa su síntesis, compendio y canon: el Credo.
(5) El Creo en Dios Padre, creador, misericordioso y providente.
(6) El Creo en Dios Hijo, hermano, amigo, redentor, salvador, camino, verdad y vida.
(7) El Creo en Dios Espíritu Santo, alma, fuerza, motor, Señor y dador de vida.
(8) La Santísima Trinidad es la fiesta del Amor, de la Familia y de la Comunión en que Dios vive, se manifiesta y actúa.
(9) La Santísima Trinidad nos llama a nosotros a vivir, manifestarnos y actuar en ese amor, familia y comunión.
(10) La Santísima Trinidad supone también creer en la Iglesia, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Oración a la Santísima Trinidad, de santa Isabel de la Trinidad
«Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora».
Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 28 de mayo de 2021