Alfonso Olmos
(Director de la Oficina de Información de la Diócesis)
¡Paz y bien!
El saludo franciscano debe acompañar los sentimientos de todo cristiano. Al comienzo de un nuevo curso pastoral nos ofrece la posibilidad de desear lo mejor, éxito y frutos, para todos los proyectos de los que con ilusión caminamos en la Iglesia diocesana, siempre al ritmo de la Iglesia universal. Nos lo posibilitará, sin duda, la celebración de la fe.
Octubre y su ritmo litúrgico nos ayudan a poner las bases para comenzar de nuevo con unas líneas de acción bien definidas. La infancia espiritual de Santa Teresita; la protección de los Ángeles Custodios; la sencillez y la humildad, tras una vida ostentosa de los santos Francisco de Borja y Francisco de Asís; la acción de gracias y la petición; la austeridad, silencio y soledad, del fundador de los cartujos; la protección de María, en sus advocaciones del Rosario y del Pilar, y una mirada trascendente, espiritual y mística, como la de nuestra gran Santa Teresa… En definitiva todo un programa pastoral para nuestras comunidades.
Luego vendrán, cómo no, las referencias misioneras, con la celebración del Domund y el recuerdo de hasta tres apóstoles este mes, Lucas, Simón y Judas Tadeo, y otros tres papas, Calixto I, Juan XXIII y Juan Pablo II, y de otros santos, entre ellos nuestros paisano Marciano José, que nos han dejado un ejemplo de entrega que necesitamos revisar, para actualizar en nuestra vida.
Este mes volvemos, con esperanza renovada, a comenzar actividades parroquiales, diocesanas y sinodales. Este mes tendremos que ilusionarnos de nuevo con el mensaje de Jesucristo que queremos vivir y compartir. Que lo vivamos con paz, ante tanta discordia y hostilidad social y que todo lo que pensemos, digamos o hagamos en nombre del Señor sea para bien de todos.