¿Donde estábamos?

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara)

Email del autor: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

 

ATENCION: Al finalizar el artículo que sigue en español, está su traducción al inglés. Si algún lector deseara que se le enviaran estos artículos directamente a otro consocio o amigo, indíquelo como viene sucediendo a la dirección electrónica Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. facilitando la dirección electrónica del consocio o amigo. Al igual que aquellos que no quieran seguir recibiéndolos, indíquelo en la misma dirección de correo. Muchas gracias por su atención

 

YOUR ATTENTION: At the end of the following article in Spanish, there is a translation into English. If any reader wish that other fellow member or friend would receive these articles directly, please send a message as usual to Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., indicating their e-mail address. For, those who do not want to receive them anymore, please send a message to the same e-mail address. Thank you very much.

 

 

En medio de la alegría de estos días navideños, un pequeño y triste cuento. Habían superado ambos los 90 años y continuaban juntos y sin duda ayudándose el uno al otro, en las dificultades de todo tipo que habían ido encontrando en la vejez. Como así lo habían hecho a lo largo de los últimos sesenta o sesenta y cinco años desde aquel día remoto ya, casi perdido en la memoria, en el que se conocieron e iniciaron una vida en común.

Los encontraron juntos y hubo de ser el mal olor que desprendían, tras más de dos meses fallecidos, los que alertaran a un vecino de que algo andaba mal en aquel piso. No había la menor señal de ningún tipo de violencia.

Estaban acostados en la cama común y ella, perfectamente amortajada. Sin duda en algún momento, el anciano marido, viéndose solo con la compañera de su vida muerta, no se resistió a la idea de que nadie tocara aquel cuerpo querido. Él se encargó, solo, de amortajarla como el último servicio que había de prestarle. Después esperó la llegada de la muerte para él. Se dejó ir. Él Misericordioso, debió hacerle esperar muy poco.

Hasta aquí la noticia del periódico que cayó en mis manos produciéndome una profunda pena y un sinfín de preguntas cuyas respuestas, intuidas, me produjeron aún mayor dolor.

¿Nadie los había echado en falta? ¿No tenían familia? ¿Tampoco amigos o vecinos? ¡Estaban solos! A nadie les preocupaban: dos meses fallecidos antes de que alguien se percatase. A nadie parecía importarle aquellos dos ancianos.

Entre las preguntas que me hice, perdón si traslado algunas al papel. ¿Eran creyentes y practicantes? Si lo eran, ¿dónde estaban aquellos con los que cada domingo o en cada Eucaristía, se intercambiaban el saludo de Paz?

Pero, aunque no comulgáramos juntos cada domingo ¿cómo podemos despreocuparnos los cristianos para que algo así pueda suceder? ¿Cómo no nos percatamos de tantas soledades que nos rodean a las que podríamos aminorar el sufrimiento con nuestra cercanía y muestras de empatía?

Angustia pensar cómo estamos actuando los cristianos. ¿La Iglesia, habría llevado su Fe y enamorado a tantos en el siglo I y posteriores, con esas actuaciones que hoy son tan frecuentes entre los que así nos denominamos? Que no me cuente nadie si la sociedad civil está así o asá, me importa el servicio y el testimonio que estamos obligados a dar los cristianos y que debía enamorar como antaño. El testimonio que hoy la mayoría, no damos

¿Qué tendría en la cabeza el anciano mientras solo y sintiendo la soledad, amortajaba a la que había sido su compañera de vida? ¿Qué sentiría al tumbarse a su lado, solo, seguramente acariciando su mano yerta, mientras esperaba y posiblemente pedía, su propia y pronta muerte?

¿Dónde estábamos los cristianos mientras morían viejos, juntos y solos?

¿Dónde…………………………….?

¡Pidamos perdón!

¿Habrá alguien a nuestro lado cuya soledad podamos aminorar?

Siempre a Cristo por y con María

 

 

José Ramón Díaz-Torremocha
Conferencia of Santa Maria la Mayor
Guadalajara, Spain
(Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

 

 

 

WHERE WERE WE?

 

In the midst of the joy of these Christmas days, here is a sad short story. They had both passed the age of 90 and were still together, no doubt helping each other through the difficulties of all kinds that they had encountered in old age. As they had done throughout the last sixty or sixty-five years since that remote day, almost lost in memory, when they met and began a life together.

They were found together and it must have been the foul smell they were giving off, after more than two months of being dead, which warned a neighbour that something was wrong in that flat. There was not the slightest sign of violence.

They were lying on the common bed, and she was perfectly shrouded. No doubt at some point, the old husband, seeing himself alone with his life companion dead, could not resist the idea that no one should touch that beloved body. He alone took it upon himself to shroud her as the last service he would render her. Then he awaited the coming of his death. He let himself go. The Most Merciful must have made him wait only a short time.

So far the newspaper story that fell into my hands, causing me deep sorrow and a host of questions to which I sensed answers that caused me even greater pain.

Had anyone missed them? Did they not have family, friends or neighbours? They were alone! Nobody cared about them: two months dead before anyone noticed. Nobody seemed to care about those two elderly people.

Let me put in this letter some of the questions I asked myself. Were they believers and practising? If they were, where were those with whom, every Sunday or at every Eucharist, they exchanged the greeting of Peace?

But even if we did not receive communion together every Sunday, how can we Christians be unconcerned that such a thing might happen? How can we not be aware of so much loneliness around us of which we could lessen the suffering with our closeness and empathy?

It is distressing to think the way we Christians are acting: would the Church have carried its Faith and won the hearts of so many in the first century and later, with those actions that are so frequent today among those of us who call ourselves Christians? Nobody should tell me whether the civil society is like this or like that; what matters to me is the service and the testimony that we Christians are obliged to give and that should make people fall in love with us like in the past. An example that today most of us do not provide.

What thoughts must have been in the old man's head as he lay alone and lonely, shrouding his lifelong companion? What would he feel as he lay beside her, alone, probably caressing her stiff hand, waiting for, and possibly begging for his forthcoming death?

Where were we Christians when they were dying old, together and alone?

Where ..................................?

Let us ask for forgiveness!

 

Is there anyone at our side whose loneliness we can lessen?

 

Always to Christ through and with Mary
                                                                                         

 
José Ramón Díaz-Torremocha
Conference of Santa Maria la Mayor
Guadalajara, Spain
(Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

Información

Obispado en Guadalajara
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Teléf. 949231370
Móvil. 620081816
Fax. 949235268

Obispado en Sigüenza
C/Villaviciosa, 7
19250 Sigüenza
Teléf. y Fax: 949391911

Oficina de Información
Alfonso Olmos Embid
Director
Obispado
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Tfno. 949 23 13 70
Fax: 949 23 52 68
info@siguenza-guadalajara.org

 

BIZUM: 07010

CANAL DE COMUNICACIÓN

Mapa de situación


Mapa de sede en Guadalajara


Mapa de sede en Sigüenza

Si pincha en los mapas, podrá encontrarnos con Google Maps