Por Luciano Matilla y Esperanza Torres
(Delegación de Familia y Vida)
En el momento tecnológico y de nuevas comunicaciones que vivimos la iglesia católica no se mantiene al margen.
El Papa ha impulsado a la iglesia para que se ocupe y mantenga su presencia en este mundo virtual y como ya dijo Juan Pablo II: “La Iglesia (...) no está llamada solamente a usar los medios de comunicación para difundir el Evangelio sino, sobre todo hoy más que nunca, a integrar el mensaje de salvación en la “nueva cultura” que estos poderosos medios crean y amplifican. La Iglesia advierte que el uso de las técnicas y tecnologías de comunicación contemporáneas forman parte de su propia misión en el tercer milenio” (Juan Pablo II, El rápido desarrollo, 2005, n.2).
En la inmensidad de esta red universal, que es internet, hay espacio para todos… Para lo necesario y lo innecesario, para el ocio y el negocio, para las relaciones humanas y para las inhumanas, para lo bueno y lo malo.
Los cristianos podemos acceder a través de internet no sólo a las programaciones de nuestras parroquias, a las actividades de nuestras diócesis u otras diócesis, a las enseñanzas del Papa directamente..….
Una parte importante, son los blogueros que animan con sus reflexiones y materiales a los cristianos a profundizar en nuestra fe y a saber que no somos gente extraña y única, sino que formamos una gran comunidad que no pasa desapercibida en la red de redes.
Asimismo, podemos encontrar en internet material para ayudarnos en la preparación de ceremonias, catequesis, etc.; podemos acceder a videos, dibujos, música, etc., adecuados a diversas edades, momentos, celebraciones,…. que nos pueden ayudar en nuestro caminar diario. Hay páginas webs que nos introducen y nos permiten momentos de oración, con textos, músicas, relatos...
Como ejemplo de la situación de los católicos en la red, hoy os presentamos una página de utilidad para todos: “Imision”
Es un grupo de católicos de distintos movimientos, congregaciones, familias religiosas… de todos los estados de vida: laicos, consagrados y sacerdotes, que comparten una misma inquietud y llamada: evangelizar en Internet.
Este es su decálogo:
- En el origen, Cristo. Jesús dice: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15). Este es el mandato del que nace la llamada a la evangelización también en el Continente Digital.
- Internet, un lugar, no un medio. La Red no es sólo un instrumento, es un lugar habitado. Se trata de Evangelizar en Internet, no tanto de ‘usar’ Internet para evangelizar.
- La clave, el testimonio. “Para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana...” (Evangelii Nuntiandi, n.41). Los contenidos no evangelizan de modo auténtico sin nuestro testimonio explícito del amor de Dios en la Red.
- Nuestra fuerza, la gracia. “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5). Sólo unidos a Cristo, viviendo una verdadera vida cristiana en fidelidad y amor a la Iglesia, podemos dar un fruto abundante y superar la tentación del desaliento y del activismo.
- Somos pueblo, comunidad. Tan significativo como el testimonio personal es nuestro testimonio comunitario. Una comunidad de testigos, acogedora y abierta, capaz de acompañar hacia Cristo a los que se acercan.
- En todo, la caridad. La soberbia, la división y las críticas sin caridad entre cristianos, provocan un escandaloso espectáculo que engendra escepticismo y a veces hasta ateísmos. Construir Iglesia, pedir y trabajar la comunión, es una urgencia si queremos ser apóstoles de Cristo y no esclavos del Maligno que divide también en la Red.
- Abiertos, para todos. Evangelizar exige abrirse al diálogo con una actitud humilde a todos, no sólo a aquellos que acogen la fe de buen grado, también a quienes la desconocen o están más alejados.
- Buscamos dar fruto, no tener éxito. Perseguir sólo el tener más seguidores, amigos, visitas... es una forma de idolatría. Debemos estar alertas para no dejarnos atrapar por la fascinación del medio.
- Por lo virtual a lo presencial. La iEvangelización tiene su punto de partida en el mundo digital, pero intenta traspasar sus fronteras y provocar el encuentro en el mundo presencial.
- Siempre discípulos, siempre aprendiendo. Los iMisioneros vivimos en permanente búsqueda de los lenguajes que puedan interpelar hoy el corazón humano y anunciar a Cristo.
Después de este decálogo no nos queda otra cosa, que perder el miedo y buscar en la red de redes, las huellas de los pescadores de hombre.
¿No resulta paradójico que después de 21 siglos sigamos buscando la red de Pedro?