En las vísperas de Semana Santa, una invitación a orar y peregrinar al País de Jesús la Tierra de Dios, la cuna del cristianismo, los santos lugares de la Redención
Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
Tras dos años sin posibilidad alguna, a causa de la pandemia, de peregrinaciones, desde hace un mes, Tierra Santa (los Estados de Israel y de Palestina) han vuelto a abrir las fronteras y a recibir los primeros nuevos grupos de peregrinos.
Entre estos privilegiados, del 24 al 29 de marzo pasados, la Providencia de Dios, a través de la invitación al efecto recibida por Rafael Capitán, director de la Agencia de Viajes “Turismo y Peregrinaciones 2000”, ha querido que quien esto suscribe pudiera regresar al País de Jesús. Lo he hecho junto con otros once sacerdotes de distintos y tres laicos. Y una vez más, y van siete (julio de 1987, abril de 1992, julio de 1992, noviembre de 1995, agosto de 2000 y noviembre de 2005), he vuelto a comprobar que el Señor ha sido grande conmigo en su tierra prometida (también, disputada, lacerada, crucificada y hasta resucitada…).
Por ello y con el salmista, vuelvo a exclamar de corazón: “Bendito sea el Señor que ha hecho, para mí y por mí, prodigios en la ciudad amurallada” y en la Tierra Santa. Bendito sea el Señor y gracias a los hombres que en esta ocasión lo han hecho posible. Amén.
Y en los umbrales de la Semana Santa 2022 y mientras oro y espero que las peregrinaciones retornen a Tierra Santa y vuelvan a ser manantial de gracias para tantos cientos, miles y millones de personas, ofrezco en la página de hoy de NUEVA ALCARRIA algunas informaciones y reflexiones sobre lo que es Tierra Santa y cómo hay que peregrinar a ella para dejarse perfumar y transformar por su gracia.
Testigos de la resurreción ante la tumba vacía del Señor
¿Qué es Tierra Santa?
Tierra Santa es un extenso territorio en Oriente Medio, bañado por el Mar Mediterráneo, entre Asia y África, cuyos epicentros son los Estados de Israel, Palestina y Jordania, sobre todo, y también Egipto, Siria e Irak. Por extensión, sobre todo neotestamentaria, algunos lugares de Turquía, Grecia y Chipre se integran en ella. Tierra Santa es el territorio geográfico que comprende todos los sitios en los cuales se desarrollaron escenas bíblicas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Los principales e indiscutibles lugares de Tierra Santa son Jerusalén, Belén, Nazaret, Galilea (mar o lago de Tiberiades o Genesaret y sus ciudades y aldeas), Samaria, desierto de Judea, monte Sinaí.
Y los lugares en donde se desarrolló la encarnación de Jesús (Nazaret), su nacimiento (Belén), los primeros meses o años de su vida (Egipto), su infancia y vida oculta (Nazaret), su misión y predicación evangélica (Galilea, Samaría y Jerusalén) y los episodios centrales de su pasión, muerte y resurrección (Jerusalén)
Y a la pregunta de si estos lugares históricos corresponden con los que actualmente se visitan y se identifican como tales, la respuesta, desde las mismas ciencias bíblica, arqueológica e histórica, es afirmativa. Con notables elevaciones en sus terrenos y con las modificaciones visuales lógicas de los dos mil años discurridos y de la azarosa historia de Tierra Santa.
Para hacernos una idea de la azarosa historia de Tierra Santa, baste decir que Jerusalén fue 15 veces destruida y 22 veces conquistada y, en la actualidad, sigue siendo una ciudad disputada y marcada por la contradicción.
Tierra Santa según el Papa Francisco
El 17 de enero de 2021, con ocasión del primer centenario de la revista de la Custodia Franciscana “Tierra Santa”, el Papa Francisco recibió en audiencia a sus responsables y entre otras ideas les trasmitió las siguientes:
“Dar a conocer Tierra Santa significa transmitir el Quinto Evangelio, es decir, el entorno histórico y geográfico en el que la Palabra de Dios se reveló y luego se hizo carne en Jesús de Nazaret, por nosotros y para nuestra salvación. También significa conocer a las personas que viven allí hoy, la vida de los cristianos de las distintas Iglesias y denominaciones, pero también la de los judíos y musulmanes, para intentar construir, en un contexto complejo y difícil como el de Oriente Medio, una sociedad fraterna.”
Detalles en el Calvario
Próximo viernes, Viernes Santo, día y colecta por Tierra Santa
Una convocatoria tradicional de la Semana Santa, ya tan próxima, de carácter pontificio y universal, es la jornada y colecta por los Santos Lugares de Tierra Santa. Será el Viernes Santo, día 17 de abril. “Tierra Santa: lugar de comunión” es el lema de este año del Día de los Santos Lugares, con invitación a la solidaridad con los cristianos en los países de la Custodia Franciscana de Tierra Santa (Israel, Palestina, Jordania, Egipto, Siria, Chipre y Rodas) y a una renovada llamada a las peregrinaciones a los Santos Lugares.
En 2021, nuestra diócesis recaudó para esta colecta en favor de los Santos Lugares 18.092,54 euros. Y es que son necesarios signos de solidaridad, comunión y eclesialidad hacia Tierra Santa.
Custodia Franciscana de Tierra Santa
La Custodia Franciscana de Tierra Santa data ya de tiempos de san Francisco de Asís, quien peregrinó al país de Jesús en el año 1217 y decidió que allí hubiera siempre frailes franciscanos. Y así ha sucedido y sucede interrumpidamente. Además, en 1342, el Papa Clemente VI encomendó de modo formal y permanente la custodia de los Santos Lugares a la Orden de Hermanos Menores (OFM, Franciscanos).
En la actualidad y en los siete países antes citados, hay 270 franciscanos. Con ellos colaboran 62 Comisarías de Tierra Santa en 41 naciones (una de ellas, claro, España) y más de 150 religiosas de distintas órdenes y congregaciones.
La Custodia Franciscana en Tierra Santa sirve 55 santuarios ubicados en otros tantos lugares evangélicos. Ejerce la pastoral en 24 parroquias y 79 iglesias. La Custodia dirige la actividad educativa en 15 escuelas, 3 centros de formación profesional y cada año da 525 becas de estudios anuales para estudiantes universitarios.
Además, la Custodia Franciscana en Tierra Santa sostiene actividad social y caridad con más de 630 viviendas para familias necesitadas y 5 hospitales para enfermos y niños huérfanos. En la devastada Siria, ha reconstruido 1.300 casas para familias pobres. Otra dimensión de su trabajo son las residencias para peregrinos (“Casas Novas”), en 6 santos lugares significativos, con más, en total, de 500 plazas de alojamiento. Y todo ello, genera 1.100 puestos de trabajo en las distintas actividades.
Finalmente, la Custodia promueve la acción cultural, científica y ecuménica mediante instituciones académicas de Teología Bíblica, Arqueología e Información Cristiana (en Jerusalén), Estudios Orientales (en El Cairo), Teología Ecuménica (en Damasco), centros editoriales y publicaciones en seis idiomas (en Jerusalén, Milán y Madrid) y hasta una revista mensual y un instituto musical “Magníficat” para jóvenes.
La sede central en España de la Custodia, la Comisaría de Tierra Santa se halla en la calle San Buenaventura, 1, junto a la iglesia monumental de San Francisco el Grande de Madrid. El teléfono de contacto es el 635 264 331.
Decálogo de claves para peregrinar a Tierra Santa
Y mientras sigo pensando en regresar a Tierra Santa -"Al año que viene en Jerusalén…"-, ofrezco ahora este decálogo de conclusiones y de claves para peregrinar y volver a peregrinar al País de Señor.
1.- Peregrinar a Tierra Santa es don inmenso de Dios, es gracia colmada y rebosante, es espléndida oportunidad para conocer el país de la Biblia y la tierra de Jesús. ¡Qué bueno y qué grande sería si todos los cristianos pudieran peregrinar siquiera una vez a Tierra Santa! Y peregrinar a Tierra Santa como es don, es también tarea y misión, las de ser testigos con nuestras vidas de ello.
2.- Peregrinar a Tierra Santa es continuar, prolongar, actualizar y empalmar en una larga y venerable tradición de peregrinos a lo largo de los siglos. Son los miles y millones de peregrinos anónimos. Son peregrinos ilustres como Egeria, santa Elena, san Francisco de Asís, san Ignacio de Loyola, san Charles de Foucauld o los Papas Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
3.- Peregrinar a Tierra Santa no será tanto la búsqueda milimétrica y científicamente indudable de los mismísimos lugares del Señor -la mayoría de ellos así contrastados ya por la historia, por la arqueología y por la exégesis bíblica y crítica- cuanto abrirse a su geografía, a su paisaje, a su paisanaje y a la varias veces centenaria tradición.
4.- Peregrinar a Tierra Santa es también contradicción, paradoja, hasta, en algunos casos, dolor y escándalo. Tierra Santa ha sido la porción territorial más disputada de la historia. Y así lo sigue siendo. Tierra Santa es santa y sagrada para las tres grandes religiones históricas. Tierra Santa habla de humanidad por sus cuatro costados. Y el peregrino tendrá que orar, contemplar, celebrar y venerar muchas veces desde el bullicio, las prisas, la precariedad, el cansancio, la extenuación, el bochorno, la esterilidad, el dolor e incluso el llanto.
5.- Peregrinar a Tierra Santa es tiempo y espacio para el encuentro, el diálogo, el afecto y el respeto por las otras Religiones, especialmente el Judaísmo y el Islamismo. Esta peregrinación supone también el esfuerzo por conocer sus culturas, tradiciones y expresiones actuales de las mismas.
Estrella de Belén. Aquí nació Jesús.
6.- Peregrinar a Tierra es renovada ocasión para comprobar el escándalo de la división de los cristianos y para rezar y trabajar por la unidad de todas las Iglesias y confesiones que reconocen a Jesucristo, el hijo de Tierra Santa, como su Señor. Y para ser solidarios con los cristianos perseguidos también allí.
7.- Peregrinar a Tierra Santa es realizar un apasionante recorrido por la historia de la humanidad de occidente y del próximo oriente en los últimos cuatro mil años. Es sumergirse en las culturas y civilizaciones cananita, israelí, babilónica, persa, helena, romana, bizantina, musulmana, cruzada, mameluca y otomana, hasta llegar a los años entre guerras del siglo XX en que el país estuvo controlado por Gran Bretaña y hasta que en 1948 nació el Estado judío de Israel y después surgió el Estado islámico de Palestina.
8.- Peregrinar a Tierra Santa es experimentar la necesidad de la paz, el don de los dones del Señor de Tierra Santa. La paz ha sido muchas veces una efímera quimera en Tierra Santa. Hoy también es débil, frágil, precaria, insuficiente. No es cuestión de dividir sus habitantes entre buenos y malos, entre opresores y oprimidos. Es cuestión de contribuir a su encuentro, a su reconciliación y a su común construcción de la paz. En este sentido, el muro de Belén y de la franja de Gaza y Cisjordania no es símbolo de paz, como no son los atentados suicidas. El peregrino a Tierra Santa debe testimoniar y servir a la paz.
9.- Peregrinar a Tierra Santa conlleva y requiere para el peregrino actitudes de esfuerzo, paciencia, espera, apertura, disponibilidad, solidaridad, fe, oración, capacidad de contemplación y de admiración, espíritu de búsqueda y sencillez y limpieza de corazón.
10.- Peregrinar a Tierra Santa es el quinto evangelio. Es el encuentro con el espacio que se encontró con la Santísima Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo. Es entender lo concreto, cotidiano, grande, humilde, limitado, precario y hermoso de la Encarnación. Es dejar hablar a las piedras, a las montañas, a los valles, al lago, al Jordán y a los caminos de Quien por ellos estuvo, anduvo e hizo el bien. Tierra Santa es la patria de Jesús y es, por ello, la patria de los que queramos ser sus seguidores, sus testigos y sus discípulos.
Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 8 de abril de 2022