Posprocesión general para después de Semana Santa de Guadalajara

 Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

(Saeta a la Humanidad y a la Tierra)

 

 

Después de que ya ha pasado

tanto Cristo con madero,

hoy quiero procesionar

con Jesús de carne y hueso.

 

No me valen Jesucristos

ni de pino ni de cedro,

ni de aliso, ni de roble

ni de encina ni cerezo.

 

Ni de nogal ni de olivo

ni de castaño o de enebro,

ni de abedul ni de olmo,

ni de álamo blanco o negro.

 

No quiero siquiera ver

ni el paso de un misterio,

ya sean tres esculturas

ni trece, con el Maestro.

 

Hoy ya no seré cofrade

en un desfile de leños,

donde la imagen me diga

¡qué calvario de tormentos!,

 

¡qué agonía de la sangre!,

¡qué crucificado cuerpo!,

¡qué belleza en esta talla

de un torturado muriendo!,

 

¡qué realismo ficticio!,

¡qué descoyuntados miembros!,

¡qué maderas convertidas

en la agonía de un muerto!

 

¡Hoy la armazón de madera

que portan los costaleros

y adornan cirios y velas

y siguen los nazarenos

 

muestra figuras reales,

personas de carne y hueso,

que viven entre nosotros

pero que viven muriendo!

 

Viene abriendo procesión

el Anciano que está Viejo,

y abandonado por todos

lanza un suspiro discreto.

 

Él no quiere molestar

aunque dolor va sintiendo,

pero se aparta a un lado

porque le falla el aliento;

 

que disfruten los más jóvenes

y él, si acaso, quede interno

en un asilo, aunque llamen

sociosanitario centro,

 

sin hacer apenas ruido,

recomiéndose por dentro,

y apenas sin atención

en el último momento.

 

¡Eso en los tiempos normales

atado quizá a un asiento,

y si le busca la muerte

en los instantes pandémicos,

 

entonces le ignoren todos

nadie consuele sus miedos,

y hasta por no recibir

nadie le llame ni al médico!,

 

sino que quede olvidado

en algún compartimento,

y cuando vengan por él

hace tiempo que esté muerto,

 

con la mirada muy triste

y los ojos muy abiertos,

la postura horizontal

y sus dolores muy tiesos.

 

Y quizá igual o peor

sea la suerte del viejo,

que muere en medio de guerras,

¡deshuesado ya esqueleto!

 

Las trompetas y trombones

sollocen por todos ellos,

las tubas y las cornetas

se aflijan al mismo tiempo…

 

Los tambores y los bombos

los platillos del lamento,

bombardinos y clarines

se unan al movimiento

 

de la procesión que pasa

de seres vivos en cuerpo,

que sufren y que se duelen

lo mismo viejas que viejos.

 

El segundo paso es

la Mujer entre Tormentos,

los varales de su palio

se doblan por el exceso

 

de dolores que soporta;

el manto de los extremos

rigurosos que la vida

le va bordando de duelos.

 

Toda Mujer con Tormentos

por el simple hecho de serlo,

como el Hombre también mismo,

que es cuestión de humano género.

 

Pero acaso la Mujer

mayor dolor en su velo,

por las discriminaciones

habidas en todo tiempo.

 

Marginadas, oprimidas,

desdeñadas, sufrimientos

especiales, menoscabos

por su mero nacimiento.

 

La Mujer más Dolorosa

vestida de desconcierto,

iluminada de sombras,

orlada de luto negro.

 

Advocación femenina

que resuena entre lamentos,

desde el principio de eras,

al comienzo de los tiempos.

 

Por la fuerza, dominadas,

sin otro más fundamento

que el corpulento domine

al otro ser indefenso.

 

En la paz, son sometidas

al capricho del guerrero,

y en la guerra son violadas

por borrachos somnolientos.

 

Y acaso luego son muertas

para que guarden secreto

de haber sido utilizadas

como simples vertederos.

 

La Mujer entre Tormentos

de aspavientos dolorosa

se mueve en la procesión

clamando a todos los vientos.

 

Inferior sin que lo sea,

inferior por nacimiento,

inferior categoría,

inferior en crecimiento.

 

Los faroles del dolor

sombrean su descontento,

bambalinas que son lágrimas

gimen por el contratiempo.

 

Las trompetas y trombones

sollocen por todo ello,

las tubas y las cornetas

se aflijan al mismo tiempo…

 

Los tambores y los bombos,

los platillos del lamento,

bombardinos y clarines

se unan al movimiento

 

de la procesión que pasa

de seres vivos en cuerpo,

que sufren y que se duelen

como eternos mandamientos.

 

El tercer paso que sigue

La Infancia en Padecimiento,

las figuras pasionales

son muchas en descontento.

 

Niños llamados a filas

a punta de algún secuestro,

para servir a las guerras

en algún remoto ejército.

 

Niñas llamadas a filas

a punta de algún secuestro,

para servir a soldados

de objetivos turbulentos.

 

La Infancia que así es violada

tal como siempre se ha hecho,

por los mayores en todo

que abusan sobre el pequeño.

 

Lobos con piel de tratantes

que mandan por mor del miedo,

a las niñas y a los niños

que pueblan este misterio.

 

Y venganzas de mayores

que cortan brazos y sueños,

que cortan manos y pies

a Infancia en Padecimiento.

 

El cornetín del horror

ha soplado en pleno viento,

para que suene un agudo

y, sin arrepentimiento,

 

daño entre los corazones

que escuchen este lamento.

Y el aire ha vibrado a sangre

roja, como el fuego enfermo.

 

Las trompetas y trombones

sollocen por todo ello,

las tubas y las cornetas

se aflijan al mismo tiempo…

 

Los tambores y los bombos,

los platillos del lamento,

bombardinos y clarines

se unan al movimiento

 

de la procesión que pasa

de seres vivos en cuerpo,

que sufren y que se duelen

como eternos mandamientos.

 

El cuarto paso es simbólico

de seres en movimiento:              

Animales Maltratados

mientras que malviven presos,

 

y, después, sacrificados

para el humano alimento,

o para de otros animales

ser provisional sustento.

 

Esclavos de los humanos,

al servicio de sus dueños,

donde todo está en negrura

cual corazón del invierno.

 

Producir y producir

viviendo sobre un pañuelo,

contaminando la tierra,

contaminando el terreno.

 

Ríos de sangre animal,

y se llama a ellos “los cerdos”;

el ansia desorbitada

de ver correr los dineros.

 

Y también en este paso

que puebla grande misterio,

vienen Vegetales, Plantas,

Floras de Origen Transgénico.

 

El hombre manipulando

cuanto que se estaba quieto

y que ahora evoluciona

a ritmo da miedo verlo.

 

Las bacterias y los virus

modificados a cientos;

los hongos, que ahora nacen

en obradores secretos.

 

Derivados del carbón

recalentando los lechos

de las tierras y los mares:

¡cambiando el clima a diverso!

 

Y los mares inundados

de plásticos sin regreso.

Los deshechos nucleares

heraldos son del infierno.

 

y aún el terror atómico

que culmine este proceso,

que procesione hacia el caos

y deje este planeta hueco.

 

¡Sí, miradlo, penitente,

doloroso, El Orbe Entero

viene cerrando el desfile

de esta serie e hilo postrero!

 

¡El último ser viviente

-que muere entre sufrimiento-

es el planeta y el orbe,

con sonido lastimero!

 

 

Juan Pablo Mañueco

 

Premio CERVANTES-CELA-BUERO VALLEJO, 2016.

Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

 

Vídeo autor:

https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

 

 

 

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