Por Ángel Moreno
(de Buenafuente)
“Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos»” (Jn 20, 21-23).
Comentario
Muchos son los dones que el Resucitado nos entrega una vez que ha cumplido la voluntad de su Padre y ha dominado la muerte. Pero entre todos los regalos de Pascua, ninguno como el don de Sí mismo, su Espíritu.
Si en los relatos de la Pasión de Jesús se nos refiere la entrega del último aliento del Crucificado, el día de Pascua el evangelista narra la entrega del Espíritu Santo y que a los discípulos se les da el poder de perdonar los pecados.
No puedo dejar de referirme a la experiencia que hemos tenido los misioneros de la misericordia en el III encuentro con el Papa, celebrado en la Octava Pascual. Allí fui testigo directo de la llamada que nos hizo Francisco de perdonar siempre y todo: "Tengan siempre a mano el manto de la misericordia, para envolver con su calor a quienes se acerquen a ustedes para ser perdonados". Y nos ponía un ejemplo: "Pero, Padre, usted sabe que, en este mundo moderno, con tantas cosas extrañas, tantos pecados nuevos, nunca se sabe, porque lo perdono, pero que tal vez mañana vuelva a pedir otro perdón". ¿Y qué le sorprende? La misma pregunta que Pedro había hecho al Señor, y la respuesta: setenta veces siete. Siempre. Siempre el perdón. No lo pospongas. "No, que tengo que consultar con el moralista...": no lo pospongas. Hoy. "No, no sé si estás convencido". Pero mira, una persona que te pide perdón, ¿quién eres tú para preguntarle si está convencido o no? Les tomas la palabra y les perdonas. Y perdona siempre. Por favor, perdona siempre. Con el perdón de Cristo no se juega, no se bromea.”
El perdón
El perdón es don de Dios, es regalo del Resucitado, posibilidad restauradora. Devuelve la vitalidad, la ilusión y la fuerza, da posibilidad de comenzar de nuevo, es gracia que levanta el muro infranqueable frete al ayer, es frontera cerrada a la mala memoria.
El perdón devuelve el gozo de la relación esencial, la luz al interior del alma. la claridad a la mirada, la estabilidad del ánimo, la capacidad de entregarse enteramente, la sensibilidad social y la relación entrañable, la paz y la alegría a la conciencia.
Propuesta
No dudes nunca del perdón de Dios.