Por Alfonso Olmos
(director de la Oficina de Información)
Son cosas de Francisco. El Papa ya nos tiene acostumbrados a este tipo de decisiones. Algunos las denominan populistas y no las entienden y lo manifiestan públicamente y hasta de forma ofensiva. Definitivamente este es el Papa de las periferias en todos los sentidos. Y lo manifiesta, y lo demuestra, mostrándose cercano y preocupado por los que están al margen de la sociedad y de la Iglesia, sino porque le preocupan, y mucho, los descartados, los débiles, los que no cuentan.
Llama la atención, en este sentido, la sensibilidad del Papa a la hora de nombrar a los cardenales, los “príncipes de la Iglesia”, desde el inicio de su pontificado. Suele causar sorpresa el nombre de alguno de los elegidos, o la procedencia del mismo. Acostumbrados a la promoción de los que ostentaban diócesis históricamente “cardenalicias”, el papa Francisco no entiende tanto de sedes, sino de personas.
Así en Italia, de donde hace no muchos años se surtía eminentemente el colegio cardenalicio, solo un obispo ejerciente, de una sede menor, ha sido llamado a la púrpura, manteniéndose a la espera otros prelados que pastorean diócesis de “primera”.
Es de agradecer, por otro lado, la sintonía del pontífice con España, o más bien con clérigos españoles, puesto que en cada uno de sus ocho consistorios ha nombrado, al menos, un cardenal español, que no quiere decir que desarrolle su ministerio en nuestro país. Pero el caso es que, actualmente, España está en el pódium del cardenalato con quince birretas contando al último nombrado recientemente, Fernando Vérgez, salmantino de origen, presidente de la Pontifica Comisión para el Estado de la ciudad del Vaticano y del Governatorato. España se convierte así en el tercer país del mundo, después de Italia y Estados Unidos, con más cardenales nacidos en su territorio y con la peculiaridad de que muchos de ellos son religiosos.
La Iglesia ahora es visiblemente más católica en sus instituciones y sobre todo lo será a la hora de un futuro cónclave. Todos los continentes y todas las regiones del mundo estarán ahora mejor representadas en la Capilla Sixtina a la hora de elegir al sucesor de Pedro. Hasta Mongolia, con poco más de mil católicos, cuenta con un cardenal que con 47 años se convierte en el más joven del grupo que tendrá que elegir a quien pastoreará la Iglesia Universal.