Tedio - Aburrimiento - Soledad

Un querido consocio español me hizo llegar este bonito artículo que me pareció bueno para que lo conozcan mis amigos. Gracias, José María (Nota de José Ramón Díaz-Torremocha - email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

 

 

Por José María Vera

(Conferencia Virgen Milagrosa de Madrid)

 

 

 

Tedio: del latín “Taedius”, producir tedio – repugnancia, fastidio, molestia

Aburrimiento: acción o efecto de aburrirse, cansancio, no saber que hacer

Soledad: Carencia, voluntaria o involuntaria de compañía – melancolía que se siente por la   ausencia de alguna persona o cosa.

 

Tedio y aburrimiento, tienen una cierta similitud. Mas bien relación.

Resulta posible aburrirse sin tener conciencia de ello, como también lo es aburrirse sin saber el motivo o explicación de dicho aburrimiento. 

El tedio, tiene una cierta similitud en ocasiones, con la melancolía, tristeza o depresión que hace que el que la padece no encuentra gusto ni diversión en ninguna cosa. El tedio suele surgir cuando nos resulta imposible hacer lo que queremos o lo que nos gusta hacer. 

Hay que tener en cuenta que todas las curas que se recomiendan como apropiadas para combatir el tedio, como dedicarse al arte, al deporte, a viajar, lo más importante para un católico su relación con Dios, todo ello lo debemos hacer por nosotros mismos. En realidad, no podemos asegurar si el mundo se nos presenta carente de sentido porque nos aburrimos o si nos aburrimos porque el mundo no tiene sentido. La palabra aburrimiento, se ha convertido en uno de los usos lingüísticos más frecuentes. 

No es el tedio la enfermedad del aburrimiento, de no tener nada que hacer, sino la enfermedad más grave es sentir que no vale la pena hacer nada. Recuerdo que, en la época de mi niñez, era difícil aburrirse: nos entreteníamos con cualquier cosa (jugando al aro, a las canicas, al escondite etc) Actualmente a pesar del número de artilugios que han surgido, mas que entretener les subyugan no saben estar sin ellos, todavía se oye la palabra aburrimiento. 

Voy a dejar el tedio y el aburrimiento, para concentrarme en la soledad, que es la situación personal más frecuente. Es cierto que la soledad se suele experimentar como una carga. Sin embargo, todo ser humano ha estado solo en alguna ocasión, unas veces más que otras. 

Quizás sea que el número de personas de más de setenta años, ha aumentado de manera considerable y por lo tanto el número de personas que se encuentran solas ha crecido; y a pesar de la Televisión y el teléfono móvil, lo que se echa de menos es la comunicación interpersonal. 

En épocas anteriores nos entreteníamos con las tertulias después del café, las meriendas más frecuentes entre mujeres. Actualmente el aumento de personas mayores, la forma de trabajo de los seres queridos ha llegado a considerarse como una enfermedad (tristeza, melancolía), esto se ha pretendido paliar con las residencias de mayores y los centros de día. Finalmente, la aparición de la enfermedad del “corona virus”, que obligó a permanecer confinados en nuestros domicilios, ha hecho que haya aumentado la soledad y el aburrimiento, difícil de superar a no ser que demos a nuestra vida un sentido de dejar la oscuridad con la idea de gozar de la luz, para crear un espacio propicio para llegar a Dios.

 

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