El domingo 13 de noviembre es la Jornada Mundial de los Pobres, una iniciativa del Papa, cuyo lema de 2022 es <<Jesucristo, siendo pobre, se hizo pobre por nosotros>>
Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
La cita fue fijada ya hace seis años. Concluido el Jubileo de la Misericordia, en la carta apostólica Misericordia et misera, en su punto 21, el Papa anunció la creación de la Jornada. «A la luz –escribió Francisco- del Jubileo de las personas socialmente excluidas (…), intuí que, como otro signo concreto de este año santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada Mundial de los Pobres. Será la preparación más adecuada para vivir la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, quien se ha identificado con los pequeños y los pobres, y nos juzgará a partir de las obras de misericordia (cf. Mt 25,31-46)».
Y a renglón seguido, el mismo Papa adelantaba sus objetivos: «Será una Jornada que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa (cf. Lc 16,19-21), no podrá haber justicia ni paz social». Y concluía: «Esta Jornada constituirá también una genuina forma de nueva evangelización (cf. Mt 11,5), con la que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia».
En nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara, se programan distintas acciones asistenciales, campañas de sensibilización, celebraciones y gestos concretos de caridad y cercanía efectiva y afectiva hacia los pobres. Además, mañana sábado, día 12 de noviembre, en extenso y completo horario matinal, en el Centro de Acción Social Casa Nazaret, sede de Cáritas diocesana y de las demás instituciones diocesanas de pastoral social, misionera, migratoria y de la caridad, en la Avenida de Venezuela, número 9, de Guadalajara, tiene lugar el XIII Encuentro diocesano de Pastoral Social.
Lemas y modelos
Una frase bíblica acompaña, ilustra e interpela cada la jornada. Así, en 2017 y en 2018 fueron las frases «No amemos de palabra, sino con obras» (1 Jn 3,18) y «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó» (Sal 34,7). En 2019, fue «La esperanza de los pobres nunca se frustrará» (Sal 9,19). En 2020, la frase que tituló esta jornada: «Tiende tu mano al pobre», tomada del libro veterotestamentario del Sirácida, también llamado Eclesiástico (capítulo 7, versículo 32). En 2021, la frase fue «A los pobres los tenéis siempre con vosotros… (y podéis socorrerlos cuando queráis)» (Mc 14,7). Y en este año 2022, «Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros» (2 Corintios, 8,9).
Con el hilo conductor de estas frases, el Papa escribe cada año un mensaje, que firma el 13 de junio, memoria litúrgica de san Antonio de Padua, modelo de caridad y de servicio a los pobres.
Además, cada año, en su mensaje, el Papa propone un modelo concreto de cristiano, normalmente santo, que sobresalió en el ejercicio de la caridad y de su compromiso en favor de los pobres. Así, en 2017 fue san Francisco de Asís; en 2018, santa Teresa de Jesús; en 2019, el sacerdote italiano don Primo Mazzolari y a Jean Vanier; en 2020, a la Virgen María, presentada como la Madre de los Pobres.
En 2021, fue el padre Damián de Veuster o de Molokai, santo apóstol de los pobres. Y para 2022, es san Charles de Foucauld, canonizado por Francisco, el pasado 15 de mayo, y cuya referencia textual en el mensaje papal ahora se reproduce.
El testimonio de Carlos de Foucauld
«El pasado 15 de mayo canonicé al hermano Charles de Foucauld, un hombre que, nacido rico, renunció a todo para seguir a Jesús y hacerse con Él pobre y hermano de todos. Su vida eremítica, primero en Nazaret y luego en el desierto del Sahara, hecha de silencio, oración y compartir, es un testimonio ejemplar de la pobreza cristiana».
Para hacer esta presentación del santo, el Papa añade: «Nos hará bien meditar en estas palabras suyas: “No despreciemos a los pobres, a los pequeños, a los trabajadores; ellos no solo son nuestros hermanos en Dios, sino que son también aquellos que del modo más perfecto imitan a Jesús en su vida exterior. Ellos nos representan perfectamente a Jesús, el Obrero de Nazaret. Son los primogénitos entre los elegidos, los primeros llamados a la cuna del Salvador. Fueron la compañía habitual de Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte […]. Honrémoslos, honremos en ellos las imágenes de Jesús y de sus santos padres […]. Tomemos para nosotros [la condición] que Él tomó para sí mismo […]. No dejemos nunca de ser pobres en todo, hermanos de los pobres, compañeros de los pobres, seamos los más pobres de los pobres como Jesús, y como Él amemos a los pobres y rodeémonos de ellos”».
Y Francisco concluye así su referencia a este nuevo santo y extraordinario modelo de fraternidad universal y de servicio a los pobres: «Para el hermano Charles estas no fueron solo palabras, sino un estilo de vida concreto, que lo llevó a compartir con Jesús el don de la vida misma».
Contextos e idea central de la Jornada de este año
Esta sexta Jornada Mundial de los Pobres que convoca el Papa Francisco se presenta con la intención y el deseo de ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida, sobre el tipo de decisiones y gestos que vamos realizando en nuestra vida cotidiana, y en cómo afecta e influye en las vidas de hermanos más pobres, y en nuestra relación con ellos.
Bajo el lema «Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza», Francisco viene a recordarnos una vez más la importancia de la opción preferencial de Jesús por los más pobres y vulnerables, eje central que da sentido a su vida y misión.
Tras la superación paulatina, que no total y en todos los lugares igual, de la pandemia y de sus consecuencias generadoras de nuevas pobrezas, la guerra de Ucrania y los otros conflictos bélicos en el mundo abren nuevas y desoladores horizontes y realidades de pobreza.
Todo ello, más la cultura dominante, tan secularizada y materialista, crea un contexto social en el que el espacio para la fe, la caridad y la esperanza queda reducido a lo anecdótico frente a lo que en el día a día acapara cualquier medio de comunicación, el dolor y el sufrimiento humano persisten y ensombrecen el sentido de nuestra vida. La injusta violencia que provocan las guerras, los combates ideológicos, la sobreexplotación de los recursos naturales, que generan aún más pobreza y éxodos masivos por todo el planeta, nos alertan y nos invitan a no quedarnos atrapados por las sombras.
Francisco convoca esta Jornada en torno a la celebración de la eucaristía para hacernos fuertes y animar la conversión del corazón en comunidad, sentados a la misma mesa y realizando el mismo gesto que Jesús hizo: hacernos pobres, hacernos pan y hacernos vino para entregar la vida por amor a los demás, singularmente a los más necesitados.
Selección de frases del mensaje del Papa para la Jornada
(1) La Jornada Mundial de los Pobres se presenta también este año como una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente.
(2) La generosidad hacia los pobres encuentra su motivación más fuerte en la elección del Hijo de Dios que quiso hacerse pobre Él mismo.
(3) Ante a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe, involucrándose directamente, sin delegar en nadie.
(4) Nada más dañino le puede acontecer a un cristiano y a una comunidad que ser deslumbrados por el ídolo de la riqueza, que termina encadenando a una visión de la vida efímera y fracasada.
(5) La experiencia de debilidad y limitación que hemos vivido en los últimos años, y ahora la tragedia de una guerra con repercusiones globales, nos debe enseñar algo decisivo: no estamos en el mundo para sobrevivir, sino para que a todos se les permita tener una vida digna y feliz.
(6) El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices.
(7) La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos. Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas. Es la miseria que, mientras constriñe a la condición de extrema pobreza, también afecta la dimensión espiritual que, aunque a menudo sea descuidada, no por esto no existe o no cuenta.
(8) Cuando la única ley es la del cálculo de las ganancias al final del día, entonces ya no hay freno para pasar a la lógica de la explotación de las personas: los demás son sólo medios. No existen más salarios justos, horas de trabajo justas, y se crean nuevas formas de esclavitud, sufridas por personas que no tienen otra alternativa y deben aceptar esta venenosa injusticia con tal de obtener lo mínimo para su sustento.
(9) La pobreza que libera, en cambio, es la que se nos presenta como una elección responsable para aligerar el lastre y centrarnos en lo esencial. De hecho, se puede encontrar fácilmente esa sensación de insatisfacción que muchos experimentan, porque sienten que les falta algo importante y van en su búsqueda como errantes sin una meta. Deseosos de encontrar lo que pueda satisfacerlos, tienen necesidad de orientarse hacia los pequeños, los débiles, los pobres para comprender finalmente aquello de lo que verdaderamente tenían necesidad.
(10) El encuentro con los pobres permite poner fin a tantas angustias y miedos inconsistentes, para llegar a lo que realmente importa en la vida y que nadie nos puede robar: el amor verdadero y gratuito.
(11) Los pobres, en realidad, antes que ser objeto de nuestra limosna, son sujetos que nos ayudan a liberarnos de las ataduras de la inquietud y la superficialidad.
(12) Si queremos que la vida venza a la muerte y la dignidad sea rescatada de la injusticia, el camino es el suyo: es seguir la pobreza de Jesucristo, compartiendo la vida por amor, partiendo el pan de la propia existencia con los hermanos y hermanas, empezando por los más pequeños, los que carecen de lo necesario, para que se cree la igualdad, se libere a los pobres de la miseria y a los ricos de la vanidad, ambos sin esperanza.
(13) Que esta VI Jornada Mundial de los Pobres se convierta en una oportunidad de gracia, para hacer un examen de conciencia personal y comunitario, y preguntarnos si la pobreza de Jesucristo es nuestra fiel compañera de vida.
Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 11 de noviembre de 2022