Los grupos del Sínodo diocesano han retornado a sus encuentros, ya con el cuaderno sinodal 2 "Desafiados", a trabajar desde octubre hasta enero
Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
Nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara, retomó, a comienzos de octubre, los trabajos en grupos, comunidades y parroquias de su sínodo diocesano, bajo el lema “El Sínodo diocesano nos impulsa a evangelizar”. Al efecto, se ha editado y distribuido del segundo cuaderno de trabajo, en realidad el tercero.
En el primer cuaderno de trabajo, el llamado cuaderno cero, se plantearon tres grandes cuestiones: “¿Qué es una diócesis?”, “¿Qué es un sínodo?” y “¿Qué es evangelizar?”. Este cuaderno cero se presentó y entregó el 25 de enero de 2020. Pero llegó la pandemia, que, aunque, como luego veremos, no se interrumpió el camino sinodal, sí le imprimió unas características nuevas y obligó a posponer sus planes temporales previstos.
A finales de enero de 2022 y durante todo el primero semestre de este año, se trabajó en el cuaderno 1, titulado “Llamados” (Mirada hacia dentro: “Reaviva el don de Dios que hay en ti…”, frase de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo). En el cuaderno sinodal 1 se trabajaron estos temas: la vocación, los fundamentos de la fe, la espiritualidad cristiana, la coherencia fe-vida y la comunión eclesial.
Y ahora la diócesis trabaja en el cuaderno 2 “Desafiados” (Mirada hacia fuera: “Jesús, mirándolo lo amó”, frase del evangelio de san Marcos, en el encuentro de Jesús con el joven rico).
Presentación del cuaderno sinodal 2
Dice el salmista “Me enseñarás el camino de la vida” (Sal 15,11) y el poeta “Se hace camino al andar”. Continuamos nuestro camino sinodal, caminando juntos en este proceso de sinodalidad diocesana, en el que el Espíritu nos está moviendo. “El camino de la sinodalidad es –dice el Papa Francisco– “el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.
En este Cuaderno número 2, seguimos con la misma propuesta de los anteriores en lo que se refiere a la dinámica de los encuentros de los grupos sinodales. Han de ser encuentros orantes, en los que el grupo se pone en la presencia del Señor, invocando al Espíritu, para reflexionar sobre los temas sinodales, y después de ser iluminados por la Palabra de Dios y por el magisterio de la Iglesia, se pueda dialogar y aportar propuestas para presentar a la asamblea sinodal final.
El título del cuaderno es “Desafiados”. Después de haber descubierto la misión y vocación a la que hemos sido llamados, personalmente y como Iglesia diocesana, después de habernos dejado iluminar por el cuaderno número 1 y haber reflexionado sobre nuestra propia identidad de cristianos, miramos hacia la realidad en la que nos toca vivir. Es el hoy de la historia humana y es el hoy de la historia de la salvación. Y, en verdad, esa realidad nos desafía, no puede dejarnos indiferentes y ajenos a los signos de los tiempos en los que somos, nos movemos y existimos.
La vida siempre es un reto, un desafío y la actualidad del momento presente nos empuja a nosotros como Iglesia a no hacer y pensar siempre lo mismo; nos empuja a aportar la experiencia del Resucitado y los valores evangélicos a la sociedad actual en la que vivimos, y nos empuja a dar sentido cristiano, ya que el serlo verdaderamente humaniza la sociedad en la que vivimos.
El cuaderno sinodal “Desafiados” nos provoca el entusiasmo de saber que el Resucitado tiene una palabra para este mundo que no se puede quedar sin ser escuchada, y nosotros como Iglesia diocesana queremos discernir cuál y cómo será la mejor manera de anunciarla.
Cinco temas en este cuaderno sinodal
Cinco son los temas sobre los que se invita los grupos sinodales a reflexionar. El primero de ellos es la juventud, o mejor, las juventudes, pues no se puede encasillar mentalidades, actitudes o comportamientos juveniles como si todos los jóvenes estuvieran uniformados en maneras de ser y expresarse. Sabemos que muchos jóvenes están lejos de la Iglesia, pero, aun con las dificultades que encontramos, la Iglesia no quiere estar lejos de los jóvenes.
El segundo tema es la mujer. Nos preguntaremos cuál es y cuál debe ser el verdadero espacio que la mujer ha de tener dentro de la sociedad, la familia y la Iglesia diocesana. En la igualdad de dignidad y diferencias enriquecedoras con el hombre, deberemos reflexionar sobre el papel y el aporte femenino que necesitan la sociedad y la Iglesia.
Otro gran desafío evangelizador para una Iglesia en salida son los “alejados”. ¿Quiénes son los alejados? Con este término, nos referimos a las personas que no creen en la existencia de Dios, a los agnósticos, que o no se lo preguntan o piensan que no hay una respuesta posible sobre la experiencia personal de Dios. Nos referiremos también a los no practicantes de los sacramentos, liturgia y demás actividades de la Iglesia, y a los indiferentes ante el hecho religioso. Por último, en este grupo se incluyen las personas que antes participaban de la vida de la Iglesia de manera más o menos activa y ahora se han alejado.
El cuarto tema sinodal es la atención pastoral a personas en situaciones diversas. Este tema se desarrolla en dos partes. En primer lugar, son las diversas situaciones de familia, formas de unión personal o maneras de vivir las relaciones familiares; y, en segundo lugar, trata de reflexionar sobre cómo acoger y acompañar personal y pastoralmente a las personas que manifiestan tendencias homosexuales u otras formas de orientación sexual, algunos de los cuales viven en pareja. Ciertamente, es este un gran desafío para las familias, para la pastoral diocesana y de toda la Iglesia, para la teología y la concepción cristiana de la existencia.
Finalmente concluye el cuaderno con una propuesta de diálogo eclesial sobre la ecología. Se considera el amor y cuidado de la naturaleza como creación de Dios desde la ecología integral. Según ésta, el hombre y la mujer han sido puestos por el Creador para cuidar de la naturaleza y de la misma persona humana como su centro.
“Los desafíos están para superarlos”
Con el acercamiento a estos temas desde la reflexión iluminada por la Palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia, la oración, desde el diálogo en los grupos sinodales y focalizando bien la realidad en la que vivimos, surgirán propuestas concretas para la futura asamblea sinodal.
En definitiva, el espíritu del trabajo sinodal que se propone en este cuaderno es que “los desafíos están para superarlos”, como escribe el Papa Francisco en su programática y gran exhortación apostólica “Evangelii gaudium” (EG 109) y transformarlos positivamente en oportunidades de evangelización, siguiendo los senderos de la escucha, la razón y la propuesta cristiana.
Y después de este cuaderno sinodal, ¿qué queda todavía?
El sínodo diocesano se halla ahora en su segunda fase (la fase de los grupos sinodales), a la que todavía quedan pendientes por editar y trabajar otros dos cuadernos más para los grupos sinodales. “Evangelizamos. Retos evangelizadores” es el enunciado del tercer bloque y cuaderno, cuya referencia o lema bíblico es “Sois la luz y la sal del mundo” (cfr. Mateo, 5, 13a.14ª). Sus cinco temas concretos son estos: familia, laicos, mundo rural, formación cristiana y celebración de la fe. Todavía no se ha hecho pública de modo oficial la fecha del comienzo del trabajo sobre estos. Podría ser desde febrero a junio de 2023.
Por fin, el cuarto bloque de temas, el cuaderno cuarto, rezará “Servimos. Acción social y vida pública”. Su referente bíblico es la frase del evangelio de san Juan “Para que tengan vida…” (Juan 10,10). Y su temario incluye estas cinco cuestiones pastorales: pobreza, pastoral de la caridad, solidaridad, vida pública y comunicación”.
Completada la fase segunda y desde ella, mediante las ponencias, llegará la tercera: la asamblea sinodal, con las sesiones y modalidades que correspondan y sus conclusiones y documento final y misa solemne de clausura. Finalmente, la fase cuarta será la de la aplicación y la de la conversión pastoral en aras a ser Iglesia en salida misionera.
Breve historia del Sínodo Diocesano
El jueves 17 de mayo de 2018 el obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez, anunció al consejo presbiteral su voluntad de convocar un sínodo diocesano. Posteriormente, fue reiterando en otros organismos y foros diocesanos esta decisión y procedió a dar los primeros pasos. Así, tuvo lugar la creación de la Secretaría General del Sínodo (con el sacerdote Ángel Luis Toledano Ibarra, párroco de San Diego de Guadalajara, al frente) y seis comisiones sectoriales de trabajo (Teológica, Canónica, Litúrgica, Pastoral y de Comunicación y Publicaciones). El sínodo diocesano fue abierto, con una solemne y muy concurrida eucaristía en la catedral (más de un millar de personas) el 2 de diciembre de 2018. Asimismo, el obispo creó el consejo de dirección con sínodo, con una comisión permanente. Con anterioridad y con fecha 8 de septiembre de 2018, don Atilano escribió la carta pastoral titulada “¿Para qué un Sínodo?”.
En 2019, se fueron elaborando el reglamento sinodal, la misión del consejo sinodal, los materiales divulgativos, didácticos y pastorales, el lema –“Vívelo”-, la oración oficial, y una gran encuesta previa, con 169 preguntas y que fue respondida por 5.515 personas. Se hizo un elenco y clasificación de los temas y se dejó todo preparado para una nueva, ya citada, gran cita: 25 de enero de 2020 con la presentación oficial de los grupos sinodales (entonces 186 grupos, 2.176 personas inscritas) y la entrega del cuaderno cero para el trabajo sinodal en grupos, trabajado durante mes y medio. Además, se eligieron cuatro grandes de temas para trabajar en grupos y se designaron los ponentes y se elaboró un calendario concreto para este itinerario sinodal.
Sínodo en pandemia y sínodo universal
Pero llegó el 15 de marzo de 2020 y el Sínodo comenzó una etapa nueva e imprevista, una etapa de “catacumbas” o de alargada espera pentecostal. Y en medio de todo ello, desde la voluntad de que la llama del Sínodo no se apagará se trabajó en el himno sinodal oficial y en otras canciones y en nuevos y sencillos nuevos materiales de reflexión y hasta se editaron mascarillas sinodales…
Durante el primer semestre de 2021, se trabajó en doce fichas sinodales distintas, vigilias de oración, la publicación de un disco con ocho canciones más el himno sinodal diocesano oficial, cuyo autor es Lorenzo Sánchez, una columna mensual en “EL ECO”, escrita por el secretario del Sínodo, un encuentro telemático diocesano el 19 de junio, varias cartas del obispo sobre el tema, distintas reuniones del consejo de dirección del sínodo y otras actividades varias.
Además, nuestra diócesis se sumó, en el otoño e invierno pasados, como no podía ser de otro modo, a la convocatoria del Papa Francisco de llamar a todas las diócesis de la Iglesia a ponerse en camino y trabajar en fases diocesanas ante el próximo Sínodo de los Obispos de octubre de 2024, sobre el tema “Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión”.
Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 18 de noviembre de 2022