GRANITOS DE MOSTAZA
Por Álvaro Ruiz Langa
(Delegado diocesano de MCS)
El verbo que pone título a esta columna tiene significado único. Apunta a lo meteorológico puesto que se refiere al tiempo que hace en mayo, al que es propio del mes de las flores con todo el florecimiento que consigo lleva. Para la ocasión, cabe el juego de extender el sentido natural y propio para aplicarlo a la vida en general. Así se le concede, para esta ocasión, referirse a cuanto trae y lleva el vivir de mayo en las comunidades y en las almas de la feligresía diocesana. A fin de cuentas, la mayoría de los acontecimientos parroquiales del mes dedicado a la Virgen María porta las señales del feliz florecimiento de la naturaleza.
Con flores a María. He aquí la muestra más difundida, junto al rezo del rosario. Cuando en el siglo XIX se difunden las devociones marianas por las comunidades católicas, las tardes de mayo adquieren en propiedad el ejercicio de las flores. Los fieles gustan de ver a María rodeada de la belleza floral, que viene a ser como un espejo de la hermosura interior de la “llena de gracia”. Por eso, el ejercicio piadoso se concreta en llevarle las flores naturales, tan vivas en la primavera de mayo, y las flores espirituales de las avemarías en rosario, de las oraciones consagradas por tradición, de los sacrificios y ofrendas…
Romerías y fiestas. Jalonan las semanas del mes. Unas, concurridas y extensas; otras, de ámbito local o comarcal. La Marcha a Barbatona es el hito más sobresaliente, sin duda, este año distinguida con cita extraordinaria. En el corazón del Señorío de Molina, la Virgen de la Hoz convoca para el sábado 23. Una semana antes, el 16, será la romería de las Cruces en la Virgen de Mirabueno. También la patrona de Azuqueca, Virgen de la Soledad, ha tenido especial protagonismo en la parroquia de San Francisco Javier, a comienzos de mes. Y en su día, la Virgen de los Olmos en Maranchón, la de la Estrella en Atienza, la de Ribagorda, la del Madroñal, la de Fátima, de los Desamparados para las Hermanitas…
Fiestas y conmemoraciones. Con asiento y basa en advocaciones marianas o no, un puñado de parroquias celebra actos festivos o conmemorativos este mayo. La feligresía salesiana lo hará en la fiesta de María Auxiliadora. Otros titulares señeros son San José Artesano, San Juan de Ávila, San Isidro y San Pascual Bailón. Y tres parroquias hacen fiesta especial conmemorando los veinticinco años de la bendición de su templo parroquial. El día 5, la de San Francisco Javier, en Azuqueca; el 12, San José Artesano de Guadalajara; y el 15, San Isidro y Santa María de la Cabeza, en Caraquiz. A esta serie de fiestas cabe añadir también la de los Josefinos el día 18, en que recuerdan y celebran a su fundador, san Leonardo Murialdo, declarado santo por el beato Pablo VI el 3 de mayo de 1970. Y como broche y cierre del mes mariano, la fiesta de la Visitación de la Virgen, que es título parroquial de La Beltraneja además.
Primeras comuniones y más. Un gran hito del tiempo pascual es la solemnidad de la Ascensión, día por antonomasia para las primeras comuniones. Al tiempo, es un catalizador mayor de la vida parroquial. Como igualmente lo son, aunque en menor grado, las confirmaciones. Y aún cabría mencionar, en el área de Sigüenza-Atienza, las jornadas de visita pastoral del prelado diocesano, que también tienen cabida en el mayear de estos Granitos de mostaza.
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