Seis obras musicales imprescindibles para la Navidad
Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
Se ha afirmado, no sin razón, que haya donde las palabras que quedan cortas y los sentimientos afloran y son difíciles de expresar, nace la música. La música es, en efecto, el mejor catalizador del corazón humana y de su variedad y hasta amalgama de tonalidades y sentires. La música es, además, un lenguaje universal, es el lenguaje del alma, constituida más por sonidos y melodías que por palabras. Y en la música caben todos los instrumentos: desde los más sencillos y al alcance de todos, a los más sofisticados y que necesitan una pericia especial para ser interpretados.
Y todo ello, mediante la música, se concentra y se expresa en las situaciones más extraordinarias de la vida humana (también en las ordinarias), tanto en sus momentos de dolor, soledad y tristeza, como en los de satisfacción, fraternidad y alegría. La música posee, asimismo, la virtualidad del saber compartir, incluso la necesidad del compartir, del compaginar y del armonizar. Y de manifestar lo inefable. Con la música, se llora, se ríe, se canta, se contempla, se goza y con la música hasta se extasía el espíritu y se rejuvenece el cuerpo.
Por ello, ante el misterio del amor, de la ternura, de belleza, de la pequeñez, de la debilidad y de la grandeza de un Niño recién nacido, de un Niño (Emmanuel, Dios con nosotros), que viene a salvarnos, la música ha encontrado y seguirá encontrado a lo largo y a lo ancho de tiempos infinidad de registros, vibraciones, sonidos, canciones y palabras siempre melodiosas. Sonidos y palabras siempre ungidas de sentimientos, de emoción, de corazón.
En las vísperas de la Navidad 2022, en medio de un mundo como el nuestro manchado y salpicado por la sangre de guerras inicuas y tantas injusticias evitables y sin ánimo de ser corregidas, lastrado por numerosos episodios de democracia deficitaria, todavía marcado por los efectos de una pandemia histórica y mientras la pobreza y la desigualdad siguen siendo una realidad que tanto se contradice con los pavoneados, pero en la práctica tantas veces olvidados, derechos humanos, y la sociedad del consumo, del egoísmo y del materialismo parece como engullirnos a todos, la Navidad, la verdad de la Navidad, que también y tan bien expresa la música, demanda una “tregua” de verdadera humanidad y una “sinfonía” de música y de vida, no solo para estos días, sino para todos nuestros días.
Belén de la parroquia de San Pedro de Sigüenza , Niño Jesús de marfil de la catedral
y operación kilo para Cáritas
Por ello, quiero ofrecer en esta página de hoy de NUEVA ALCARRIA, en las vísperas mismas de la Navidad 2022, algunos apuntes sobre la música de la Navidad. Lo haré espigando algunos de los temas musicales navideños más hermosas y más necesarios ahora y siempre.
(1) Adeste fideles.- En español, «Venid fieles», «Vayamos, cristianos», o «Venid, adoremos») es un himno con texto latino usado en numerosos países, sobre todo europeos, tras la bendición de Navidad y adoración del Niño Jesús. Consta que así se hace desde fines del siglo XVIII. Se cantaba en la misión portuguesa en Londres en 1797, por lo que todavía hoy se llama en muchos países «El himno portugués».
La historiografía anglosajona data su composición hacia 1743 por John Francis Wade. Sin embargo, Vincent Novello, organista de ese lugar, atribuyó la versión musical más popular a John Reading, organista en la catedral de Winchester de 1675 a 1681.Pero hay incluso, adelanta su datación y lo atribuye al rey Juan IV de Portugal, hacia el año 1649.
Se considera autor del texto en sí mismo, pero sin documentación fehaciente, a san Buenaventura. La canción invita a los fieles a acudir a Belén a adorar al Salvador, recién nacido.
La noche del 24 de diciembre de 1914, en plena I Guerra Mundial, un soldado alemán empezó a tocar con una armónica la composición «Noche de paz», que sus compañeros entonaron. A esta iniciativa le siguieron los gaiteros escoceses y los soldados británicos, hasta que todos, en conjunto, cantaron también el «Adeste fideles».
(2) Oratorio de Navidad de Bach.- Esta extraordinaria obra del mayor músico de todos los tiempos, Johann Sebastian Bach, consta de seis partes, seis oratorios independientes y unidos, que abarcan todo el ciclo celebrativo navideño: nacimiento de Jesús, anuncio a los pastores del nacimiento de Jesús, adoración de los pastores (estas tres primeras para los días 25, 26 y 27 de diciembre, respectivamente), maternidad divina de María y día de año nuevo (1 de enero), circuncisión y bautismo de Jesús (fecha variable), domingo de la octava de la Navidad, viaje de los Magos y adoración de los magos.
Este oratorio, que se escribió para la Navidad de 1734, incorpora música de composiciones anteriores, entre ellas tres cantatas seculares escritas durante 1733 y 1734, además de una cantata para iglesia, hoy perdida. Su siguiente interpretación tuvo lugar años después, el 17 de diciembre de 1857, a cargo de la Academia de Canto de Berlín, dirigida por Eduard Grell.
El Oratorio de Navidad de Bach es un ejemplo especialmente sofisticado de parodia musical; esto es, una reelaboración seria de otros materiales. El autor del texto es desconocido, aunque se supone que son trabajos anteriores de Picander.
(3) La Pifa de «El Mesías» de Häendel.- «El Mesías» es un oratorio en inglés compuesto por el músico de origen alemán Georg Friedrich Häendel, en 1741, con un texto bíblico recopilado por Charles Jennens de la Biblia del rey Jacobo y de la Biblia Coverdale, la versión de los Salmos incluida en el Libro de Oración Común. Su estreno fue en Dublín el 13 de abril de 1742 y se representó casi un año después en Londres. Aunque habitualmente se interpreta en Navidad y en sus vísperas, en realidad, es un oratorio completo de la vida de Jesucristo, incluida su pasión, muerte y resurrección (los célebres y hermosísimos «Aleluya» y el «Amén» final, incluidos).
En el oratorio, tras el nacimiento de Jesús y la adoración de los ángeles, el autor ofrece una deliciosa melodía conocida como la Pifa. Los pastores son presentados por una pastoral instrumental, la Pifa, que toma su nombre de los pastores-gaiteros (Piffarai en italiano), que tocaban en las calles de Roma en la época navideña. La música en Do mayor y un tiempo oscilante de 12/8 sube y baja suavemente como una canción de cuna.
(4) Noche de paz, noche de Dios.- Es la canción de Navidad más popular y universal. Está compuesta en alemán por el maestro de escuela y organista austriaco Franz Xaver Gruber. La letra es del sacerdote austriaco Joseph Mohr. Fue declarada Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad en 2011. Ha sido grabado por múltiples cantantes y en diversos géneros musicales y traducida a más de 300 idiomas y dialectos. La versión de Bing Crosby, de 1935, es la más popular en todo el mundo, siendo el tercer disco sencillo más vendido de la historia.
La música que se interpreta en la actualidad difiere levemente de la original de Gruber, particularmente en las notas finales. Aunque compuesta dos años antes, fue estrenada en una pequeña iglesia de la localidad de Oberndorf, cerca de Salzburgo, en la Misa del Gallo de 1818. Se cuenta que, al estar estropeado el órgano de esta iglesia, la canción fue acompañada por música de guitarra.
La canción fue cantada simultáneamente en inglés y en alemán durante la Tregua de Navidad de 1914, en la primera guerra mundial. Siguió después, como queda dicho, el «Adeste fideles» y un posterior encuentro entre los combatientes de los dos bandos, saludándose e intercambiando tabaco y bebidas.
(5) El tamborilero.- También conocido como «El pequeño tamborilero», en Hispanoamérica como «El niño del tambor» y en España, Chile y Colombia como «El tamborilero», es una canción de Navidad popular épica, cuya letra relata la historia imaginaria de un niño que se gana la vida con un tambor y que, no teniendo nada con que obsequiar al neonato Mesías en la Nochebuena, decide darle una serenata con su instrumento como prueba de amor. Ante ello, el Recién Nacido le mira y le sonríe: «Cuando Dios me vio tocando ante Él, me sonrió».
La atribución más antigua de su autoría se sitúa de 1941, cuando la pianista Katherine Kennicott Davis (1892-1980), natural de St. Joseph (Misuri, USA), manuscribe la canción, titulándola «Carol of the Drum» («Villancico del tambor»), transcrita de un supuesto original checo y que adapta libremente la letra al inglés y la publica bajo el seudónimo de C.R.W. Robertson. A partir de 1955, la canción adquirió gran popularidad después de que la célebre Familia Trapp grabase una versión, y se publicaran hojas volantes para divulgar su letra y música. En lengua española, la popularizó, a partir de la década de 1960, el cantante Raphael.
(6) Y… también John Lennon.- «Happy Xmas (War is Over)» es una canción del músico británico John Lennon, grabada Nueva York a finales de octubre de 1971 y publicada como disco sencillo. Si bien el tema figura como una canción protesta contra la Guerra de Vietnam, se convirtió pronto en un himno navideño, apareciendo en numerosos álbumes recopilatorios de canciones navideñas. De hecho, la grabación comienza con un leve susurro en el que John y Yoko felicitan las navidades a sus hijos, Julian y Kyoko.
La letra se basa en una campaña de propaganda llevada a cabo a finales de 1969 por John y su mujer, Yoko, quienes alquilaron vallas publicitarias y espacios en revistas para incluir el lema «War Is Over (If You Want It)», que puede traducirse al español como «La guerra ha terminado (si tú quieres)". La campaña se difundió por todo el mundo, y la opinión pública de Estados Unidos se posicionó de forma unánime en contra de la Guerra de Vietnam.
En 2004, el cantante español Raphael incluyó este tema su álbum navideño titulado «Raphael vuelve por Navidad» y esta canción en español se convirtió en uno de temas estrellas del disco. La canción, desde el deseo de feliz Navidad y de feliz año nuevo, es un clamor en favor de la paz, de la solidaridad, de la justicia social y entendimiento entre generaciones, razas, credos y condiciones sociales.
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Y, por supuesto, junto a todo esto, los villancicos populares de aquí y de allá, clásicos o modernos, con zambomba, castañuelas, botellas de anís y panderetas, verdaderas canciones entrañables y del alma, sin más ni menos pretensiones que alegrar el corazón, contagiar alegría, fraternidad y esperanza y componer, como hicieran los ángeles en la noche de la Natividad del Señor, un hermoso himno a la grandeza y a la belleza de Navidad, que es siempre la fiesta del Dios que se hace hombre y del hombre que es capacitado para participar del amor del Dios. «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra a los hombres de buena voluntad».
Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 23 de diciembre de 2022