Rafael C. García Serrano
(Conferencia Nuestra Señora de la Antigua, Guadalajara)
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(Esto sucedía en aquellos días de obligada reclusión por el bien de todos)
– Hola papá, ¿cómo va todo por ahí?
– Todo muy bien hijo mío. Un poco de soledad, pero estoy aprovechando para ordenar muchas cosas que andaban de cualquier manera, aunque en su sitio, leer, leer mucho y repasar un montón de recuerdos que han quedado arrinconados, que ahora renacen y me ayudan a revivir momentos preciosos de nuestra vida.
Algunas cosas si han cambiado y mucho. El domingo tuve que asistir a Misa por la “tele” y descubrí que cualquier manera es buena, y hasta bonita, para encontrarse con Dios. No es lo mismo que ir a la iglesia, pero en esta tranquila soledad he podido concentrarme y reflexionar sobre la belleza de la Misa, sobre lo completo de las posibilidades de conocer la palabra de Dios cerca, sin distracciones, y poder reflexionar sobre el Misterio; de interiorizar, más allá de simplemente escuchar.
Eso sí, echaba de menos la presencia de mis hermanos en la fe, su calor, su mano amiga al estrechárnosla... personas que, de cerca o de lejos, comparten con uno, tantas veces, la Eucaristía. Pero luego tuve un largo rato de oración más intenso, más profundo y duradero que el tiempo de mi paseo hasta la casa.
Por cierto, se me olvidaba decirte que me llamó esa pareja de visitadores de Las Conferencias para ofrecerme su ayuda en la distancia, ya sabes que no se pueden hacer visitas. Me dijeron que si lo necesito podrían hacerme la compra de alimentos o farmacia, que me la dejarían en la puerta después de hecha y luego se marcharían. Que no habría contacto y que el importe lo puedo enviar por transferencia.
¡Qué importante es su amor, su solidaridad, su esfuerzo generoso por el prójimo al que aman!
Doy gracias a Dios por su existencia y le pido que no los abandone ni que ellos me abandonen a mí y a tantos que estamos solos. El mundo necesita a esas gentes que, en el humilde servicio a Nuestro Señor, de forma callada, tanto hacen por su prójimo.
Bueno hijo que estoy robando tu tiempo y tendrás otras cosas que hacer.
– Mi tiempo más hermoso es en estos días hablar contigo ya que no puedo ir a verte. Adiós, papá, te quiero.
Es importante que valoremos lo que hoy podemos hacer y que tantos compatriotas nuestros, ya no pueden. Aprovechemos con y por los demás, el tiempo que se nos ha regalado.
Con María, a Cristo por María.
One more day in solitary confinement
(This happened in those days of enforced seclusion for the good of all)
- Hi dad, how are things there?
- Everything is going very well my son. A bit of solitude, but I'm taking advantage of it to sort out a lot of things that were hanging around in any way, although in their place. I'm reading, reading a lot and going over a lot of memories that have been put aside, which are now coming back to life and help me to relive beautiful moments of our life.
Some things have indeed changed a lot. On Sunday I had to attend Mass on " TV " and I discovered that any way is good, and even beautiful, to be with God. It is not the same as going to church, but in this quiet loneliness I have been able to concentrate and reflect on the beauty of the Mass, on the full possibilities of knowing the word of God close at hand, without distractions, and being able to reflect on the Mystery; to interiorise, beyond simply listening.
I did miss the presence of my brothers and sisters in faith, their warmth, their friendliness as we shook hands... people who, from near or far, share the Eucharist with us so often. However, I had afterwards a long time of prayer that was more intense, deeper and more lasting than the time of my walk home.
By the way, I forgot to tell you about that couple of visitors from the Conferences who called to offer me their help from a distance, you know that it is not possible to pay visits. They told me that if I needed it, they could do my food or pharmacy shopping, which they would leave it at my door and then leave. That there would be no contact and that I could send the money by bank transfer.
How important is their love, their solidarity, their generous effort for the neighbour they love!
I thank God for their existence and I beg Him not to abandon them or that they do not abandon me and so many of us who are alone. The world needs these people who, in humble service to Our Lord, do in silence so much for their neighbour.
Well, my son, I'm taking up your time and you must have other things to do.
– My most beautiful time in these days is talking to you, since I can't go and see you. Goodbye dad, I love you.
It is important that we value what we can do today, and what so many of our compatriots can no longer do. Let us make the most of the time we have been given, with and for others.
With Mary, to Christ through Mary.