Por Juan Pablo Mañueco
(escritor y periodista)
Ya te alejas, Pastor santo, hacia la luz de arriba,
Alzándote -incluso con la cruz- al cielo;
Te ilumina, desde allí, una llama que tu vuelo
Está alumbrando, mientras la Tierra de tu luz se priva.
Aunque de tu propio madero mana luz en rielo,
Luciendo sobre la redimida Tierra fugitiva,
En la que tu misma estela queda viva
Junto a una escena de pescadores y de suelo.
¿A dónde te diriges, si ha quedado la celeste riba
Sombría, de destinos cubierta por un velo?
Pareces mirar dentro de Ti, tapado por tu pelo.
Atisbas a la Tierra, girando a la deriva.
Sol del espíritu, nos has dejado al menos el consuelo
Todavía, cuando alguien la escuche y la reciba,
Oficiada por Ti, de cuanta palabra y luz perciba:
¡Resurrecta esperanza emanada del anhelo!
¡SANTO apetito de vida eterna, que el alma por siempre la conciba!
Juan Pablo Mañueco
Premio CERVANTES-CELA-BUERO VALLEJO, 2016.
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
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