Por Agustín Bugeda Sanz
(Vicario general)
En esta semana de Pentecostés, estas líneas y reflexión se hacen oración con una invocación ardiente, unido a todos los cristianos que junto a María imploramos el don y la gracia del Espíritu Santo.
Invoco el Espíritu de fortaleza para nuestros hermanos cristianos perseguidos y martirizados en tantos lugares del mundo. El Espíritu Santo los fortalezca continuamente para que no decaigan ante la adversidad y desde el dolor y la sangre derramada se instaure el Reino de la Paz, el Reino de Jesucristo.
Invoco el Espíritu de sabiduría para todos los españoles que nos disponemos a elegir a nuestros gobernantes para los próximos años. El Espíritu Santo nos conceda a todos la sabiduría y ciencia necesaria para que actuando desde Él construyamos unos pueblos y ciudades cada día mejores.
Invoco el Espíritu de piedad para todas nuestras comunidades de Vida Consagrada en este su año. El Espíritu Santo otorgue a cada consagrado, particularmente a los de nuestra Diócesis, su piedad que los haga vivir en relación constante en el corazón de la Trinidad para ser sal y luz en nuestro mundo desde su consagración y alegría.
Invoco el Espíritu de consejo para nuestro Obispo D. Atilano en Visita Pastoral en estos días por el Arciprestazgo de Sigüenza-Atienza. El Espíritu Santo le asista cada día y en cada parroquia para alentar, animar y pastorear como el mismo Cristo a cada persona que se acerca y habita en esas nobles tierras seguntinas.
Invoco el Espíritu del santo temor de Dios para todos los hombres, en especial para los que peregrinamos en esta querida Diócesis de Sigüenza-Guadalajara. El Espíritu nos lleve a a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristarle, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir.
Unidos en oración con María la Madre de Jesús permanecemos en estos días y siempre.