Seguir redescubriendo a San José

El 19 de marzo, aunque la liturgia de este año lo celebra el día 20, es san José, el esposo de la María, el padre adoptivo de Jesús, el patrono universal de la Iglesia

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

En el pontificado de Sixto IV (1471-1484), la fiesta de san José fue introducida definitivamente (su culto arranca en el siglo IV entre los cristianos coptos de Egipto y es difundida ya en toda la Iglesia gracias a la Orden del Carmelo, a partir del siglo XIII) en el calendario romano, que es el que ha llegado hasta nuestros días, en el día del 19 de marzo, por ser una semana antes de la solemnidad de la Anunciación y Encarnación de Jesucristo (25 de marzo).

Este año, al ser el 19 de marzo domingo de Cuaresma, concretamente el cuarto domingo de la Cuaresma de 2023, prevalece en la celebración litúrgica el domingo cuaresmal y la celebración de la solemnidad de san José se traslada al lunes día 20 de marzo. Es día de precepto dispensado, ya que no es fiesta civil en Castilla-La Mancha.

Nuestra diócesis, además, conmemora, con la oración, el recuerdo y la gratitud, el 19 de marzo, el 43 aniversario de la ordenación episcopal de monseñor José Sánchez González (1934), obispo de nuestra diócesis entre 1991 y 2011.

El 19 de marzo, igualmente, se cumplen diez años de la misa solemne de comienzo oficial de pontificado del Papa Francisco, elegido, el 13 de marzo de 2013, para sustituir a Benedicto XVI, que renunció a este servicio.

 

Los siete domingos de San José

La Iglesia, siguiendo una antigua costumbre, que data del final del siglo XVI, prepara la fiesta de san José, el día 19 de marzo, dedicando al santo los siete domingos anteriores a esa fiesta, en recuerdo de los principales gozos y dolores de la vida del santo.

Más tarde, el Papa Gregorio XVI (1831-1846) fomentó la devoción de los siete domingos de san José, concediéndole muchas indulgencias; y su sucesor, Pío IX (1846-1878), quien le declaró patrono universal de la Iglesia, el 8 de diciembre de 1870, les dio actualidad perenne con su deseo de que se acudiera a San José, para aliviar las situaciones adversas de la Iglesia universal.

Los domingos de san José contemplan y consideran los principales misterios acontecidos a lo largo de su vida en la tierra, entretejidos de gozos y dolores, en los que se refleja de algún modo toda vida humana, la nuestra, y en la que encontramos luz, serenidad, fortaleza, sentido sobrenatural, amor a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo y a la Santísima Virgen.

Toda la vida de San José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles y oscuras en que le puso Dios. Él es, al pie de la letra, «el administrador fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia» (Lucas 12, 42).

 

Primer y segundo domingo de san José

El primer domingo de san José contempla la Encarnación de Jesús y la doble actitud con la que la vivió el santo. Así, aparece como primer dolor el hecho de que María, estando desposada con José, antes de vivir juntos, recibió, mediante la anunciación del arcángel san Gabriel, el don de concebir virginalmente su seno, por obra del Espíritu Santo, un hijo, Jesús (Mateo 1,18).

¿Y cuál fue el primer gozo del santo? «El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”» (Mateo 1, 20-21).

La Natividad de Jesús centra el segundo domingo de san José, cuyo segundo dolor se condensa en esta frase evangélica: «Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Juan 1,11)».

La adoración de los pastores, alertados por los ángeles del nacimiento de Jesús, es el segundo gozo de san José, en el segundo de sus siete domingos: «Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre» (Lucas 2,16).

 

Tercer y cuarto domingos

El tercer domingo es la escena de la circuncisión de Jesús, que se celebra el 1 de enero, junto a la Maternidad divina de María. El dolor y el gozo de san José son complementarios: el dolor es la frase evangélica  «cuando se cumplieron los ocho días de su nacimiento para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno» (Lucas 2,21); y el gozo, el sueño de José con el anuncio del ángel: «María dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1, 21).

La Presentación de Jesús en el templo es el cuarto domingo. Su dolor es el siguiente: «Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: “Mira, éste ha sido puesto como signo de contradicción para que se descubran los pensamientos de muchos corazones» (Lucas 2, 34-35). Y el gozo, las primeras palabras del anciano Simeón, en alabanza a Dios, al conocer a Jesús: «Porque mis ojos han visto a su Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» (Lucas 2, 30-31).

 

Quinto y sexto domingo

La huida a Egipto, tras la matanza, decretada por Herodes de los niños inocentes, en su búsqueda de Jesús, es el tema del quinto domingo. El quinto dolor de san José es este: «El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo» (Mateo 2,13).

Y el quinto gozo, este: «Y estuvo allí, en Egipto, hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: De Egipto, llamé a mi hijo» (Mateo 2,15).

Llegamos al sexto domingo de san José: La vida oculta de Jesús en Nazaret. Es la infancia de Jesús. Y el sexto dolor de san José es el siguiente: «Él (José) se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá» (Mt 2, 21-22). Y, a cambio, «fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno» (Mateo 2,23).

 

Séptimo domingo de san José

Es el también considerado quinto misterio gozoso del Rosario: la pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el templo, a los 12 años. El séptimo dolor rezas así: «Le estuvieron buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a Jerusalén en su busca» (Lucas 2, 44-45).

Y este el séptimo gozo: «Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas» (Lucas 2,46).

Y desde entonces, san José ya no vuelve a aparecer en el Evangelio. Probablemente murió en la primera juventud de Jesús

 

Diez años del Papa Francisco, Papa también de san José

Francisco, papa desde el 13 de marzo de 2013 (hace, pues, diez años) y con misa de comienzo oficial de su ministerio precisamente el 19 de marzo, desde el primer momento comentó que san José es santo suyo de devoción primera y de cabecera. Así, mes y medio después, el 1 de mayo de 2013, decidió que el nombre de san José aparecería también (ya aparecía, por decisión del año 1962 del Papa Juan XXIII, en la plegaria eucarística 1) en las otras tres plegarias eucarísticas ordinarias. Y cuando, el 5 de julio de 2013, al consagrar el Estado de la Ciudad del Vaticano al arcángel san Miguel, añadió a san José en el patronazgo.

En la Navidad de 2019, Francisco popularizó una imagen del santo cuidando al Niño Jesús mientras María duerme, tranquila, sabiendo que José cuida del niño.

Francisco tiene en su despacho una imagen del santo, junto a la cual hay una urna en la que el Papa deposita sus oraciones más apremiantes a la intercesión del santo. Y fue Francisco quien escribió la carta apostólica «Patris corde» (Con corazón de padre) e instituyó, del 8 de diciembre de 2020 al 8 de diciembre de 2021, el Año de San José, lucrada con gracias jubilares especiales, con ocasión del 150 aniversario de la proclamación del santo como patrono universal de la Iglesia. Un evento, un año santo este, que ha contribuido notablemente a incrementar el culto y la devoción al santo.

En este contexto del Año de San José 2020-2021, el Papa Francisco compuso la siguiente Salve a San José: «Salve, custodio del Redentor/ y esposo de la Virgen María./ A ti Dios confió a su Hijo,/ en ti María depositó su confianza,/ contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José,/ muéstrate padre también a nosotros/ y guíanos en el camino de la vida./ Concédenos gracia, misericordia y valentía,/ y defiéndenos de todo mal. Amén».

Asimismo, con fecha 1 de mayo de 2021 (el 1 de mayo, Día Mundial del Trabajo, es también la fiesta de san José considerado como obrero, trabajador o artesano, el Papa Francisco añadió siete advocaciones a las letanías de san José, compuestas por los papas León XIII y Pío X, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Estas siete advocaciones son las siguientes: «Custos Redemptoris» (Custodio del Redentor), «Serve Christ» (Servidor de Cristo), «Minister salutis» (Ministro de la salvación), «Fulcimen in difficultatibus» (Apoyo en las dificultades).

 

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 17 de marzo de 2023

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