La visita a la exposición es gratuita, todos los días de la semana, se halla en la sede del Arzobispado de Toledo y muestra, en diez espacios, 50 obras de arte
Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
El próximo lunes, día 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo y de los Trabajadores, es también para la Iglesia católica el día de la memoria litúrgica de san José, el esposo de la Virgen María, padre adoptivo y custodio de Jesús y patrono universal de la Iglesia, considerado, contemplado, como trabajador, como obrero, como artesano. En el final de este artículo, ofreceremos algunos apuntes acerca del origen y sentido de esta memoria litúrgico del santoral católica.
Ahora y en este contexto, nos vamos a acercar a Toledo, en cuyas dependencias del arzobispado, se muestra desde el 19 de marzo al 19 de abril una exposición artística sobre el santo. La exposición lleva por título: «San José. Esposo. Padre. Santo» y presenta pinturas y esculturas excepcionales de la catedral, de las parroquias y de otras instituciones diocesanas toledanas.
50 obras de arte, 10 espacios al hilo de la vida de san José
El Arzobispado de Toledo, a través de su Delegación de Fe y Cultura ha organizado una nueva exposición de arte dedicada a San José. La muestra está dividida en 10 espacios que presentan el desarrollo de la vida de san José: sus desposorios con la Virgen María, el Sueño de San José, La Natividad de Cristo, La Huida a Egipto, el Hogar de Nazaret, la Presentación del Niño en el templo, el taller de carpintero y la oración de San José, así como su santidad y su muerte santa.
Acercar la figura de san José a nuestro tiempo supone una ayuda para mostrar la belleza del amor esponsal, fiel y leal hasta la muerte, las pruebas de la vida y la valentía y confianza en Dios, el regalo de la paternidad, la alegría de la vida en familia, la entrega y obediencia a Dios, la bendición del trabajo y la santidad hasta la muerte.
El elenco de la exposición está formado por pinturas excepcionales de la catedral, entre las que se encuentran obras de Rizi, Orrente, Comontes, Luis de Velasco, Alonso del Arco y El Greco (ver foto que acompaña este artículo); también piezas importantes del seminario mayor de San Ildefonso, como una pintura de Jacinto Meléndez y un relieve que, tras su restauración, ha confirmado ser una obra excepcional de Alonso Berruguete; las esculturas de san José más destacadas de algunas parroquias toledanas como la obra de Salzillo, propiedad de la parroquia de San Nicolás, o la Huida a Egipto, de la parroquia de Santo Tomé, obra de los cinceles de Germán López Mejía. Así como algunas pinturas y esculturas de los conventos y monasterios que son desconocidas para el público por encontrarse en clausura y con iconografías novedosas y sorprendentes.
Artistas contemporáneos y patrocinadores
La archidiócesis de Toledo, además, está comprometida con el impulso a los nuevos artistas del arte contemporáneo sacro, por lo que ha invitado a 10 artistas a participar con obra reciente, algunas creadas para la exposición, con el fin de provocar un diálogo entre sus obras y las piezas tradicionales del renacimiento y barroco.
El proyecto ha sido patrocinado por diversas entidades como la Asociación Católica de Propagandistas, la Fundación Ángel Herrera, la Editorial SM-PPC, la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, la Diputación Provincial de Toledo y el Ayuntamiento de Toledo.
Diez restauraciones y catálogo
Se ha realizado un total de diez restauraciones de obras de arte, que han permitido recuperar el esplendor de piezas tan importantes como los Desposorios de la Virgen y San José, óleo sobre cobre, obra de Rubens y propiedad de la parroquia de Santa María la Real de los Yébenes, o el lienzo de Alonso del Arco, propiedad de la catedral, que, al encontrarse en la puerta del Perdón, a gran altura, había sufrido un deterioro, que impedía apreciar la calidad de las figuras.
La exposición va acompañada de un catálogo editado por Ediciones SM-PCC, en el que han participado la profesora de arte de la Universidad Complutense de Madrid, Magdalena Lapuerta, junto a Irene Madroñal; el director del Instituto teológico San Ildefonso, Carlos Loriente García; el prestigioso médico Manuel Martínez Selles; la educadora Madre Lourdes Tafur; los padres de familia José Luis Gadea y Magui Álvarez; y el cineasta Juan Manuel Cotelo.
Cortometraje e informaciones prácticas
Se ha creado un breve cortometraje que acompaña el discurso expositivo obra de Diego Blanco, y su productora Número 52. La muestra tiene a la delegada diocesana de Fe y Cultura, Pilar Gordillo Isaza, como comisaria.
La exposición puede visitarse de forma gratuita del 19 de marzo al 19 de junio en la sala de exposiciones del Arzobispado, en calle Trinidad número 1, de domingos a jueves de 11 a 19 horas, y los viernes y sábados y otros festivos de 11 a 21 horas. Para más información: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Para reservas de grupos: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Así presenta la comisaria la exposición
«La Iglesia de Toledo sale al encuentro del hombre de hoy, con la persona más humilde y escondida de la Familia de Nazaret: San José, ESPOSO verdadero de la Virgen María, PADRE virginal de Jesús, el Cristo, y SANTO, feliz y bienaventurado, por amar a Dios con todo su corazón, con toda su mente y con todas sus fuerzas.
Al tiempo que nuestros jóvenes acumulan heridas afectivas, que los incapacitan para el amor, el matrimonio, con su promesa de fidelidad para siempre, deja de ser ilusionante. Ante la perspectiva de formar una familia, sienten vértigo ante la paternidad y la posibilidad de dar la vida por el otro. La huida del sufrimiento, de la vida real, con cualquier alienación, parece la única salida.
San José es la certeza de que es posible la entrega de la vida. Con la ayuda de Dios, fiado de Dios, de la mano de Dios, un hombre enteramente en Dios. San José es la prueba de que es posible hacer la voluntad de Dios y de que hacerla, conlleva la mayor felicidad en esta vida.
Para conocer a San José y dialogar a la luz de su figura, reunimos 50 obras de arte del patrimonio de la ciudad de Toledo: su catedral, seminario, parroquias y Conventos, junto a 10 obras contemporáneas creadas para esta exposición.
Y lo hacemos porque queremos que nos contagie las razones profundas de su existencia, y nos ilumine el sentido de nuestra vida, porque necesitamos que nos transmita el amor a Jesús, y nos dilate el corazón para capacitarnos para el amor, la fe y la esperanza».
Orígenes y sentido de la fiesta de san José Obrero
San José Obrero, en latín «Sancti Joseph opificis», es la celebración litúrgica de la Iglesia católica, establecida por Pío XII, en 1955, el 1 de mayo, haciéndola coincidir en la misma fecha del Día Internacional del Trabajo y de los Trabajadores.
El evangelio se refiere a José como el artesano (en el original griego, «τεχτων», Mateo 3, 55). Con él trabajó Jesús, que era conocido también como «artesano» (Marcos 6, 3).
Los primeros escritores cristianos suelen hablar de él como carpintero. Así, en el siglo II, san Justino, hablando de la vida de trabajo de Jesús, afirma que hacía arados y yugos; y quizás, basándose en esas palabras, san Isidoro de Sevilla (siglo VI) concluye que José era herrero. En todo caso, se trata de «un obrero, de un trabajador, que trabajaba en servicio de sus conciudadanos, que tenía una habilidad manual, fruto de años de esfuerzo y de sudor», concluye en el santo autor del libro de «Las Etimologías», considerado la mejor enciclopedia del saber en su tiempo y un libro todavía muy válido.
El Papa Pío IX en 1847 estableció para la Iglesia universal la fiesta de san José como patrono de los trabajadores, fijándola para el tercer domingo de Pascua. León XIII, en su encíclica «Quamquam pluries», resaltó el papel del trabajo en la vida de San José y su ejemplo para los trabajadores; y Pío X, trasladó esta fiesta al miércoles anterior. Y ya fue Pío XII quien, en 1955, estableció su fiesta propia el 1 de mayo y suprimió la anterior.
Origen del Día de los Trabajadores y su asunción por parte de la Iglesia
En Chicago (Estados Unidos), la Federación Americana del Trabajo, convocó para el 1 de mayo de 1868 una huelga general pidiendo que se estableciese la jornada máxima de trabajo de 8 horas. Desde entonces, en algunos países, se empezó a conmemorar aquella reivindicación cada 1 de mayo A lo largo del siglo XX, se extendió por la mayor parte de los países la celebración de ese día como fiesta del trabajo, reivindicación de los derechos de los trabajos y su consideración como una fiesta laboral. Y ya en la segunda década del siglo XX se extiende el Día Internacional del Trabajo en la práctica totalidad del mundo.
En este contexto, Pío XII decide establecer la fiesta litúrgica de San José Obrero y hacerla coincidir con el día 1 de mayo. Así, poniendo en valor la labor que los cristianos han de realizar para dar un sentido cristiano al trabajo, y hacer que la justicia reine en las relaciones laborales, afirmó, textualmente que «como Vicario de Cristo, queremos reafirmar [estos valores], aquí, en esta jornada del 1 de mayo que el mundo del trabajo se ha otorgado a sí mismo como celebración propia, con la intención de que todos reconozcan la dignidad del trabajo, y que este inspire la vida social y las leyes, basadas en el reparto equitativo de derechos y deberes».
Y añadió: «Así el 1 de mayo, acogido por los obreros cristianos, y casi recibiendo el crisma cristiano, lejos de ser un despertar de la discordia, el odio y la violencia, es y será una invitación recurrente a la sociedad moderna a hacer lo que aún falta a la paz social. Fiesta cristiana, por tanto; es decir, un día de júbilo por el triunfo concreto y progresivo de los ideales cristianos de la gran familia del trabajo».
Y en el oficio litúrgico de la fiesta, se añadió la siguiente introducción: «Para que la dignidad del trabajo humano, y los principios que la sustentan sean grabados profundamente en las almas, Pío XII instituyó la fiesta de San José obrero, a fin de que brinde su ejemplo y protección a todas las uniones de trabajadores. A imitación suya, aquellos que ejercen profesiones laboriosas deben aprender con qué espíritu y enfoque llevar a cabo su cargo para que, obedeciendo el principio del orden de Dios, sometan la tierra y contribuyan a la prosperidad económica, obteniendo, al mismo tiempo, las recompensas de la vida eterna».
Este texto concluye con esta frase: «Y el guardián previsor de la Familia de Nazaret no abandonará a los que son sus compañeros de oficio y de trabajo: los cubrirá con su protección y enriquecerá sus hogares con riquezas celestiales».
Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 28 de abril de 2023