Por Juan Pablo Mañueco
(escritor y periodista)
(María Martínez, María Rodríguez, María Pérez, María Fernández, María Sánchez…)
Santa María, mi Santa María
Martínez, mujer del pueblo sencilla,
este poema besa en la mejilla
de María Martínez, madre mía.
Peregrino seré nunca en la orilla
que vaya desde un día hasta otro día
de mi existir a solas…: todavía
te tengo a ti por mi santa capilla.
Sacra Santa María, pura guía
ante quien mi alma entera se arrodilla
que has ascendido hasta el cielo de arriba,
sigues siendo mejor mi compañía.
Abnegación. Virtud. Bondad. Semilla.
Santa y seña María. Y, en mí…, viva.