GRANITOS DE MOSTAZA
Por Álvaro Ruiz Langa
(Delegado diocesano de MCS)
Desde tiempo inmemorial, a junio se le corona con el título de “mes de la claridad”. La expresión no es más que la definición precisa de los días y las horas que viene a regalar al sétimo mes del año. Sabido es que, en efecto, tiene los días de más horas de luz de todo el año. En algunas jornadas casi se llega a las quince horas, como ocurre en el entorno del 21, día del que el refranero declara “Veintiuno de junio, claro como ninguno”. Permítase otra cita, poética en este caso. Es el arranque de un poemario que ha cumplido el medio siglo: “Siempre la claridad viene del cielo; / es un don…”. Para quienes afincan la fe en “el sol que nace de lo alto”, esos versos con que abre Claudio Rodríguez su “Don de la ebriedad” suenan a teología espiritual. Convienen aquí, con adecuación, las siguientes palabras de la Primera carta de San Juan: “Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna: este es el mensaje que hemos oído de él y que os anunciamos”. Por tal senda puede trazarse el guión del mes.
Claridad del papa Francisco. Comportamientos y mensajes con esta virtud se reciben de él. Y así lo hace, sobre todo, cuando habla de los pobres y desgraciados o cuando propone los ejes mayores de la evangelización hoy necesaria. Ahí, el reciente viaje a Sarajevo y el del próximo 21 a Turín; o el del mes que viene a Bolivia. También se desea que obre así en las recepciones a personalidades, que este mes son destacadas: presidentas de Argentina y Chile, presidente Putin... Y de modo sobresaliente se espera claridad, iluminación, en el texto de la encíclica que lleva el subtítulo “Sobre el cuidado de la creación” y se anuncia para el jueves 18: “Laudato sii”. Es el primer documento papal de esta envergadura sobre el asunto. Y se inspira en el considerado primer texto ecologista de la historia: el Cántico de las Criaturas de Francisco de Asís.
Claridad en las evaluaciones del curso. Es tarea de junio. En la segunda semana se realizan las de organismos mayores de la diócesis, como las delegaciones pastorales, los arciprestazgos, la CONFER, Apostolado Seglar… Obispo, vicarios e instituciones reflexionan sobre lo realizado para abrir, o consolidar, vías de progreso. En fechas próximas, unos y otros movimientos y corporaciones irán realizando ejercicios similares.
Claridad desde la visita pastoral. Con la fiesta del templo mayor de la diócesis, el viernes 19, culmina la visita pastoral al arciprestazgo de Sigüenza-Atienza. Da la impresión de haber discurrido silenciosa, como con sordina. Ello no obsta para considerar y aprovechar dos focos, y también enfoques, de claridad. El primero con asiento en el alma del pueblo cristiano que ha recibido al pastor que cuida la Iglesia local de Sigüenza-Guadalajara. Y el segundo se ha de concretar en las claridades que el prelado ha ido recibiendo, comentando, anotando…
Claridad de fiestas y santos. El pueblo cristiano enciende luces cuando celebra. Crece la claridad de templos y comunidades los días de fiesta. Fruto propio de la santidad de los santos. Fiestas parroquiales de san Antonio de Padua, de san Juan Bautista, de san Pedro y san Pablo, de santa María Micaela, de santa Julita y san Quirico… A su vez, varias familias religiosas alegran su espíritu al conmemorar la lumbre de sus fundadores respectivos: Juan Bautista Scalabrini para las Escalabrinianas; Marcelino Champagnat para Maristas; María Micaela para Adoratrices; Antonio Amundaraín para las Aliadas… A la par, en el cielo de todos, la aureola de Teresa de Ávila, Juan Bosco y Felipe Neri, con centenarios sobresalientes.