(Por la Comunidad religiosa del Monasterio de Buenafuente del Sistal)
Muy queridos amigos y hermanos en Cristo:
Aunque ya hace más de un mes de su fallecimiento, en primer lugar, queremos agradecerles a todos su acompañamiento, oración y cariño en la despedida de Madre Soledad. Y les pedimos disculpas, especialmente a quienes nos hicieron llegar sus condolencias y no les hemos contestado. Muchísimas gracias a todos.
Madre Soledad, a sus 88 años recién cumplidos, y 55 de vida monástica, escuchó a Cristo decir: “Levántate amada mía, hermosa mía y vente” (Ct 2, 10b), y como ya era Cristo quien vivía en ella (Cf Ga 2, 20a), dócil, como siempre, a su llamada, se marchó con el Amado el pasado 11 de mayo por la tarde. Estamos seguras de que ella será una buena intercesora nuestra, de todos nosotros. Ella, que rebosaba amor de Dios para todos los que se le acercaban, ahora que ya conoce lo que necesitamos de verdad, no cejará en su empeño hasta alcanzarlo de Dios Padre.
Comenzamos el mes de mayo con la despedida de nuestra hermana mayor y lo hemos terminado con la profesión temporal de nuestra hermana menor. El domingo de la jornada Pro-orantibus, en el día de la Santísima Trinidad, nuestra hermana Isabel se ha entregado a Dios. Con su “sí” nos ha expresado con claridad el lema de la jornada: “Solo Dios Basta” (Teresa de Jesús). El Señor que nos ha reunido en este Monasterio lleve a término nuestra entrega y que la Virgen María, nuestra Madre, interceda por nosotras para que Cristo sea verdaderamente nuestro tesoro y todo lo que hagamos sea para mayor gloria de Dios, como decía s. Ignacio de Loyola.
Para nosotras con el mes de junio ha comenzado el periodo de trabajo más intenso, acogiendo en nuestra casa a quienes buscan unos días de oración y encuentro con Cristo y con uno mismo. Agradecidas al Señor que nos provee de todo lo que necesitamos, nos despedimos con esta máxima de san Agustín sobre el Misterio de la Santísima Trinidad: “Entiendes la Trinidad, si vives la Caridad”.