Por Jesús Francisco Andrés
(Delegado diocesano de Pastoral de la Salud)
Estamos llegando al final del mes de mayo y en el sexto domingo de Pascua la Iglesia española celebra la Pascua del Enfermo.
Llevamos todo el año 2025 – año jubilar – hablando y meditando, en distintos ámbitos, de la esperanza.
En el mundo de la enfermedad la esperanza está presente desde los primeros síntomas: “esperemos que no sea nada”; en la operación: “que todo salga bien”; en el posoperatorio, en la rehabilitación y cuando nos vamos encontrando mejor: “ a ver si me dan pronto el alta y puedo volver a mi vida de familia, trabajo, a encontrarme con mis amigos y poder volver a mis aficiones favoritas”….
Y la esperanza no se encuentra sólo en el enfermo. Se encuentra, también, en la familia, en el grupo de amigos, en los compañeros de trabajo, en los feligreses de la parroquia, en el vecino del barrio, pueblo o ciudad.
Pidamos a María, madre de la esperanza, ahora que estamos terminando el mes de mayo, que esta virtud no decaiga en nuestras vidas… y si esto ocurre, no tengamos miedo en elevar nuestras manos hacia ella y hacia su Hijo.
Santa María de la esperanza, ruega por nosotros