Por Jesús Montejano
(Delegación de Piedad Popular)
En estos días de diciembre, en estos días de Adviento, nos preparamos interior y exteriormente para la Navidad.
Una forma tradicional para ello es poner el Belén, para que así, de forma plástica, podamos recordar mejor el nacimiento del Señor. Y junto a la colocación del Belén el canto de los villancicos, que expresan la ternura de la que el hombre es capaz, y que destacan hoy más, si cabe, por los tiempos difíciles en que nos encontramos.
Esta es una forma de religiosidad popular muy tradicional en España que debemos de cuidar con esmero.
En las casas, en las parroquias, en las clases de religión,… no debe de faltar esta forma de señalar el sentido cristiano de estos días y de estas fiestas de Navidad, que van perdiendo, por desgracia, su sentido auténtico.
Bien sea utilizando las bellas figuras que hemos heredado o adquirido, bien utilizando los materiales más diversos, podemos hacer presente en nuestros ambientes al Emanuel, Dios con nosotros.
La humanidad de Jesucristo, que nace en Belén, es central en nuestra fe cristiana. El valor de la familia, la importancia del servicio y del don, la ternura que suscita la presencia de un niño en los hogares y en nuestras vidas,… se hacen presente de manera material en belén que colocamos estos días.
Pongamos el Belén estos días como un bello medio de evangelización y de expresión de nuestra religiosidad que tiene como centro a Jesús, cuya misericordia se hace realidad en Jesús, nacido en Belén.