Recién llegados, al amanecer del "primer día después", lo primero que surge, es, agradecimiento.
Gracias a nuestro insuperable guía, D. Agustín Bugeda, con su derroche de sabiduría sobre la cultura e historia romana y vaticana, intentaba en todo momento, con gran paciencia y afabilidad, que las comprendiésemos.
Pendiente de nosotros en cada instante, hasta en el que pudiera parecer, más insignificante detalle.
Gracias a nuestro especial D. Ángel Moreno por su infatigable tarea de sublimar nuestro espíritu, cada comienzo y fin de día, con oraciones y cánticos. Con su visera blanca, siempre a nuestra vista al mirar atrás, y pendiente en todo momento del último rezagado.
Gracias a nuestro entrañable Señor Obispo Don Atilano, unido a nosotros en la segunda mitad de la peregrinación. Su sencillez, naturalidad, y cariño, mezclado entre nosotros como uno más, nos han enamorado.
Gracias también a los sacerdotes que con mucha simpatía, han compartido con nosotros: D. Vicente Magro, D. José Luis Ruiz y D. José Luis Perucha.
Pero, sobre todo, gracias a nuestro Señor. Que Él, nos haga ser conscientes de las "gracias" recibidas, en estos días y a lo largo de nuestra vida, y nos ayude a administrarlas a cada instante. Contamos con su Divina Misericordia.
Los peregrinos de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara en el año jubilar de la Misericordia 2016.



En primer lugar celebramos en la capilla del Seminario la Eucaristía presidida por D. Gerardo, obispo de la diócesis que nos acogía. Posteriormente compartimos un encuentro entorno a los actos misericordiosos que han realizado durante todo este año los distintos seminarios para terminar con una visita a la Catedral.














