Por Jesús de las Heras Muela
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
Sevilla acoge del 4 al 8 de diciembre el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, con más 1.700 participantes y ante el Jubileo 2025
Todos los caminos de la piedad popular y del cada vez más emergente y significativo mundo de las cofradías y hermandades conducen ya a Sevilla, a la capital de Andalucía, a la capital, de alguna manera, de realidad cofrade y de la religiosidad popular.
La cita es con ocasión del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que tendrá lugar en la ciudad hispalense del 4 al 8 de diciembre y que será clausurado con una magna procesión.
“Caminando en esperanza”, lema y reto
El lema es la frase “Caminando en esperanza”. Se contextualiza ante el Jubileo ordinario romano y universal 2025, cuyo lema es “Peregrinos de esperanza”.
Culto, caridad y formación han conformado los fines de miles de asociaciones públicas de fieles que vertebran la historia, la sociedad y la trasmisión de la fe de generación en generación. Hoy día, ante los retos que presenta la sociedad y la Iglesia, es necesario que las hermandades y cofradías asuman un papel fundamental en la evangelización de los pueblos.
La devoción ha inspirado la creación de un ingente patrimonio artístico y religioso que ha alumbrado a artistas y obras de renombre y trascendencia universal.
La participación mayoritaria y la vitalidad asociativa transversal en estas instituciones explican y configuran las claves antropológicas y sociológicas del carácter único y de la identidad propia de un pueblo.
En un entorno global marcado por la crisis de valores del humanismo cristiano, la secularización y la ausencia de Dios en todos los ámbitos, la piedad popular se ofrece como un dique de contención y de pervivencia de la fe, como un camino de esperanza y evangelización.
Participantes, legado papal, Rosa de Oro
El congreso reunirá a 1.705 participantes (no ha sido posible admitir más inscripciones en razón del aforo de los espacios). Los congresistas proceden de Estados Unidos, Suiza, Francia, Alemania, Italia, Portugal y, sobre todo, de España, singularmente de Andalucía. Las principales sesiones académicas del congreso serán el trascoro de la catedral de Sevilla. Habrá ponencias, comunicaciones y mesas redondas. Entre los ponentes, se hallarán cuatro prefectos de dicasterios vaticanos: los cardenales Semeraro (Causas de los Santos), Tolentino (Cultura y Educación) y Farrel (Laicos, Familia y Vida) y el arzobispo Fisichella (Evangelización).
El Papa Francisco enviará como legado pontificio al congreso al arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, quien, a su vez, en nombre del Santo Padre, impondrá en los días del congreso la Rosa de Oro a la imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena. Esta condecoración pontificia a imágenes marianas tiene su origen en el año 1049, siendo papa León IX y con la Virgen de la Esperanza Macarena será la tercera imagen mariana con la Rosa de Oro, tras las imágenes de las Virgen de Montserrat y la Virgen de la Cabeza.
Obra social y cultura
El congreso, como obra social y de caridad, legará la adaptación y puesta en funcionamiento de un centro de noche, un local de atención para personas sin hogar que sean desviados por los algunos de los cinco proyectos de calle con que cuenta la archidiócesis en la actualidad. Según datos del Ayuntamiento de Sevilla, la población sin techo en la ciudad es de 763 personas, sin contar con los transeúntes. La diócesis cuenta, además de con los proyectos de calle referidos, con el Centro Amigo y dos pisos tutelados. Falta, por tanto, un centro intermedio donde los usuarios puedan pernoctar, a la vez que reciben una atención global, orientadora, médica y psiquiátrica.
Una amplia programación cultural se desarrollará en paralelo al congreso, consistente en conferencias, conciertos, exposiciones artísticas. De estas últimas, destacamos cuatro: “Sedes hispalensis, fons pietatis”, en la catedral; “Pasión y gloria. Pedro Roldán y las hermandades de Sevilla”, en Cajasol; “Sevilla, tierra de religiosidad popular: ocho pilares devocionales de nuestra diócesis”, en el palacio arzobispal; y en el Santo Ángel, iglesia de los Carmelitas, “Imagen vestida, imagen pintada”.
Himno y magna procesión final
“La Piedad y el Amor, esta es la alianza en el camino que me acerca a Dios, que es la luz y es la voz de un pueblo que siente su dolor abrazando su cruz” reza y canta el estribillo del himno del congreso, del que es autor el músico Manuel Marvizón, autor también de letra con la colaboración literaria del periodista Carlos Herrera e inspirado en la oración oficial del Congreso, escrita por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses. “Caminando en esperanza” es el título del himno, al igual que el del congreso.
Desde la primera hora de la tarde del domingo 8 de diciembre y hasta bien ya la tarde, las principales calles de Sevilla serán testigos de un magno desfile procesional extraordinaria con la participación de miles de fieles (para hacernos una idea, las 21.583 sillas que ha organización ofreció se vendieron hace ya más de una semana).
La procesión contará con la salida procesional de ocho veneradas imágenes de la piedad popular de la ciudad y diócesis de Sevilla. En concreto, son estas: Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Santísimo Cristo de la Expiración (Cachorro), María Santísima de la Esperanza Macarena, Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, Nuestra Señora de Valme (Dos Hermanas), Nuestra Señora de Consolación (Utrera), Nuestra Señora de Setefilla (Lora del Río) y Nuestra Señora de los Reyes de la catedral hispalense.
El arzobispo de Sevilla explica el sentido del congreso
“Del 27 al 31 de octubre de 1999 tuvo lugar en Sevilla la celebración del I Congreso Internacional de Hermandades y Religiosidad Popular, a las puertas del Gran Jubileo del Año 2000. Han pasado 25 años, y, en vísperas de la celebración del Jubileo del Año 2025, nos disponemos a celebrar un nuevo congreso internacional que nos ayude a participar de un modo fructífero en el nuevo jubileo, y que sirva para actualizar las enseñanzas y orientaciones sobre la piedad popular, respondiendo a los desafíos pastorales del momento presente.
San Juan Pablo II nos obsequió con la carta apostólica “Novo millennio ineunte” al concluirse el gran Jubileo del año 2000. Se trata de un programa para la acción evangelizadora de la Iglesia en el nuevo milenio que comenzaba, invitando a remar mar adentro y a responder a los nuevos retos desde la confianza en Cristo y en la Iglesia. En diferentes ocasiones san Juan Pablo II había insistido en la importancia de la piedad popular y de las hermandades en la tarea de la nueva evangelización, y, del mismo modo, el Papa Benedicto XVI se refirió en numerosas ocasiones al papel de la piedad popular en relación a la nueva evangelización.
En la última Visita ad limina de los obispos españoles celebrada en enero de 2022, durante el encuentro con los obispos de Andalucía, Extremadura, Murcia e Islas Canarias, el Papa Francisco nos pidió expresamente estar cerca de las hermandades y cofradías reconociendo su aportación importantísima a vida de la Iglesia. Nos remitió a su exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, y se refirió al número 48 de la exhortación apostólica “Evangelii nuntiandi” de san Pablo VI. El Papa Francisco insiste en la necesidad de una nueva etapa evangelizadora impregnada de la alegría del Evangelio, con la participación de todos los miembros de la Iglesia.
Papel capital de las hermandades en la evangelización
Recuerda monseñor Saiz Meneses que “las hermandades, según se recoge en sus reglas, tienen una triple finalidad: culto, formación y caridad”. Desde esta finalidad identitaria, hermandades y cofradías han de existir también para evangelizar. Están llamadas a ser escuelas de vida cristiana, mensajeras de alegría y esperanza, auténticos hospitales de campaña. La dimensión evangelizadora es un elemento transversal que atraviesa las celebraciones, la formación, la caridad, las peregrinaciones, las procesiones y los cultos externos.
Y concluye el arzobispo hispalense: “Damos gracias a Dios porque las hermandades y cofradías son agentes y ámbitos privilegiados de transmisión de la fe, porque actúan como verdaderos cauces de la piedad popular, y asumen como fines propios la evangelización de sus miembros, el fomento de una vida más perfecta de los mismos, la realización de actividades de apostolado, la promoción de obras de caridad, y la dinamización del orden temporal con espíritu cristiano. Son herederas de un rico legado de devoción y tradición recibido del pasado, y siguen siendo escuelas populares de fe vivida y talleres de santidad, manteniendo cada vez con más firmeza y convicción la eclesialidad y la misión evangelizadora.
Cartel y logotipo
Así explica el cartel su autor, Manolo Cuervo: “Cuando el Arzobispado y el Consejo de Cofradías de Sevilla me hacen el encargo de realizar el cartel del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que se celebrará en Sevilla en diciembre del 2024, lo primero que me planteo es realizar una pintura utilizando imágenes propias de mi obra, con los elementos necesarios para que sea el cartel del Congreso de Hermandades Católicas, y al mismo tiempo diferenciarlo de la iconografía propia de los carteles dedicados a la Semana Santa”.
Y el autor del cartel cree que, para situar el congreso, “debe aparecer la imagen de la Giralda, ya que es un icono inconfundible, lo suficientemente atractivo y reconocido mundialmente”. A la Giralda, la hace Cuervo flanquear con dos banderolas. La primera es de color amarillo, en referencia al color del Vaticano y en ella aparece una Cruz, símbolo universal del catolicismo. La segunda banderola es verde, color de la esperanza, en la que se sitúa un corazón, símbolo de la Virgen María y del amor fraternal.
“Tras estos elementos (prosigue Manolo Cuervo), aparece un mapamundi para poner en contexto el carácter mundial del congreso, así como las distintas maneras populares de la expresión religiosa del catolicismo en todo el mundo”
Por otro lado, y en relación con el logo, la imagen representa a la Iglesia como una barca que navega por el mar en la historia, y la luz, transparencia de Cristo, que ha de distinguir la vida de los discípulos.
Una llama verde esperanza ilumina el camino y se despliega en llamas de diferentes colores, en referencia a las hermandades sacramentales, de gloria y de penitencia.
Publicado en Nueva Alcarria el 29 de noviembre de 2024