Estamos en un
pequeño recinto, pero con obras de extraordinaria calidad. Hemos de
dar un salto atrás en el tiempo y situarnos en pleno siglo XII, pues
a esta época corresponde la pequeña portada que podemos contemplar
al entrar en la sala, trasladada hasta aquí desde Jócar e
incorporada a la arquitectura del edificio, y la bellísima pila
bautismal, de piedra cincelada, que procede de Canales del Ducado.
Dos Sagrarios renacentistas, dos tablas de una predela con las
imágenes emparejadas de San Pedro y Santa Marta, Santa
Bárbara y San Pablo, la imagen de San Sebastián, talla que recuerda
el estilo de Alejo de Vahía, y el magnífico relieve de San Mateo son
las obras que, situadas ya en los siglos XV y XVI, completan el
contenido de la sala quinta.