Esta semana se completa el tiempo litúrgico de Navidad con dos fiestas de muy antigua tradición: la Epifanía, el miércoles 6, y el Bautismo del Señor, el domingo 10. Ambas coinciden en el sentido de fondo, que no es otro que la manifestación del rostro salvador de Cristo. El día de Epifanía -de Reyes Magos, en denominación popular- centra la atención en el Niño recién nacido al que descubren como enviado de Dios los Magos o extranjeros procedentes de tierras lejanas. Y en la fiesta del Bautismo, Cristo se muestra en el momento de iniciar su período de predicación de la buena noticia del Reino de Dios.

La Iglesia católica dedica a la animación misionera la jornada eclesial de 6 de enero con dos motivos conectados. Es el Día de los Catequistas Nativos y tiene protagonismo en su ambientación y desarrollo el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME). En esta ocasión tiene el lema “Creadores de comunidad”, apelativo que retrata la acción evangelizadora de los hombres y mujeres que son delegados de la Palabra, catequistas o líderes de sus comunidades cristianas. Como es propio, ambienta la jornada la Delegación de Misiones. Por su parte, el IEME es fundación misionera española creada en Burgos hace cien años, concretamente en diciembre de 1920.

Además del hito de abrir un año, en el día uno de enero las comunidades católicas tienen dos motivos relevantes de celebración: la paz y la maternidad de María. Es la solemnidad de Santa María Madre de Dios, fiesta que celebra la maternidad divina de María, una verdad de fe que constituye uno de los cuatro dogmas marianos claves: inmaculada concepción, maternidad divina, perpetua virginidad y asunción a los cielos en cuerpo y alma. En la diócesis, este título preside el monasterio diocesano cisterciense de Buenafuente del Sistal, que está dedicado a Santa María Madre de Dios.

Y desde hace más de medio siglo, el primer día del año es la Jornada Mundial de Oración por la Paz, iniciada por el papa Pablo VI. La LIV Jornada Mundial de la Paz se propone este año con el lema "La cultura del cuidado como camino de paz", muy en sintonía con el pensamiento del papa Francisco, que ha escrito el mensaje correspondiente con el mismo título.

 

El 31 de diciembre, en la Residencia de Mayores San Juan Pablo II de Alovera, falleció el sacerdote diocesano de Madrid Máximo Barbero Mínguez. Había nacido en Angón el 18 de noviembre de 1937, estudió en el seminario de Sigüenza, donde se ordenó sacerdote el 2 de noviembre de 1962. Tras prestar servicios ministerios en la diócesis –su primer destino fue Olmedillas-, pasó a Madrid. Sus honras fúnebres fueron en la capilla del Tanatorio Sur de Madrid, en su cuyo anexo cementerio fue enterrado.  El domingo 10 de enero se celebra una misa por su eterno descanso a las 12:15 horas en el Oratorio del Caballero de Gracia de Madrid

Recientemente, el obispo de la diócesis ha confirmado la elección de Susana Huerta Rincón como presidenta de la Cofradía de la Virgen de la Peña de Brihuega. Sucede a Rafael Ortega Arteaga

Cada dos años se renuevan los cargos de la junta directiva de esta cofradía, que cuenta con más de tres mil hermanos, y se designan los cargos. Ello significa que la presidencia puede ser ocupada por la misma persona cuatro años. Susana Huerta es la primera mujer en la historia de esta cofradía en ocupar la presidencia.

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