Del 3 al 15 de julio discurre el campamento itinerante Camino Abierto, iniciativa de la Delegación de Juventud desde hace 34 años, que este año va de Campillo de Dueñas a Trillo por sendas paralelas al curso del río Tajo.

Están haciendo el recorrido 70 participantes de edades comprendidas entre los 13 y los 17 años, el 60% de los cuales son chicas. La primera parte de la jornada se dedica a la andadura correspondiente, sigue el descanso y la comida y por la tarde se realizan las diferentes actividades, lúdicas y formativas, inspiradas en el lema “Sal a ser sal”.

El día 11 tienen desierto en Buenafuente; el día 12 habrá celebración penitencial; y el último, sábado 15, en Trillo, acampados, equipo de animadores y padres compartirán el cierre del Camino Abierto-2017.

OBISPADO DE SIGÜENZA-GUADALAJARA

 

      ATILANO RODRÍGUEZ MARTÍNEZ, OBISPO DE LA DIÓCESIS DE SIGÜENZA-GUADALAJARA,

 

      Hago saber a los fieles de la Diócesis:

 

      Que, a la vista de cuanto queda establecido por los diversos Reales Decretos sobre jornadas especiales de trabajo y el correspondiente de las Autoridades de Castilla-La Mancha, 40/2016 de 30 de agosto de 2016, por el que se fija el calendario laboral para el 2017 en esta Comunidad; donde queda como jornada laboral el día 25 de julio, solemnidad de Santiago Apóstol, que la Iglesia Española mantiene como Fiesta de Precepto. Ponderadas las dificultades que de ello se derivan para nuestros fieles, si desean compatibilizar la jornada laboral con el cumplimiento de los deberes religiosos de los días festivos, 

      DISPENSO, por el presente año 2017, para la solemnidad de Santiago Apóstol, 25 de julio, del precepto de participar en la Santa Misa, así como de abstenerse de aquellos trabajos y actividades que determina el c. 1247. 

      No obstante, los párrocos y rectores de iglesias recomendarán encarecidamente a los fieles la participación en la Santa Misa y, para facilitarla, celebrarán las Misas a las horas más convenientes. Asimismo, les exhortarán a cumplir con las exigencias del referido canon respecto al descanso, siempre dentro de lo posible y teniendo en cuenta la dispensa. 

      Por otra parte, esta dispensa de la fiesta de Santiago quedará sin efecto en aquellas parroquias o municipios en los que, por disposiciones legales de ámbito local, dicho día sea declarado festivo con carácter de día hábil a efectos laborales, retribuido y no recuperable.

 

      Dado en Guadalajara, a 3 de julio de 2017.

     

 

                                         + Atilano Rodríguez Martínez

                                         Obispo de Sigüenza-Guadalajara

                                                    

 

 

                                         Por mandato de S. E. Rvdma.

 

 

                                         Juan José Calleja Plaza

                                         Canciller Secretario

 

 
La Conferencia Episcopal Española ha tenido conocimiento a través de los medios de comunicación y de la página web correspondiente, de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en relación con una cuestión prejudicial planteada por un Juzgado de lo Contencioso administrativo de Madrid. Se trata de una solicitud de exención del Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras realizada por un colegio perteneciente a la Congregación de Escuela Pías en relación con las obras efectuadas en su salón de actos. Hay que destacar que en su día el colegio desistió de su petición y se produjo el abono efectivo del impuesto correspondiente. 
 
En relación con el contenido de la sentencia, que resuelve una cuestión prejudicial, está en fase de estudio por los servicios jurídicos de la Conferencia dada la complejidad de la temática. En todo caso, la Conferencia Episcopal, como siempre, actuará respetando el ordenamiento jurídico vigente. 

“La Iglesia nos llama al compromiso social. Un compromiso social que sea transformador
de las personas y de las causas de las pobrezas, que denuncie la injusticia,
que alivie el dolor y el sufrimiento y sea capaz también de ofrecer propuestas concretas
que ayuden a poner en práctica el mensaje transformador del Evangelio
y asumir las implicaciones políticas de la fe y de la caridad”.

(Pablo VI, Populorum Progessio, 75)

 

Proclamando juntos “la grandeza del Señor” y expresando “la alegría de nuestro espíritu en Dios nuestro Salvador”, los representantes de las 70 Cáritas Diocesanas que integran la Confederación Cáritas en España hemos reflexionado en este encuentro anual sobre los signos de esperanza y los síntomas de incertidumbre que compartimos a diario con los cientos de miles de personas que acompañamos en nuestra red estatal de acogida e inserción.

El nuevo ciclo económico iniciado hace tres años ofrece motivos para el optimismo, porque la evolución positiva de algunos indicadores socioeconómicos tiene relación directa con la situación concreta y cotidiana de muchas personas. Ahora bien, cuando los dramáticos efectos de la crisis parecen desdibujarse de las preocupaciones ciudadanas, queremos llamar la atención sobre la rigurosa constatación que acaba de hacer pública la Fundación FOESSA de que 7 de cada 10 hogares no perciben todavía que los efectos de la recuperación económica les hayan llegado.

Somos testigos directos de cómo muchas familias siguen padeciendo las consecuencias de unas condiciones de precariedad que, como venimos alertando desde hace tiempo, son el resultado directo de nuestro modelo socioeconómico.

Con el inicio de un nueva etapa de recuperación y crecimiento, vuelve a inquietarnos el riesgo de que se repitan errores pasados, siga sin incidirse de raíz en los fallos estructurales de la desigualdad y, bajo la euforia de la poscrisis, una parte de la sociedad quede relegada y continúe sin tener garantizados sus derechos básicos.

Nos preocupa que se consolide en la ciudadanía la idea de que la pobreza es algo natural y de que el hecho escandaloso de que millones de personas permanezcan por debajo del umbral de la pobreza, acuciadas por las condiciones de precariedad y abocadas a un futuro lleno de incertidumbres, forma parte del paisaje inevitable de la cuarta economía de la zona euro.

Reafirmamos, por ello, cuando se cumplen 70 años de la creación de nuestra institución, un ser y hacer de Cáritas comprometidos con la caridad y la justicia social. Con una caridad, que para servir a la exigencia de calidad, necesita de la profundidad de la denuncia social y de la propuesta de un modelo social orientado hacia la transformación de la realidad y la defensa del derecho de todos a acceder al bien común en una Casa que es de todos.

Esta demanda de avanzar en la opción preferencial y evangélica por los pobres es un mandato que nos lanzan tanto nuestros obispos como las personas que acompañamos y la amplia base social de voluntarios, socios y donantes que hacen posible la misión de Cáritas como servicio organizado de la caridad dentro de la Iglesia. Es, además, una opción inspirada en el magisterio de la Doctrina Social de la Iglesia, donde la respuesta fraterna a las víctimas de la cultura del descarte alimentada por el culto al “dios dinero” tiene un carácter integral.

Como expresión de una Iglesia auténticamente samaritana, no podemos desarrollar una acción de acogida y acompañamiento a las personas excluidas sin esforzarnos, al mismo tiempo, por añadirle las exigencias de la denuncia, la transformación de la realidad y la opción por la justicia social.

Somos conscientes de que investigar, en una etapa de crecimiento económico como la actual, la realidad de pobreza, y poner voz y rostro a las necesidades de los cientos de miles de personas que acompañamos resulta un relato incómodo, tanto para los poderes públicos como para algunos analistas políticos y líderes de opinión.

La nuestra no es una misión coyuntural. El único contrato suscrito por Cáritas es el de la lucha contra la pobreza y la defensa de la dignidad de las personas. Es una empresa a la que seguimos convocando a toda la ciudadanía, al conjunto de los agentes sociales, a los poderes públicos y a los medios de comunicación social.

Para Cáritas, la toma de partido contra la pobreza no puede quedar restringida a una opción temporal o privada: es también una acción comunitaria desarrollada en el centro mismo de la vida pública, que sólo tendrá éxito si se fortalece el tejido social y la participación de todos en cada uno de los ámbitos democráticos y asociativos.

Cuando parecemos recrearnos en la salida de la crisis y el cambio de tendencia económica, hacemos un llamamiento a la comunidad cristiana y a la ciudadanía a tomar conciencia de las zonas en sombra en la que permanecen muchos ciudadanos. Invitamos, una vez más, a replantearnos el modelo de sociedad que queremos construir y las oportunidades por las que estamos dispuestos a trabajar para transformar la realidad en nuestros barrios, en nuestras comunidades y en cada uno de los espacios de participación pública en los que intervenimos.

La nuestra es una invitación a involucrarse en la construcción de un modelo social acogedor, auténticamente fraterno, accesible para todos y basado en un crecimiento económico respetuoso con la Creación, sin excluidos ni empobrecidos.

Desde nuestra experiencia y desde la misericordia inspirada en las realidades de frontera donde intervenimos, asumimos el riesgo de incomodar, de ser “piedra de escándalo y signo de contradicción”, de ser desacreditados por asumir la misión de ser testigos del Evangelio y compañeros de los pobres, como lo son especialmente los más de 84.000 voluntarios y voluntarias que ponen su vida y sus anhelos en compartir ese camino.

Frente a la tentación de un discurso centrado en el individualismo, en el que cada uno debe ser el único garante de su propio bienestar, nuestra propuesta es la comunidad.

Frente al debilitamiento de las políticas públicas, nuestra propuesta es la de que sean fortalecidas, porque las Administraciones son las garantes de los derechos fundamentales.

Frente a un modelo de sociedad de consumo donde el mercado se concibe como el único espacio donde satisfacer toda necesidad, nuestra propuesta es la lógica del don y la caridad dentro de una Iglesia en salida, en las periferias y comprometida en el servicio a los últimos.

Frente a la apuesta por el crecimiento constante y a cualquier precio, reafirmamos nuestro concepto de desarrollo humano integral que, ahora que se cumple el 50 aniversario de la encíclica Populorum Progressio, pasa por el reconocimiento de la dignidad y la construcción del bien común.

Frente al sufrimiento de miles de refugiados y de todos aquellos que se ven obligados a migrar para proteger su dignidad, nuestra propuesta es la de acoger al hermano y reconocer sus derechos y sus capacidades, sin distinciones entre “ellos y nosotros”.

Y frente a una lógica de desarrollo basado en el uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto a nuestra disposición en «la hermana nuestra madre tierra», proponemos un modelo de cooperación internacional fraterna orientado a «proteger nuestra casa común y unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral» para todas las personas, como señala el Papa Francisco en Laudato sí´.

Este objetivo es especialmente urgente para nuestros hermanos acosados por la precariedad en Venezuela, Sudán del Sur o el Cuerno de África, a quienes acompañamos con nuestra cercanía y solidaridad. Junto a ellos y los hermanos de todos los países donde estamos comprometidos en la lucha contra la pobreza, compartimos su tenacidad admirable para, a pesar de las angustias provocadas por sus actuales circunstancias, construir oportunidades para la paz que “ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad” (Juan XXIII, Pacem in terris).

Nuestra misión evangelizadora como acción caritativa y social de una Iglesia pobre y para los pobres, nos lleva a renovar en esta Asamblea la voluntad de seguir avanzando en una acción iluminada por “los gozos y las esperanzas” que nos transmiten la alianza con los que más sufren, con quienes son los verdaderos protagonistas del mandato del Espíritu que nos “ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, para proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lucas 4, 16-30).

 

El Escorial, 1 de julio de 2017

La Delegación de Apostolado Seglar de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara ha organizado para el próximo 8 de julio una visita a Cuenca, donde, y en el marco de las XV Jornadas de 'Laicos y Vida Contemplativa', se pasará un día junto a las hermanas concepcionistas franciscanas.

Para más información, se puede contactar en los teléfonos 696267049 y 937 105186 o en el correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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