DELEGACIÓN DE PASTORAL PENITENCIARIA

 

Responsable: Juan Antonio Mínguez Mínguez

669 34 30 31

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Equipo:

Belén Barriopedro Sanz

Sergio Peco Sopeña

 

Ubicación: Casa Nazaret, en la avenida de Venezuela, 9 de Guadalajara

 

Bienvenido/a a nuestra página web. Estamos encantados de que nos visites y de poder comunicarte que como Iglesia, sentimos la llamada de Jesucristo a sanar, aliviar, liberar, estar con los últimos, esforzarnos por realizar una triple tarea social: prevenir, acompañar en prisión, apoyar su rehabilitación y favorecer su reinserción.

La Delegación Diocesana de Pastoral Penitenciaria, es un organismo Diocesano, no jurídico sino funcional, que colabora con el Obispo en la dirección, promoción y coordinación  de la actividad Pastoral en el mundo Penitenciario.

 

Objetivo General

El objetivo de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis, es el servicio y atención a las personas privadas de libertad. Es el bien de los Presos él ha de estar siempre presente en el horizonte de cuanto se promueve y organiza, buscando lo mejor de la persona y la defensa de su dignidad y derechos.

 

Objetivos Específicos

 

  • Evangelizar anunciando la Buena Nueva de Jesús, y promoviendo la instauración del Reino de Dios en el mundo penitenciario.
  • Humanizar el mundo penitenciario mediante la promoción y defensa de los derecho fundamentales de las personas.
  • Servir de puente entre la cárcel y la sociedad, anunciando y denunciando la realidad del mundo penal y penitenciario. Trabajo en red con otros Centros Penitenciarios.
  • Informar a las comunidades sobre los problemas del mundo penitenciario, para que tomen conciencia de esta realidad y la implicación de todos los creyentes.
  • Sensibilizar las comunidades cristianas (Parroquias, movimientos apostólicos, institutos religiosos…) y a la sociedad sobre este campo de marginación social.
  • Promover y formar agentes de pastoral penitenciaria.
  • Apoyar y coordinar personas y actividades que desempeñan misión penitenciaria.
  • Atender a las familias que soliciten ayuda, ofreciéndoles acogida y orientación.

 

Con estos objetivos comenzamos este nuevo trayecto que irá marcando el recorrido en la Diócesis. Esta página quiere ser un punto de encuentro, es una forma de conocer lo que unos y otros hacemos. Juntos seremos anuncio de la Buena Noticia liberadora de Jesús de Nazaret a  nuestros hermanos presos.

Gracias por tu interés sobre “este mundo”. Si quieres conocernos personalmente, ya sabes dónde estamos.

                           

 

 

                                           

DELEGACIÓN DIOCESANA DE LITURGIA

 

Moderador: Alfonso Olmos Embid

Ángel Díaz Matarranz

Sergio Ribalda Vicente

Raúl Pérez Sanz

 

Equipo:

Francisco Domingo Olivares

Alejo Navarro Navarro

 

 

Obispado Sigüenza

c/ José de Villaviciosa, 7 19250  Sigüenza

Teléfono: 949 39 19 11

Fax: 949 39 19 11

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¿Qué es la Liturgia?

La liturgia es Jesucristo que ejerce su sacerdocio y cumple así, por el Espíritu Santo, el designio salvífico del Padre, que “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2, 4).

La riqueza de la persona y de la obra de Jesucristo se despliega en tres grandes misiones: profética, sacerdotal y regia. Por la misión sacerdotal Jesucristo nos santifica, nos hace santos; por tanto, la misión sacerdotal o santificadora es el origen y el término de toda la actividad de Jesucristo. Esta misión santificadora la lleva a cumplimiento Cristo principalmente en los actos litúrgicos.

“Por ello, toda celebración litúrgica, como obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no iguala ninguna otra acción de la Iglesia” (SC 7).

  

¿Cómo se evangeliza desde la Liturgia?

La celebración litúrgica es en sí misma evangelización, la mayor evangelización posible. “Nunca se insistirá bastante en el hecho de que la evangelización no se agota con la predicación y la enseñanza de una doctrina… En un cierto sentido es un equívoco oponer, como se hace a veces, la evangelización a la sacramentalización” (PABLO VI, Evangelio nuntiandi 47).

El Evangelio es una persona, Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el Redentor del hombre, el centro del cosmos y de la historia. La persona de Jesús, viva y glorificada, es la que se hace presente y activa salvíficamente en la celebración litúrgica.

Allí donde esté presente y actuante Jesucristo hay evangelización. Puesto que en la celebración litúrgica Cristo está presente y actúa glorificando al Padre y santificando a los hombres, entonces se ha de concluir que la celebración litúrgica es el mayor acontecimiento evangelizador que puede darse.

 

¿Cuál es la razón de ser de una Delegación Diocesana de Liturgia?

“El Obispo diocesano, a quien se ha de considerar como el gran sacerdote de su grey, de quien deriva, en cierta medida, y depende la vida en Cristo de sus fieles, debe fomentar, dirigir y vigilar la vida litúrgica en su diócesis” (OGMR 387).

La Delegación Diocesana de Liturgia es el organismo que ayuda al Obispo diocesano a cumplir su deber de fomentar, dirigir y vigilar la vida litúrgica diocesana. Este es el cometido principal que se puede desglosar en este “decálogo litúrgico diocesano”: Procurar que toda la vida litúrgica de la diócesis se desarrolle según las normas de la Iglesia, mantener viva la formación litúrgica de todo el Pueblo de Dios, detectar los errores y deficiencias litúrgicas para subsanarlos, organizar y dirigir las celebraciones litúrgicas diocesanas destacadas y presididas por el Sr. Obispo, elaborar los preceptivos informes litúrgicos para el recto ordenamiento de los espacios celebrativos, responder a las consultas que se le formulen, informar al clero diocesano de las nuevas disposiciones litúrgicas emanadas de los Organismos correspondientes, prestar orientación y ayuda a los distintos organismos diocesanos que lo necesiten y demanden, elaborar el calendario litúrgico propio de la diócesis y velar por la calidad de la música litúrgica.

Por ser un servicio diocesano relacionado con la “misión santificadora” de la Iglesia, dicha Delegación trabaja en coordinación con otros organismos diocesanos para orientar toda la actividad de la diócesis hacia la santidad de los fieles y la gloria de Dios.

 

¿Cuál es el equipo de la Delegación?

El Delegado Diocesano de Liturgia, como toda Delegación Diocesana, cuenta con un equipo de colaboradores para poder cumplir eficazmente su misión.

En este momento el equipo de la Delegación está compuesto por seis presbíteros: Don José Luis Perucha, Don Alfonso Olmos, Don Sergio Ribalda, Don Ángel Díaz, Don Julio Arjona y Don Raúl Pérez. La razón de que en esta ocasión el equipo esté compuesto sólo por presbíteros (en otras ocasiones ha habido presencia de los tres estados de vida existentes en la Iglesia) es por el momento histórico concreto que está viviendo la Delegación.

El Delegado Diocesano de Liturgia, Don Alejo Navarro, un servidor, lleva treinta años al frente de la Delegación y, como es lógico y es ley de vida, estoy apurando mis últimos años de servicio a la diócesis en este campo. He considerado como medida de prudencia y de discreción el que sean ya otros presbíteros los que vayan tomando la responsabilidad práctica en determinadas celebraciones diocesanas, cosa que están haciendo con generosa entrega y reconocida solvencia.

En consecuencia, en este momento más que delegado me considero ya consejero delegado. A todos estos buenos y fieles colaboradores les estoy profundamente agradecido; parece lógico que sean ellos en este momento los que formen el equipo de la Delegación para ir transmitiéndoles conocimientos, responsabilidades, experiencias y materiales específicos.

  

¿Qué programa tiene la Delegación para este próximo curso?

Puesto que tanto en la Carta Pastoral “Id y haced discípulos” como en el Plan Pastoral “El amor de Cristo nos urge” se da un gran relieve al tema de la comunión eclesial y ya que la expresión eminente de la comunión eclesial es la concelebración, sobre todo cuando está presidida por el Sr. Obispo (cf. OGMR 112; 199-251), a lo largo del nuevo curso se enviarán a los arciprestes nueve entregas formativas sobre la concelebración para que hagan entrega de las mismas a los presbíteros en las reuniones arciprestales.

Puesto que en el Plan Pastoral Diocesano se habal de las cuatro dimensiones o rasgos de nuestra iglesia (orante, comunión, samaritana y anuncio) y para ayudar a la implementación de dicho Plan Pastoral, se enviarán a lo largo del curso cuatro guiones celebrativos, uno por cada uno de estos rasgos, a las distintas entidades diocesanas para que dispongan todas de un  mismo material celebrativo.

 

 

DELEGACIÓN DIOCESANA DE PATRIMONIO CULTURAL

 

 

 

La Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural es un instrumento necesario y adecuado que asesora, trabaja y asiste al Ordinario del lugar, el Obispo, y su Consejo Episcopal en la tutela, conservación, administración y mantenimiento del Patrimonio Cultural de la Diócesis. Según la nueva Ley de Patrimonio de nuestra región este Patrimonio Cultural está formado por los bienes muebles, inmuebles y manifestaciones inmateriales, con valor histórico, artístico, técnico, arqueológico, paleontológico, etnográfico, industrial, científico, documental o bibliográfico de interés para Castilla-La Mancha (Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha [2013/6396]).

De acuerdo con la Constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II (n. 46), el 15 de Noviembre de 1988, don Jesús Pla Gandía, entonces nuestro obispo diocesano, constituyó para nuestra Diócesis la Comisión de Patrimonio Artístico, hoy Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural (BOO, Normas de funcionamiento de la Comisión Diocesana de Patrimonio Artístico, 1988 (446-447). Hoy en día, como entonces, la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural procura sensibilizar a la comunidad cristiana de nuestra diócesis sobre el valor evangelizador que posee el Patrimonio histórico y artístico que hemos recibido de nuestros antecesores, fruto concreto de su Fe vivida. Hoy como entonces, este Patrimonio Cultural diocesano debe ser un medio privilegiado para la Nueva Evangelización.

Por ello, la función principal de esta delegación es velar por la conservación y defensa del patrimonio de la Iglesia, así como incentivar y promover el estudio, difusión y enriquecimiento de nuestro patrimonio, tanto del expuesto en los museos de nuestra Iglesia diocesana como del patrimonio mueble e inmueble que atesoran las iglesias parroquiales, ermitas e instituciones eclesiásticas de nuestra Iglesia particular.

Con el fin de velar por la conservación y defensa del patrimonio diocesano, la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural asesora y supervisa las iniciativas que los diferentes agentes de acción pastoral proponen sobre la ejecución de obras de mantenimiento, rehabilitación y restauración de los bienes muebles e inmuebles de carácter histórico y artístico pertenecientes a la Diócesis. Así mismo, elabora, asesorado por técnicos competentes en cada caso, los informes y dictámenes que solicite el Consejo Episcopal, sobre cuantas restauraciones, rehabilitaciones e iniciativas sea necesario acometer para una adecuada conservación y revalorización de nuestro patrimonio histórico y artístico. Para realizar este cometido el delegado diocesano participa, en nombre de la Diócesis, en los organismos eclesiales y civiles de Patrimonio Cultural, estableciendo con estas instituciones las oportunas relaciones de cooperación y cordialidad. Al mismo tiempo, asiste a las jornadas o encuentros regionales y nacionales previstos para ello con el resto de delegados diocesanos de patrimonio cultural. De este modo, puede informar tanto al Consejo Episcopal como al resto de los agentes de acción pastoral sobre la legislación y normativa tanto civil como eclesiástica que afecta a los bienes de carácter histórico y artístico pertenecientes a la Diócesis.

Con el fin de incentivar y promover el estudio y la difusión de nuestro patrimonio diocesano, tanto de los museos de nuestra Iglesia particular como del que atesoran nuestras parroquias e instituciones eclesiásticas, la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural procura promover iniciativas y exposiciones temporales que nos ayudan a conocer mejor el bagaje histórico y artístico de estas obras de arte, ayudándonos a rentabilizar y aprovechar al máximo su función y contenido evangelizador. Para ello, trabaja con los responsables directos de los museos de nuestra diócesis así como con los asesores culturales de los distintos organismos oficiales y los responsables máximos tanto provinciales como regionales e, incluso, estatales. Del mismo modo, se asesora y trabaja con distintos estudiosos y especialistas en los diversos campos de la historia y de sus manifestaciones culturales y artísticas.

Con el fin incentivar y promover el enriquecimiento de nuestro patrimonio cultural y eclesiástico, asesora y procura que las nuevas obras que se realizan en nuestros templos diocesanos no desdiga de la calidad artística y evangelizadora que siempre se observó en la Iglesia, de la cual nosotros somos sus depositarios. Para ello, procura mantener e informar sobre la obra de los artistas actuales en materia religiosa así como tender puentes de entendimiento y diálogo con los artistas contemporáneos.

En la realización de estas tareas el Delegado Diocesano de Patrimonio Cultural cuenta con la ayuda y colaboración de una comisión asesora para estos fines, así como la coordinación con la Delegación para la Nueva Evangelización.

 

Delegado: Miguel Ángel Ortega Canales

 

Equipo:

José Antonio Plaza Ávila (Arquitecto)

Alfredo Leceta Rey (Arquitecto Técnico)

Pedro Olea Álvarez (Historiador)

Julián García Sánchez (Canónigo encargado del Patrimonio de la Catedral)

Juan Antonio Marco Martínez (Canónigo organista de la Catedral)

Pedro Simón Carrascoso (Archivero Diocesano)

Emilio Esteban Esteban (Director Museo parroquial de Tapices de Pastrana)

Agustín González Martínez (Director Museos parroquiales de Atienza)

 

Visita la web del Museo de Arte Antiguo de Sigüenza

 

 

DELEGACIÓN PASTORAL DEL SORDO

 

 

“… los ciegos ven, los sordos oyen y los pobres son evangelizados” Lc.7, 22

Estas palabras de Jesús de Nazaret tienen un sitio en el corazón de todo cristiano y de forma especial en aquellas personas sordas. Los pobres han sido siempre los preferidos del Señor y de la Iglesia.

Hablamos de que los sordos son los pobres, pero no lo decimos en el sentido restrictivo, nos referimos a otras pobrezas humanas, tales como: la soledad, la enfermedad, la falta de sentido, la discriminación, la barrera de comunicación… 

La sordera es un grave obstáculo para la comunicación. Esta limitación, que no se ve ni se oye, y que con tanta frecuencia no llama la atención para ser atendida en sus limitaciones, nos pide a nosotros, como Iglesia,  que estemos cercanos y nos preocupemos de sus necesidades específicas.

El Papa Francisco, habla de la “cultura del descarte”, se refiere a todo tipo de discriminación. Y la sordera, a menudo por ser una minoría tanto cultural como socialmente,  al ser discriminada se atenta contra el valor de la dignidad humana.

Las personas sordas necesitan una dedicación específica y personalizada. Cuando asisten a una celebración litúrgica, a menudo lo pueden hacer como espectadores de lo que hacen los oyentes, con graves dificultades para entender su contenido. El Evangelio pide una acción pastoral con el objetivo de ofrecer a las personas sordas, todo lo que de ordinario encontramos en nuestras parroquias, teniendo presente su psicología, su método de comunicación visual -que se puede apoyar con la Lengua de Signos.

La Pastoral de Sordos de Sigüenza- Guadalajara, quiere ofrecer sobretodo la cercanía a todos, donde se sienten acompañados adecuadamente en su camino de fe.

Aunque Dios no habla al oído sino al corazón de las personas, todos, sordos y oyentes, corremos el riesgo de no escucharlo cuando nos pide que nos acerquemos a cada uno en sus circunstancias.

“Esta atención amante es el inicio de una verdadera preocupación por su persona, a partir de la cual se desea buscar efectivamente su bien. Esto implica valorar al pobre en su bondad propia, con su forma de ser, con su cultura, con su modo de vivir la fe. El verdadero amor siempre es contemplativo, nos permite servir al otro no por su necesidad o por vanidad, sino porque él es bello, más allá de su apariencia: “Del amor por lo cual a uno le es grata la otra persona depende de algo gratis.” El pobre, cuando es amado, “es estimado como de alto valor.”” (Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudiun , nº 199

 

 PREGUNTAS FRECUENTES QUE LLEGAN HASTA LA PASTORAL DEL SORDO

 

¿Cómo decidiste dedicarte a las personas sordas?

No fue una decisión sino un llamado de Dios. Cuando conocí la comunidad sorda, y me enteré de sus barreras de comunicación, que muchas veces estaban privadas de conocer a Dios por falta de medios, y que estaban muy aisladas y en soledad, sentí a un Dios mendigo de mi vida, que me decía: “¡Tengo sed!(Jn 19) Dame de beber (Jn4). Solamente necesito tu vida disponible para esta realidad. Te aseguro sea el gesto más pequeño que hagas a mi hermano sordo, a mi lo has hecho, es a mí a quien estás amando.” Después de captar a un Dios tan pobre ya no podía decir no a esta invitación, sino lanzarme a amar tal como soy y con lo que tengo.


¿Cómo vive la fe una persona sorda?

La persona sorda no vive la fe de manera distinta de la persona oyente, pero su captación es distinta. Nosotros los oyentes estamos acostumbrados a oír, a expresar a través de la palabra. La persona sorda expresa su fe a través de lo que ve, de lo visual, por eso la imagen tiene mucha importancia. Se expresa en lengua de signos, sin embargo la esencia es la misma: el amor. Todos estamos llamados a amar aunque respondemos de manera distinta.

¿Las personas sordas tienen mayor facilidad para vivir el silencio interior que las personas oyentes?

Así como nosotros oyentes tenemos distracciones los sordos también. Aunque no oigan esto no quieren decir que no tienen distracciones. Para ellos no es fácil el silencio interior; la persona sorda se comunica con los ojos y la imagen está siempre presente y esto provoca otro tipo de ruido. El concepto de silencio es distinto para la persona sorda. Para el oyente el silencio es ausencia del sonido y para el sordo es la abstracción de las imágenes, porque con la discapacidad los sordos han desarrollado otros sentidos.


¿Debemos acercarnos a una persona sorda de forma especial?

No, la persona sorda es igual a cualquier persona oyente. Lo primero es no tener prejuicios frente a ella y no tener miedo de acercarnos. Debemos acogerlos como acogeríamos a un amigo, a un hermano. La acogida debe ser mutua, tanto de nuestra parte como de ellos. Lo segundo es adentrarnos en su forma de comunicar, compartiendo la vida de una forma muy sencilla y después entrar en su idioma, que es la lengua de signos. Lo más primordial es sentir que el otro no es un discapacitado sino un hermano y así aprendemos mutuamente mucho unos de otros.

¿Se puede vivir la alegría aunque nos falte el sentido del oído?

La alegría no viene de una perfección física. Una persona con todos sus sentidos tiene limitaciones. Todos nosotros somos “discapacitados”, porque todos tenemos límites. Cuando nos reconocemos limitados, ya no se asusta tanto los limites que nos encontramos en las relaciones personales y sociales.

La alegría no viene de uno mismo, la alegría es un don del Espíritu Santo; tanto si somos discapacitados como sino lo somos, es un regalo de Dios. La alegría profunda viene del encuentro con Cristo en nuestra cotidianidad; de reconocer que Cristo está en todas las situaciones. Así, podemos reconocer que somos prodigios tal como somos y no como la sociedad a veces nos impone y nos dice como debemos ser.


¿Cuál es la alegría del Evangelio?

La alegría del evangelio es que somos muy amados tal como somos, porque somos hijos de Dios y no porque somos perfectos. Entonces uno se siente encajado en su lugar, y este lugar nadie nos lo puede quitar. Desde aquí Dios nos llama a abrir, a acoger, a buscar los perdidos, que hoy muchos de ellos son los discapacitados, porque son marginados, están en la periferias, en la soledad. Estamos todos llamados a construir la cultura de la vida, del encuentro, que es ayudar a acoger a todos, sean como sean.

¿Cuál podría ser nuestro aporte como cristiano?

El cristiano debe abrirse y acoger al otro, en su diversidad. Estamos llamados a vivir la cultura del encuentro, a salir de nosotros mismos e ir hacia a los demás, pero no con una respuesta ya preparada sino a escuchar al otro, lo que vive, lo que afecta, lo que le alegra… Se trata de estar cerca del otro, de acompañarle. La pregunta sobre la fe debe surgir como en el tiempo de los primeros cristianos, que la gente diga: “Veo tu vida distinta, ¿Cómo es eso?” El distintivo es que el amor que ven viene de Otro. No podemos ser rígidos, ni duros, ni tener el semblante triste, encerrados en nuestro grupo sino recuperar lo más verdadero de un testimonio de fe y de la alegría. (Evangelii Gaudiun 1)

 

Delegada: Hna. Odete Manuela Ribeiro Almeida

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689470265

 

 

 

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