Agustín Bugeda

(Vicario general)

 

 

Queridos amigos, mi reflexión de este mes quiere ser muy sencilla al comenzar la Cuaresma.

 

Solamente hacer caer en la cuenta que entre todos los medios que la Iglesia nos ofrece para vivir mejor este tiempo, para acercarnos más a Dios y a los hombres, uno de ellos tiene una gran eficacia y es de gran ayuda para muchos cristianos.

 

Me refiero a los Ejercicios Espirituales en sus variadas formas, como espacio de silencio y oración, de escucha atenta de la Palabra de Dios y celebración tranquila que nos introduce en el Misterio, en el camino de la conversión.

 

Desde la Diócesis y con el impulso de nuestro Plan Pastoral queremos que se tome muy en serio este medio y que ahora en Cuaresma y en cualquier momento del año hagamos lo posible por sacar unos días de silencio y oración en nuestro ajetreado ritmo de cada día.

 

Necesitamos pararnos, necesitamos encontrarnos con el Señor y con nosotros mismos, necesitamos escuchar lo que El quiere de nosotros y recibir su Espíritu, la fuerza necesaria para ponerlo por obra.

 

San Ignacio de Loyola instauró los Ejercicios de mes con un método todavía no superado para hacer discernimiento en la vida y cumplir cada uno con gozo su propia vocación. Este método se ha adaptado en tiempo y modos de muchas maneras peros sigue siendo muy eficaz y necesario si queremos ser auténticos discípulos de Cristo.

 

Sirva esta invitación al menos como deseo, pregunta, inquietud para que todos nos planteemos de una manera u otra programar unos días de Ejercicios Espirituales en nuestra vida.

 

Pido por ello en esta Cuaresma recién estrenada.

Por Comunidad de la Madre de Dios de Buenafuente del Sistal

(Monasterio de Buenafuente del Sistal)

 

Estimados hermanos

Desde los primeros meses del año, nuestra Madre la Iglesia, que solo anhela encaminarnos al cielo y que ya lo disfrutemos aquí en la tierra, a través de la liturgia de cada día, quiere mantenernos fuertes en nuestro combate personal. ¡Y a nosotros, en nuestra pobreza, lo cotidiano nos pasa desapercibido algunas veces!

El pasado sábado, día 17 de enero, celebramos a San Antonio Abad, un santo muy familiar y cercano, seguramente por su vida ejemplar, y motivo por el que se le invoca en tantas poblaciones. Tal vez, por ser un santo tan “doméstico”, hemos podido olvidarnos de su vida. Un día al entrar en la Iglesia, oyó que se proclamaba este Evangelio: “Si quieres ser perfecto, ve a vender lo que tienes, dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme” (Mt 19, 21). A partir de entonces vivió como eremita y se le considera el padre del monacato. San Antonio se decidió por seguir a Jesús y entregarle su vida entera, no solo sus bienes. Por eso rezamos en la oración colecta del día de su fiesta: “Haz que, por su intercesión, tengamos la fuerza de renunciar a todo lo que nos separe de ti y sepamos amarte por encima de todo.” ¡Ojalá san Antonio nos lo conceda!

También hemos celebrado varios mártires, Nuestros Santos Padres Fundadores Roberto, Alberico y Esteban y ayer, para nosotras cistercienses, otra solemnidad que este año brilla de forma particular: La Presentación de Jesús en el templo y la Purificación de María, Día Mundial de oración por la Vida Consagrada.

Este año, que el Papa Francisco ha decidido dedicar a la Vida Consagrada -y que iniciamos el primer Domingo de Adviento y se clausurará la próxima fiesta de la Presentación del Señor, en 2016-, os pedimos que nos unamos  en oración de forma particular por la Vida Consagrada en toda la Iglesia. Porque “... ¡Qué sería del mundo si no fuese por los religiosos”! Sta. Teresa de Jesús. Nuestra oración para que los objetivos que el Santo Padre propone en su Carta Apostólica a todos los Consagrados se encarnen en nuestras vidas: recordar con agradecimiento el pasado, vivir con pasión el presente y abrazar el futuro con esperanza. Rezaremos para que el Señor lleve a término con su gracia y nuestro querer, este propósito, en apariencia sencillo, que nos ha planteado el Papa. En todos, religiosos y seglares.

 

¡Ojalá escuchemos al Señor! Con fraternal afecto, vuestras hermanas

Por Luciano Matilla y Esperanza Torres

(Delegación Pastoral de Familia y Vida)

 

 

Ya está a disposición de las diversas conferencias episcopales del mundo la LINEAMENTA, que no es otra cosa que el documento emitido por el Sínodo extraordinario de los Obispos sobre la familia, y que servirá  para la preparación de la XIV asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se desarrollara el próximo mes de Octubre de 2015.

En el citado documento, después de un prefacio, se incluye la Relatio Synodi de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre "Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización", celebrada en octubre de 2014.

Posteriormente se incluye un apartado con 46 preguntas para conocer la acogida de la Relatio Synodi y para "estimular la profundización del trabajo iniciado en el curso de la Asamblea Extraordinaria".

En cada país serán las Conferencias Episcopales las que elegirán las modalidades adecuadas para esta finalidad, "implicando a todos los componentes de las iglesias particulares e instituciones académicas, organizaciones, agrupaciones laicas y otras instancias eclesiales".

La primera pregunta es genérica y va encaminada a conocer si la realidad que presenta la iglesia sobre la familia se ajusta a la situación actual y qué aspectos no se han contemplado.

A continuación, se van desgranando una serie de cuestiones que van encaminadas a conocer si la pastoral familiar está siendo sentida como próxima por la familia cristiana, y si la realidad presente y futura del modelo familiar cristiano es conocida por la iglesia.

Este documento servirá de base de trabajo para la preparación y posterior desarrollo del futuro sínodo ordinario de los obispos.

Los cristianos debemos acercarnos a la lineamenta para conocerla y participar activamente.

No debemos dejar pasar esta oportunidad de formar parte del crecimiento de la pastoral familiar y su implantación en el mundo.

No debemos pensar que está destinado a expertos, todo lo contrario, todos somos importantes en esta construcción, como cualquier ladrillo de un edificio, a pesar de la humildad del ladrillo sin su participación, el edificio no sería posible.

Además, debemos unirnos en la oración con la Iglesia Universal para que el Espíritu ilumine a todos para llevar a buen puerto esta iniciativa del Papa Francisco.

Por Santiago Moranchel

(Delegación de Enseñanza)

 

Para terminar el repaso por las estadísticas quisiera fijarme ahora en otro hecho llamativo (ver las anteriores colaboraciones): la bajada que se ha iniciado en Infantil y Primaria. ¡Es muy preocupante!  Si ya de pequeños los papás no eligen la clase de Religión, menos lo harán por si solos cuando sean mayores.

Y es curioso observar como las parroquias, llegadas el mes de mayo y junio, se llenan de Comuniones, de trajes, de invitados... Pero los niños, algunos, ya no van a clase de Religión, porque así se ha decidido, pero la fiesta de la Primera Comunión, sí.

Siendo un poco honestos, solo un poco, al menos seamos coherentes, otro poco. Y reflexionemos por qué la presencia de la Religión en la Escuela y por qué la elección de mi hijo/a en favor de la clase de Religión. Las reflexiones van dirigidas a los padres, pero nos pueden servir a todos:

Os transmito algunas razones claras y sencillas, a la vez que graves y decisivas, para que apuntéis a vuestros hijos a la clase de Religión. Las podéis recordar fácilmente.

 

Primera razón. Es, como sabéis muy bien, vuestro derecho y vuestro deber educar a vuestros hijos de forma integral. Educarlos en todas sus dimensiones y posibilidades. También en la dimensión espiritual y religiosa. Por cierto, la más decisiva en la vida de una persona. La Religión educa a vuestros hijos en esa dimensión decisiva. No os conforméis sólo con que les enseñen Matemáticas de calidad o Inglés de calidad.

 

Segunda razón. La Religión, queridos padres, forma y educa a vuestros hijos para sepan reconocer e interpretar nuestra historia y nuestra cultura, la memoria que nos configura. Una historia, una cultura y una memoria, como sabéis, marcadamente religiosa y cristiana. Ved nuestros calendarios y sus fiestas; contemplad muchísimos de nuestros edificios y sus obras de arte; repasad nuestros mismos nombres y los de nuestros familiares y amigos. Ved, ved, que somos hijos de una gran tradición cultural marcadamente religiosa, marcadamente cristiana.

 

Tercera razón. Ahí, en la clase de Religión, como también sabéis de sobra, se educa a los niños en valores, en los mejores valores de la persona. Se educa en la mejor de las ciudadanías. Se educa para la paz y la convivencia, para aprender a vivir solidariamente y en respeto, para ser buenos hijos y buenos ciudadanos, para amar y respetar a las personas y para amar a Dios con todo el corazón. No es posible que un padre, en condiciones normales, niegue a su hijo esta educación; no es posible...

 

Cuarta razón. Sí, la clase de Religión pertenece también a nuestro ordenamiento legal. No es privilegio o concesión del gobierno de turno, más o menos benévolo o favorable a la asignatura. La clase de Religión no es privilegio ni como derecho natural de los padres ni como expresión de nuestra legislación actual. Es, hoy por hoy, un derecho reconocido y abalado por un Acuerdo Internacional, entre la Santa Sede y el Gobierno de España, apoyado, a la vez, en nuestra misma Constitución y reconocido expresamente en la actual Ley de Educación. Estáis, queridos padres, en vuestro derecho más elemental de pedir y exigir, con la mayor normalidad y con la ley en la mano, la clase de Religión para vuestros hijos.

 

Quinta razón. Y, por favor, no cedáis tan fácilmente a lo que el hijo quiera, a que quiera o no quiera matricularse en Religión. El hijo y alumno de hoy, que no es de otra pasta que los alumnos de ayer o los de mañana, no siempre elige lo mejor, si se le deja; el hijo y alumno elige siempre lo más fácil y cómodo. Si pudiera, seguro que tampoco elegiría Matemáticas, ni Historia, ni Filosofía, ni Legua. Si pudiera elegiría más vacaciones, más recreo, más diversión... ¿O no fue siempre así? ¿O esperáis los padres, en otros asuntos, a dar las cosas buenas a vuestros hijos a que os las pidan, por ejemplo, a darles oportunamente la medicina necesaria aunque lloren un poco? Haced lo mismo con la clase de Religión; no esperéis a que ellos la pidan, ni cedáis a que lloren un poco

Por Jesús Francisco Andrés

(Delegación de Pastoral de la Salud)

 

 

Como cada mes de febrero nos encontramos ante la Jornada Mundial del Enfermo que celebramos el día 11 -festividad de la Virgen de Lourdes-.

 

Este año, el Papa Francisco nos ofrece un mensaje cargado de sensibilidad y al tiempo nos ofrece unas pautas de lo que supone el servir a los enfermos y nos ayuda a descubrir cómo realizamos esta tarea que tenemos enconmendada.

 

El Papa toma un pequeño texto del libro de Job “Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies” -Job 29,15- y nos invita a meditarlo desde la sabiduría del corazón.

 

  • Sabiduría del corazón es servir al hermano. Muchos lo hacen desde el silencio en las casas, residencias, hospitales... sin hacer ruído. Servir sin prisas y por el tiempo que haga falta -sin cuentagotas-.

 

  • Sabiduría del corazón es estar con el hermano que sufre sabiendo que el tiempo que se pasa con él es un tiempo santo.

 

  • Sabiduría del corazón es salir de sí hacia el hermano. A veces se nos olvida que estar con el enfermo es estar con el Señor (Mt. 25, 40), y mira que hemos leído y escuchado veces este texto evangélico.

 

  • Sabiduría del corazón es ser solidarios con el hermano sin juzgarlo, es estar con él, aunque sea en silencio porque el silencio también sana.

 

Desde estas letras os quiero desear a todos los que tengáis algún enfermo en la familia que el Señor les conceda la salud y a todos vosotros la fortaleza necesaria para acompañarles como se merecen sin olvidar que el rostro dolorido de Cristo lo tenéis delante de vosotros.

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