Mª Lourdes López García

(Cáritas Diocesana Guadalajara)

 

“El Reino de Dios se parece a un grano de mostaza, que es una semilla muy pequeña, pero que cuando brota se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden anidar a su sombra”. (Lc 14, 7-23) 

La forma de vivir el seguimiento evangélico es comunitaria. Los discípulos no siguieron a Jesús por separado, sino que lo siguieron en grupo, formando una comunidad. Es en esta fraternidad donde los discípulos encuentran el lugar propio y adecuado para el desarrollo de la fe. 

El ingreso a la comunidad de Jesús se efectúa a partir de la llamada al seguimiento: Jesús llama a los discípulos y éstos lo dejan todo y le siguen. Es decir, se ponen a vivir con Jesús y como Jesús, o sea, a compartir su proyecto y su destino. En esto consiste sencillamente la comunidad evangélica: es un grupo de personas que conviven compartiendo el destino de Jesús, que consistió de hecho en la solidaridad con el pueblo, hasta sufrir y morir por ese mismo pueblo. Y esto precisamente es lo que tiene que configurar y determinar el hecho comunitario entre los cristianos. Compartir semejante destino supone y exige una mística radical de adhesión a Jesús, unas relaciones personales con El muy profundas para llegar a vivir un mismo proyecto de vida y de acción.

Comunión con el Señor y comunión con todos los hermanos, no son aspectos disociados del compromiso cristiano, sino dimensiones inseparables de la vivencia de la fe y de la comunidad cristiana. Necesitamos superar toda confrontación y disociación entre fe y vida, espiritualidad y compromiso social y político, contemplación y acción, adhesión personal a Jesucristo y vivencia comunitaria de la fe. 

Cuando descubrimos el gozo del Evangelio, se recupera la alegría, recuperamos la identidad cristiana y eclesial; el Papa Francisco nos recuerda en E.G. 49 “ Reconozco que necesitamos crear espacios motivadores y sanadores para los agentes pastorales, lugares donde regenerar la propia fe en Jesús crucificado y resucitado, donde compartir las propias preguntas más profundas y las preocupaciones cotidianas, donde discernir en profundidad con criterios evangélicos sobre la propia existencia y experiencia, con la finalidad de orientar al bien y a la belleza las propias elecciones individuales y sociales”. 

La dimensión comunitaria se podrá hacer realidad si hay un cambio de mentalidad y una espiritualidad que motive, oriente, anime y dé sentido a la labor caritativa.

En una cultura del triunfo y del éxito, nosotros, los cristianos, hemos de apostar por los pequeños, los débiles, los frágiles, los descartados. En esto consiste la ternura.

Encontramos a nuestro lado inmigrantes, refugiados, personas sin hogar, mayores en soledad, personas que no tienen trabajo, menores vulnerables, mujeres maltratadas, abocada a la trata,… en una palabra, los más frágiles de nuestra sociedad. 

Para lograr un cambio de mentalidad, se hace necesario abrirse a la trascendencia, a Dios mismo, fuente de todo amor, puesto que, como nos recuerda el Papa Francisco “ninguna motivación será suficiente si no arde en los corazones el fuego del Espíritu”

Necesitamos cultivar en el interior el encuentro con Jesús, para que nuestro compromiso y nuestra actividad encuentren un verdadero sentido. Sólo desde Él, veremos de forma diferente el rostro de los pobres, y solo en El encontraremos la fuerza necesaria para seguir trabajando por el Reino sin desgastarnos.

Por Jesús Ferreras Somolinos

(de la Asociación Guada Acoge)

 

 

Este año Guada Acoge celebramos el 25º aniversario de nuestro nacimiento. Hemos ido quemando distintas etapas, vivido muchos momentos y conocido a muchas personas. ¡25 años dan para mucho!

Personalmente, me viene una imagen a la cabeza que puede servir para sintetizar lo que significan estos años de historia. No es un episodio original sino una referencia al Evangelio. El capítulo donde Jesús mira a Zaqueo y le indica: "Baja de ahí, hoy tengo que hospedarme en tu casa". Conocemos el final de esa  historia, Zaqueo, acogiéndole,  se  transforma,  abandona su antigua  vida , crece (Lc 19).

Dejarse transformar a veces no es fácil. "Bajar" se nos hace muy complicado y arriesgado. Descubrir tras el sonido "Hoy tengo que hospedarme en tu casa" a un ser humano en toda su dignidad requiere afinar mucho el oído. Pero  un cuarto de siglo dan para hospedar a muchas personas, con sus nombres y su historia. De casi todos los lugares del planeta. No todos,  sólo de los castigados por la pobreza, la guerra, la desigualdad, la inseguridad, el cambio climático, etc.

Escribo estas líneas hoy, 10 de Junio.  El periódico me informa que Italia cierra sus puertos a un barco con más de 600 personas que intentan llegar a Europa. Hoy que cada vez es más frecuente escuchar opiniones excluyentes en conversaciones cotidianas. Hoy que en Europa van ganando relevancia los partidos con políticas más excluyentes. Hoy.

Hoy necesito recordar que es Cristo - extranjero quien llama a las puertas de Europa y a las de nuestras vidas. Que hoy lo hace mayoritariamente en forma de mujer. Que llega, a menudo, sin nada y sin nadie. Que viene obligado por múltiples y diversas causas. Que supone una riqueza cultural, social, económica, laboral en los países donde se instala.  Que hospedarlos nos transforma, nos permite abandonar antiguas vidas, nos hace crecer.

 

 www.guada-acoge.org

Por Alfonso Olmos

(director de la Oficina de Información)

 

En estos días muchas comunidades celebran la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús con una novena preparatoria. Es una costumbre cristiana muy arraigada la de la preparación espiritual de las grandes fiestas.

Algunos personajes bíblicos nos pueden acompañar en estos días previos a la fiesta del amor de Cristo, derramado y significado en ese corazón abierto.

Los corazones de María e Isabel se llenan de gozo espiritual por la presencia de la bondad y la misericordia de Dios en su propio seno.

Los novios de Caná, cuyo corazón habían comprometido ante Dios, ven alegrada su fiesta y su vida con la presencia de Jesús que obra el milagro.

El corazón dolorido del Centurión romano  o de Jairo, el jefe de la sinagoga de Cafarnaún, por la enfermedad y muerte de sus seres queridos, se ve consolado por Jesús que sana los corazones desgarrados.

Mateo, cobrador de impuestos, siente como Jesús toca su corazón y le invita: “Sígueme”. Jesús sabe que “no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”. También Zaqueo, que era “muy rico”, y por eso considerado pecador, es visitado por Jesús en su propia casa cambiándole el corazón: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” le dice Jesús a Zaqueo. También Simón el fariseo, que le invitó a comer a su mesa, fue sanado, junto con la pecadora que se atrevió a ponerse en su presencia con un perfume, que desde entonces es símbolo de arrepentimiento.

Y Marta y María, sus amigas de Betania, las hermana de Lázaro, fueron reconfortadas por el corazón de Cristo. Primero cuando recibieron de Jesús la amistad humana y luego cuando obró el milagro de devolver, por amor, la vida al amigo.

Finalmente los apóstoles con quienes Jesús mantenía una intimidad inigualable, especialmente con Juan, el discípulo amado, a quien encomendó el cuidado de su madre.

Pidamos al Corazón de Jesús que entre en nuestras casas y en nuestros corazones para que también nosotros podamos dar testimonio de su amor en medio de nuestro mundo.

Por Javier Bravo

(Delegación de Medios de Comunicación Social)

 

 

Otra vez nos encontramos, estimados lectores-amigos, inmersos en un nuevo artículo sobre la evangelización por las redes sociales. Y volvemos a tratar, una vez más, el tema de las cadenas de oración que nos siguen bombardeando. Decíamos en el artículo de hace un año, aproximadamente, que hay que saber distinguir la diferencia entre unirse en oración por una intención concreta y real, aunque las personas no se conozcan, y hacer parte de una cadena de oración. Pero, antes de ello, debemos contrastar la noticia. Decíamos en nuestro artículo anterior, con motivo de la Jornada de las Comunicaciones Sociales, que el Papa en su mensaje nos pedía un esfuerzo para prevenir la difusión de las noticias falsas, y para redescubrir la responsabilidad personal de cada uno en la comunicación de la verdad. En los últimos días llegaban a mi móvil dos cadenas de oración, una de ellas (veáse imagen) precisamente referida al Santo Padre que lleva circulando en internet desde hace varios años. Es fácil descubrir si este tipo de cadenas son meros bulos. En el caso las referidas al Papa, el Vaticano recomienda recurrir siempre a sus canales de información, como su sitio web oficial www.vatican.va, www.news.va, es.radiovaticana.va o verificarlo en sitios católicos fiables.

En el caso de otro tipo de cadenas, podemos poner simplemente en google la cadena que es y nos saldrá si se trata de un bulo o es una cadena fiable. No imaginamos el daño que podemos causar reenviando y compartiendo este tipo de cadenas.

Aprovechando las redes sociales, en el Video del Papa de este mes de Junio, el pontífice argentino considera que "internet es un don de Dios" y que su uso conlleva "una gran responsabilidad".  Así mismo nos dice que "La comunicación, sus lugares, sus instrumentos... han traído consigo un alargamiento de los horizontes, un ensanche, para tantas personas".  Finalmente, urgió a que "las redes sociales no anulen la personalidad de cada persona, sino que favorezcan la solidaridad y el respeto del otro en sus diferencias".

Además del riquísimo contenido del video para un espacio de tiempo tan reducido, en mi opinión está muy bien montado acorde a los nuevos tiempos tecnológicos pues el mensaje no llega con los subtítulos en castellano tradicionales, sino que aparecen como si de mensajes de texto o WhatsApp se tratasen, una fórmula atractiva y novedosa.

Por Raúl Pérez Sanz

(Delegación de Liturgia)

 

 

Como ya apuntábamos en el anterior artículo de opinión, centramos nuestra mirada en intentar acercarnos a lo que se celebra en la Eucaristía: el Misterio Pascual.

El Misterio Pascual es el gran anuncio que la Iglesia ha de hacer al mundo y ha de hacerse a sí misma. Cristo, en la Liturgia de la Iglesia, significa y realiza principalmente su Misterio Pascual. Por este Misterio la vida ya no tiene fin, es vida prolongada y enaltecida. Cristo celebra su Victoria. Por ello en la Misa, ni somos nosotros los celebrantes principales ni nos celebramos a nosotros mismos.

El Misterio Pascual se actualiza en la celebración eucarística, en él se llega a la cima del amor. Cristo sufrió mucho, pero amó aún más que sufrió. El Misterio Pascual es la cima del amor; porque en la Cruz se recupera y mejora la obediencia original. Obedecer es amar. Porque en la Cruz se recupera y mejora la pureza original Pureza es amor. Porque en la Cruz se recupera y mejora la donación original. Donación es amor.

El Misterio Pascual fue un misterio largamente preparado desde el principio, todo nos lleva hacia la cruz y la resurrección, y de alguna manera anticipa en la celebración la eternidad.

Por ello en la liturgia de la celebración eucarística no hay ninguna sorpresa. Ya sabemos a lo que vamos y con qué nos vamos a encontrar. Dijo el Cardenal Ratzinger “La liturgia no es un “show”, un espectáculo… no vive de sorpresas “simpáticas” ni de ocurrencias… No debe expresar actualidad, el momento efímero, sino el misterio de lo Sagrado”. Informe sobre la fe 139.

En el próximo artículo estudiaremos ¿quién celebra?

Feliz Tiempo Ordinario, tiempo de educación pausada.

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