(Por la Comunidad de la Madre de Dios de Buenafuente del Sistal)
Queridos hermanos:
En primer lugar queremos agradecer a Nuestro Señor, a Cristo Resucitado, que cada día nos sale al encuentro, no por mérito nuestro, sino porque Él es nuestra Salvación, nuestra Justicia. Libremente se ha entregado “a la muerte y una muerte de cruz” (Flp 2, 8b). En la oración de estos días ya cercanos a Pentecostés, nos brota el anhelo de que el Señor nos conceda descubrir en lo profundo del corazón Su amor incondicional, en nuestras pobrezas, limitaciones y debilidades, y descansar en su amor.