Por Alfonso Olmos

(director de la Oficina de Información)

 

 

Ya estamos en plena temporada de comuniones en las parroquias. Ya ha llegado la locura primaveral del “postureo”, como se dice actualmente en los programas del corazón, a una determinada forma de actuar en los acontecimientos sociales. Las primeras comuniones se han convertido en "mini bodas" donde se celebra a lo grande algo que, muchas veces, ni los niños llegan a comprender del todo, no digamos ya los padres y muchos otros familiares. No les echo la culpa solo a ellos, quizá nuestras catequesis también adolezcan de la profundidad necesaria y del rigor requerido en la formación de los niños.

Por Juan José Plaza

(Delegado diocesano de Misiones)

 

 

EL 25 de Abril celebra la Iglesia  la fiesta de S. Marcos, evangelista. Su nombre aparece con frecuencia en los Santos Evangelios y en las cartas de S. Pablo y S. Pedro, al cual le llama, este último: “Mi querido hijo” (I Pedro 5, 13).

San Marcos fue un activo colaborador en la predicación del Evangelio, fue un buen evangelizador o misionero. Posteriormente escribe uno de los Evangelios sinópticos, que lleva su nombre, recogiendo, según los entendidos, la predicación de San Pedro y, me figuro que la suya propia.

Por Ángel Moreno

(Vicaría para la Vida Consagrada)

 

Quizá sea por el clima, por las largas jornadas, sin apenas luz del sol, por los inviernos intensos, por la inclemencia exterior, por lo que se ha desarrollado en tierras germanas, de una manera especial, la iconografía románica y gótica con motivos marianos.

Fue, precisamente, en Colonia donde, en el siglo XIII, en uno de sus concilios, cuando se aprobó el culto a la virgen, en el paso del descendimiento, que toma el nombre de imagen de vísperas. La mayoría de las representaciones son muy dramáticas, a la vez que expresa una gran ternura. Guardo en mis archivos numerosas reproducciones fotográficas de la que nosotros llamamos Virgen de las Angustias, o Piedad.

Mas, a su vez, se pueden contemplar imágenes de la Virgen María, con expresión maternal, llenas de luz, con un rostro radiante, y una sonrisa insinuada, que atrae la mirada y la piedad de los fieles, que se detienen ante ellas y dejan una vela encendida, para que la llama prolongue la oración, que el peregrino no puede mantener.

Es verdad que muchas de estas imágenes se encuentran en los museos, y algunas de ellas como vestigios sagrados de iglesias derrumbadas, de enfrentamientos bélicos, de ruinas históricas. Ante ellas pienso en la devoción que en su día debieron atraer a tantos fieles, y las plegarias que habrán escuchado. 

Me ha impresionado, al visitar el Museum Schnügen, de Colonia, la cantidad de imágenes de la Virgen, procedentes de templos hundidos, que se muestran, aunque consolidadas, con las huellas de la violencia, algunas sin el Niño Jesús. No obstante, y  a pesar de que permanecen con la mano extendida o la mirada perdida, al no tener el Tú entrañado en su seno, aun en el caso de estar expuestas como objeto de arte, y despojadas del fruto bendito de su vientre, siguen ofreciendo a los visitantes el rostro luminoso y la sonrisa que traspasa la relación que mantienen con el Niño Jesús en sus brazos, o a pesar de haberles sido arrancado.

Impresiona el rostro de paz, y la mirada, que ahora de forma directa ofrece la Madre de Dios a quien se detiene a contemplarla, y creo en el servicio que presta la belleza, la muestra de lo trascendente, la mirada de los rostros de luz, en este mundo tan sombrío, y a veces tan violento.

Dios sigue ofreciéndonos el oasis de la mirada sonriente y entrañable de María.

Por Jesús de las Heras Muela

(Sacerdote y periodista)

 

 

El Rosario es el breviario del pueblo, la dulce cadena que nos une a Dios

Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica, en el nº 2678, “la piedad medieval de occidente desarrolló la práctica del rosario en sustitución popular de la Liturgia de las Horas”.

Del final del Medievo data la representación más antigua de esta adoración: en un tríptico del siglo XV aparece la Virgen con el niño, que tiene en sus manos un Rosario. Algunos Ángeles coronan de rosas a la Virgen mientras Santo Domingo de Guzmán y San Pedro Mártir sostienen su manto protector sobre los fieles. Esta representación se encuentra en la Catedral de Colonia (Alemania).

 

Precedentes

El "Dios te salve, María" ya se encontraba en el Misal Romano desde el año 650, como oración o antífona en la Misa del Cuarto Domingo de Adviento.

Desde el año 1100 al 1200 ya el rezo del "Dios te salve, María" es muy frecuente en varios países y muchas personas que no pueden rezar los 150 salmos (o sea, el Salterio) tratan de reemplazarlos diciendo 150 veces esta oración mariana.

Con anterioridad, a finales del siglo X, el Obispo de Iria Flavia, la actual Santiago de Compostela, San Pedro de Mezonzo, compone, presumiblemente, el rezo de la "Salve, Regina", otra de las oraciones marianas más populares y hermosas y que posteriormente se incluiría como la plegaria conclusiva del rezo del Rosario.

 

El nombre y la forma del Rosario

Antiguamente se le llamaba "Salterio de la Virgen María" porque con su rezo reemplazaban las personas sencillas que no sabían leer o que no tenían libros, el rezo del salterio, o sea, los 150 salmos de la Biblia que los religiosos tenían que rezar cada semana.

Para poder llevar mejor la cuenta de las oraciones, hacían nudos en una cuerda o ensartaban en ella pequeñas pepitas. Después el nombre que se le dio fue el de Santo Rosario. La palabra Rosario significa colección de Rosas; la rosa ha sido siempre un regalo muy estimado para ofrecer especialmente a las mujeres, y la Iglesia ha creído que a nuestra madre del cielo le ofrecemos una verdadera “colección de rosas espirituales” muy agradables para ella, al rezarle 50 veces el Ave María, la oración que el Ángel Gabriel, Santa Isabel y la Iglesia Católica Antigua, compusieron en su honor.

El Rosario es una verdadera colección de “rosas de alabanzas” que obsequiamos a la más bondadosa de todas las madres, a la más bendecida de todas las mujeres y a la más gloriosa de todas las reinas.

El Rosario se compone de cincuenta y nueve pepitas o cuentas repartidas así: Cinco grupos de diez cuentas cada uno para ir contando las 10 Avemarías de cada misterio y entre una decena y otra una cuenta para rezar el Padre Nuestro que va al principio de cada Misterio; finalmente 5 cuentas al principio desde el crucifijo hasta donde empiezan las decenas. Estas cuentas son en honor de las cinco llagas de Cristo, o de los cinco misterios que se van a meditar.

 

Santo Domingo de Guzmán

Se suele considerar a Santo Domingo de Guzmán, religioso burgalés natural de Caleruega, fundador de la Orden de Predicaciones en el siglo XIII, como el autor o el inventor del rezo del santo Rosario, en torno a 1205-1208, como expresión de su amor a la Virgen María y  por inspiración de Ella.

Nos consta que este gran santo solía intercalar series de avemarías en la meditación de los misterios de la vida de Cristo. En su siglo, el siglo XIII, se fijó el número de avemarías –tres bloques de cincuenta, esto es, ciento cincuenta- en evocación de los 150 salmos. Su nombre –rosario- significa rosal, ramo de rosas, que se ofrendan a Santa María la Virgen.

Sea o no sea Santo Domingo el inventor del Rosario, y aunque en tiempo de este santo todavía no se rezaba el Rosario completo como se reza ahora, lo cierto es que él y sus misioneros –los frailes de la Orden de Predicadores, fundados por él y llamados inicialmente los frailes de la Virgen- recomendaron mucho a las personas el repetirle frecuentemente a la Santísima. Virgen el "Dios te salve, María" y el pensar en los Misterios de la Vida, Pasión y Resurrección de Nuestro Señor.

Ya en el año 1483 se ha extendido por muchos países la costumbre de añadir el "Santa María Madre de Dios", al "Dios te salve, María", pero todavía no era costumbre general en ese tiempo rezar el Avemaría completa.

 

Papa San Pío V

En el año 1569 el Papa Pío V prescribe y recomienda a todo el mundo el Rosario tal cual como se reza hoy: con sus Padrenuestros, Avemarías y Gloria. En ese mismo año de 1569, el Papa Pío V con una carta o Encíclica dirigida a todos los cristianos del mundo recomienda rezar el Rosario de la manera como se reza ahora. Con esto quedaba consagrada esta devoción como algo muy propio de los buenos católicos.

A raíz de la victoria cristiana en la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), el Papa S. Pío V, que había pedido a la cristiandad el rezo del Rosario por este motivo, institucionaliza para toda la Iglesia la festividad del Rosario, en acción de gracias por esta victoria, de modo que la fiesta era conocida indistintamente como la Virgen del Rosario o la Virgen de la Victoria hasta que, en 1573, el Papa Gregorio XV estableció como nombre definitivo de la festividad el de Virgen del Rosario.

 

De Pío V  a León XIII

Desde que el Papa Pío V recomienda a todo el mundo el rezo del Santo Rosario, recordando que con esta oración se han obtenido grandes triunfos y el don de la paz y que esta devoción ha demostrado tener gran eficacia para detener las herejías y conseguir conversiones, y que toda persona fervorosa lo debe rezar frecuentemente, la costumbre de rezar el Rosario se vuelve popularísima en todas las naciones.

Al menos diez Papas lo siguen recomendando, y muchísimos santos lo difunden por todas partes. Uno de los Papas que más destacó en su devoción por el Rosario fue León XIII (1878-1903), quien en doce encíclicas y en otros veintidós documentos pontificios recomienda a los fieles el rezo del Rosario. Es llamado el "Papa del Rosario". El fue quien consagró el mes de octubre al rezo del Rosario.

 

Siglos XIX y XX

En Lourdes (Francia), en 1858, la Virgen María se aparecería en dieciocho ocasiones ante Santa Bernardette Soubirous, llamándola al rezo y a la difusión del Rosario. En las apariciones de Fátima (Portugal), en 1917, la Virgen volvería a aparecerse con el Rosario en sus manos y se presentaría como la Virgen del Rosario. A los tres niños, testigos de estos hechos, los ya Beatos Jacinto Francisca, y la monja Carmelita descalza Sor Lucía, fallecida en el mes de febrero de 2006, les recomendó el rezo y su divulgación a favor de la salvación del mundo.

Unos de los Apóstoles  más destacados de la promoción del rezo del rosario en el corazón del siglo XX fue el norteamericano Padre Patrick Peyton, quien afirmaba que "la familia que reza unida el rosario permanece unida". Realizó numerosas  campañas de difusión del Rosario y editó unas películas sobre los misterios del Rosario, que se emitieron en el mundo entero.

 

"El rosario es mi oración preferida"

Ha entrado ya en los anales de las páginas de la historia del Rosario el Papa Juan Pablo II (1978-2005). Poco después de su elección pontificia, el 16 de octubre de 1978, en el corazón del mes de rosario, el Papa Wojtyla afirmó que "el rosario es mi oración preferida". Y son numerosas las imágenes y los testimonios de Juan Pablo II rezando el Rosario.

Pero, si lo anterior fuera insuficiente para entrar en la historia del Rosario, el Papa Juan Pablo II dedicada el año 2002-2003 (de octubre a octubre) al Rosario, escribe la bellísima Carta apostólica "El Rosario de la Virgen María" y crea cinco nuevos misterios, los misterios de la luz o luminosos o de la vida pública del Señor, situando rezo semanal para los jueves, reordenando la distribución semanal de los otros misterios: Gozosos, los lunes y los sábados; dolorosos, los martes y los viernes; gloriosos, los miércoles y los domingos; y luminosos, los jueves.

 

La belleza de esta oración tan sencilla y profunda

En las palabras previas al rezo del Angelus del domingo 1 de octubre de 2006, el actual Papa Benedicto XVI enriqueció las frases y definiciones del Rosario con el siguiente y bien hermoso texto:"... Es como si cada año Nuestra Señora nos invitara a redescubrir la belleza de esta oración tan sencilla y tan profunda. El amado Juan Pablo II fue un gran apóstol del Rosario: le recordemos arrodillado con la corona entre las manos, inmerso en la contemplación de Cristo, como él mismo invitó a hacer con la carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae». El rosario es oración contemplativa y cristocéntrica, inseparable de la meditación de la Sagrada Escritura. Es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, en el seguimiento de Jesús precedido por María. Desearía invitaros, queridos hermanos y hermanas, a rezar el rosario durante este mes en familia, en las comunidades y en las parroquias por las intenciones del Papa, por la misión de la Iglesia y por la paz del mundo".

 

Francisco, papa también del Rosario

«Sería hermoso si, sobre todo en este mes de mayo, ¡se rezase juntos en familia, con los amigos, en la parroquia, el santo Rosario o alguna oración a Jesús y a la Virgen María! La oración todos juntos ¡es un momento precioso para hacer aún más sólida la vida familiar, la amistad! ¡Aprendamos a rezar cada vez más en familia y como familia!». Esta frase está tomada de la Audiencia General del Papa Francisco del miércoles 2 de mayo de 2013.

Y he aquí dos mensajes en Twitter del Papa Francisco sobre el Rosario: «Sería hermoso, en este mes de mayo, recitar juntos, en familia, el Santo Rosario. La oración fortalece la vida familiar» (3-5-2013); y «El mes de mayo, dedicado a la Virgen María, es un momento oportuno para comenzar a rezar el Rosario todos los días»(17-5-2014).

 

Oración del Rosario

"Oh Bienaventurado Rosario de María,
dulce cadena que nos une a Dios,
vínculo de amor que nos une a los ángeles,
torre de salvación contra los ataques del infierno,
puerto seguro en nuestro naufragio universal,
nunca te abandonaremos.

Serás nuestro alivio en la hora de la muerte;
tuyo nuestro último beso mientras que nuestra vida se consume.
Y, la última palabra de nuestros labios será tu dulce nombre,
Oh Reina del Rosario de Pompeya,
Oh queridísima Madre, Oh Refugio de los Pecadores,
Oh Soberana Consoladora de los Afligidos.
Seas Tú bendecida en todas partes, hoy y por siempre, en la tierra y en el cielo".

Beato Bartolo Longo
(Apóstol del Santo Rosario)

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